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TEMORES DE UN PRESIDENTE
A propósito del referendo y de los juicios que suscita dentro del país y fuera de él, la verdad anda algo extraviada. Petro nos ve oscilando entre la democracia y la dictadura. Y el periodista español Miguel Ángel Bastenier escribe en El País que "los desaguisados de los últimos cuatro años harían enrojecer hasta un dictador". "Colombia, como Dorian Grey -escribe-, no se mira en el espejo. (Un espejo de horrores que sólo él y sus informantes mamertos ven.) Menos mal que en El País hay redactores que no tienen su viejo estrabismo ideológico.
La verdad sobre la coyuntura que vivimos debemos buscarla sin pasión. Es cierto que el referendo y la reelección del presidente Uribe son mal vistos en el exterior, incluso entre amigos y defensores del Gobierno. Es cierto también que todo ello sienta un precedente peligroso para el futuro de la República. Pero es injusta la analogía que suele hacerse de esta alternativa con las travesuras monárquicas de un Chávez, un Correa o un Evo Morales. No es el apetito de poder lo que mueve a Uribe a buscar un tercer mandato. Lo ha reiterado casi con angustia. No quiere que sea esta la imagen que guarden de él las nuevas generaciones. Habla de una encrucijada en el alma y debe creérsele.
¿Por qué, entonces, no renuncia a tal opción? Algunos incondicionales suyos creen que se siente obligado a atender el clamor de un 80 por ciento de los colombianos. Tal apoyo es real, lo percibe uno cuando habla con el colombiano raso. Pero -estoy seguro de ello- lo que realmente mueve al presidente Uribe es el temor de que este inmenso caudal electoral se diluya cuando su nombre no entre en juego. Riesgo real, por cierto.
Figuras capaces de sucederlo en el poder las hay. Buen presidente sería Juan Manuel Santos y buena y relumbrante en el panorama continental, Noemí Sanín. Pero también otros candidatos fieles al Presidente tendrían las condiciones necesarias para proseguir su política de seguridad democrática.
Lo malo es que cualquiera de estas candidaturas podría naufragar por falta de un acuerdo para determinar cuál es la más viable. A cada precandidato se le encuentra alguna falla. Se dice que Santos carece de ese halo engañoso llamado carisma. A Noemí se le ha visto injustamente como evasiva y distante de Uribe por haber anunciado que llevaría su candidatura hasta el final y por su franca crítica al bazar persa en que parecía convertirse el voto de los parlamentarios. 'Uribito' vive un mal momento con el escándalo de AIS. Vargas Lleras es juzgado como desertor del uribismo.
Cualesquiera de ellos que llegue a una segunda vuelta se encontraría ante el riesgo de que un Sergio Fajardo, dueño de una ambigüedad que le permite ganar adhesiones entre amigos y opositores de Uribe, decida no cerrar la puerta a un diálogo con la guerrilla para quedarse con los votos del Polo y del Partido Liberal.
¿No hay otra alternativa que la reelección para conjurar este riesgo? Encuentro dudas entre los propios amigos del Gobierno.
Cabría la opción más transparente de forzar una amplia consulta para encontrar un fuerte sucesor de Uribe. Lo importante es no volver atrás, al engañoso cuento del diálogo en detrimento de una política de firmeza, opción auspiciada por un Chávez y los amigos de las Farc. La política de seguridad democrática debe abrir una nueva etapa de lucha que impida los desafueros de una justicia infiltrada contra los mejores cuadros militares, afronte los problemas de la crisis económica y de la pobreza, rompa con un clientelismo de nuevo rampante y mantenga firmeza y serenidad frente a las amenazas de nuestros belicosos vecinos. Es la única real salida a la incertidumbre hoy vive el país.
5 comentarios:
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Lo triste es que como va, uribe terminará como muchos presidentes, en un tribunal internacional como el expresidente de kosovo, como Fujimori y otros. Tal vez es ese su afán de otros años más en el poder, borrar tantas evidencias, o que el amnésico pueblo olvide...
ResponderEliminarSi hay alguien que no quiere reelección son los mismos uribistas: Santos, Vargas Lleras, Uribito, Nohemí... porque ellos también quieren la silla presidencial. NO puede olvidarse que simplemente lo que hay es el préstamo de la silla preesidencial de la vieja oligarquía, a la neo-oligarquía emergente con recursos del narco y para...
ResponderEliminarLo cierto es que aun cuando un tercer mandato no es visto bien ni entre propios ni entre extraños, no hay una persona que encarne toda la popularidad de la que goza el presidente Uribe. Como bien lo dice el columnista esa popularidad se atomizaria y entonces caeriamos en el peor de los mundos con un triunfo de la izquierda recalcitrante o de aquellos "mano" blanda amigos del dialogo. Para no ir muy lejos ahi tenemos el caso de Bogota y sus nefastas administraciones del Polo.
ResponderEliminarLa verdad no me gustaria para nada un nuevo periodo del presidente y a titulo personal me inclino por German Vargas como digno sucesor y continuador de la tarea de Uribe, pero si me toca elegir entre lo que no me gusta (reelección) y lo que detesto (izquierda), me quedo con el menor de los males.
EL GANIO QUE ESCRIBE QUE A URIBE LO JUZGARÁ UNA CORTE......INTELIGENTE MAMERTO.......MINIMO ES DEL POLO-FARC....DE LOS QUE INFILTRA LA POLO-CORTE....
ResponderEliminarParece que todo llevará a periodos indefinidos de reelección. Y entonces... qué tal que un mamerto llegue al poder??????? Téngase madre... El precedente es nefasto. Hay que confiar en la democracia, no hay otra.
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