EL ENGAÑO A BOGOTA

Con los dos últimos alcaldes los bogotanos no solo hemos perdido el avance y progreso que tuvo la ciudad, gracias a unas muy buenas administraciones pasadas, sino que el hecho de volver a elegir a un candidato como Samuel, a sabiendas de cómo había dejado la ciudad su antecesor, nos comprueba que en materia electoral seguimos siendo una vereda tropical, donde el “político” de turno nos endulza el oído con falsas promesas y en el mejor de los casos con un tamal.

Primero el alcalde Garzón quien no permitiría nuevos impuestos y supuestamente nos dejaría una ciudad mucho mejor que la recibida de los dos mejores alcaldes que ha tenido la ciudad, antes de salir nos deja de regalito navideño un impuesto de valorización que si bien no fue de su iniciativa, si fue hábilmente manejado para que su cobro se realizara solo después de efectuadas las elecciones del nuevo alcalde. Unas calles colmadas nuevamente de vendedores ambulantes y destrozadas, y un plan de reparcheo “Armando Calles”, en el cual se invirtió mas en publicidad que en verdaderas obras (en un claro y descarado apoyo al candidato de su partido), que termino en un fracaso total y esperemos que también en investigaciones administrativas y penales por parte de los entes de control.

Llega el alcalde Samuel, quien pese a planteamientos serios y técnicos expresados por algunos de los otros candidatos, promete en forma olímpica e irresponsable que en su mandato no habrá ampliación del pico y placa, ni habrá mas impuestos, ni habrá peajes, ni habrá nada que le quite votos en ese momento. Y no solo continúa la pésima administración anterior sino que la empeora. En tan solo un año la inseguridad se dispara, los trancones se vuelven insoportables, las calles terminan de destruirse, el Transmilenio abandonado, el transporte publico sin control y la ciudad en un caos total de ventas ambulantes y desaseo. Han pasado tres secretarios de movilidad y el secretario de educación esta siendo investigado por irregularidades en su despacho. Mejor dicho, el panorama no puede ser peor.

Lo cierto es que las medidas adoptadas por la administración distrital este fin de semana no son buenas o malas ni urgentes hoy. Ya lo eran desde cuando aun era candidato el alcalde Samuel y debieron haberse tomado incluso desde la administración anterior. Propuestas que fueron anunciadas en forma responsable y en su momento por los candidatos Peñalosa y Florez, pero que no eran de buen recibo entre los capitalinos, por lo que el actual alcalde prefirió asumir una posición contraria buscando el favor de los votantes.

Desafortunadamente en ocasiones como esta, el electorado premia el engaño y castiga la verdad. Seguimos creyendo en políticos que nos hablan bonito y con falsas promesas, en aquellos que van prometiendo puentes donde no hay ríos o metros donde no hay plata.

Los bogotanos hemos perdido mucho con este par de administraciones del Polo, Dios quiera que no hayamos perdido también el instinto de arrepentimiento y reacción.