FRANQUEZA OBLIGA
Haga memoria, caro lector, y comprobará que hace ya mucho tiempo no oye decir que estemos en el fin del fin de la guerra. Al contrario, con todo lo interesadas y malintencionadas que sean, se levantan voces en su entorno que hablan de un nuevo principio, de un resurgimiento de los grupos violentos en Colombia.
Algo muy grave ha tenido que pasar y conviene averiguarlo. Porque ya no sabemos de las hazañas del Ejército que derrota, aquí o allá, a la guerrilla de las Farc o del Eln. Que cuando se registra alguna acción, invariablemente está ligada a un bombardeo de la Fuerza Aérea o a cierto operativo de la Policía. Esa extraña suerte de abulia para el combate proviene de las fuerzas de infantería, hasta ayer las que llevaban banderas de victoria por todos los rincones de la Nación.
Si afinamos el análisis, no podrá remitirse a duda que tiene el fenómeno conexión causal con los acontecimientos del 29 de octubre del 2008, cuando en rueda de prensa el presidente Uribe y el ministro Santos anunciaron la destitución de 27 militares, desde generales a sargentos, relacionados con la muerte de los jóvenes de Soacha.
Agreguemos que un año después de aquella injusta purga no hay una sola investigación, ni un cargo, administrativo o penal, contra ninguno de los destituidos y que conocido el expediente que contra ellos montó el general Suárez, no hay en sus pesadas páginas una sola referencia a que pudieran tener responsabilidad, por acción o por omisión, en aquellas muertes que nadie probó producidas a mansalva.
Derrotadas las Farc en la batalla, vinieron en su ayuda los guerrilleros de código y escritorio, que apoyados en la debilidad del mando civil han tenido un éxito portentoso. El Ejército no quiere combatir. Los oficiales no salen de sus unidades a buscar enemigos para enfrentarlos, sino repasando en su memoria pesadas instrucciones que les entregan para no incurrir en un exceso, en una desproporción de fuerzas, en una equivocación. Si antes temían no ser eficaces, hoy le huyen a la eficacia como a la peste.
Cuarenta años de cárcel es peor que la muerte, para los hombres que aprendieron a enfrentarla con una sonrisa en los labios y en el corazón con la alegría de sacrificarse en el altar de la Patria. Pero la infamia, el deshonor, la ruina moral no están entre sus cálculos. Ni en los de ningún ejército del mundo.
Estamos librando, desde esa cenicienta mañana de aquel octubre, la más grotesca guerra que jamás se libró. No la que enfrenta al enemigo para destruirlo, sino la que responde a la Fiscalía por cualquier acción triunfante.
El jefe de tropa sabe que terminada una operación exitosa se convierte de jefe de la unidad militar en "primer respondiente" ante una Fiscalía plagada de mamertos. Porque la Justicia Penal Militar salió de la Constitución por un papel que firmaron entre el ex fiscal Iguarán y el ex ministro de Defensa Camilo Ospina.
No podemos olvidar los días en que el presidente Uribe ordenaba a todos los comandantes que salieran de las oficinas para acudir al combate. No quiero un ejército de burócratas. No quiero ver oficiales llevando y trayendo papeles en los pasillos de los edificios. Los quiero guerreando por esta Patria que vamos a salvar, era el mensaje del Presidente. Siete años después, el mismo Presidente les exige que llenen papeles, que no olviden los sellos y las firmas, que se llenen de actas, declaraciones e informes. Y que tengan cuidado si producen bajas enemigas.
Ahora se llaman 'falsos positivos'. Abajo la guerra y que viva el papeleo, es la consigna nueva. Lo que supone, obviamente, ganar en el papeleo y perder la guerra. Por eso desapareció el fin del fin del vocabulario militar. Dicho sea con honrada franqueza.
4 comentarios:
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señor londoño no pudo decirlo de otra manera mejor y certero el mismo presidente se encargo de que la tropa no combata mas ni tarados que fueran sabiendo que despues de dar de baja a un maldito asesino terrorista al tiempo lo juzguen y lo condenen es preferible cumplir la orden de caminar y caminar nada mas lastima por colombia desgraciadamente esa es la democracia hacerle daño a la democarcia
ResponderEliminarPor favor señor presidente, que la sangre y el sacrificio de militares y policias no sean deshonrados, PASO DE VENCEDORES, usted es el comandante en jefe de estos aguerridos y valientes hombres y mujeres, que la gloria de los sacrificados no se marchite; que la burocracia mamerta no nos venza. ABUYIN
ResponderEliminarESta pagina fomenta el odio y la intolerancia entre los colombianos, les adjunto esta oracion de Gandhi para que reflexionen
ResponderEliminarGANDHI
ORACION
Señor...
...Ayúdame a decir la verdad
delante de los fuertes y a no decir
mentiras para ganarme el aplauso
de los débiles.
Si me das fortuna, no me quites la razón.
Si me das éxito, no me quites la
humildad.
Si me das humildad, no me quites
la dignidad.
Ayúdame siempre a ver la otra
cara de la medalla,
no me dejes inculpar de traición
a los demás por no pensar
igual que yo.
Enséñame a querer a la gente
como a mí mismo y a no juzgarme
como a los demás.
No me dejes caer en el orgullo
si triunfo, ni en la
desesperación si fracaso.
Más bien recuérdame que el
fracaso es la experiencia que precede al triunfo.
Enséñame que perdonar
es un signo de grandeza y que la venganza
es una señal de bajeza.
Si me quitas el éxito, déjame
fuerzas para aprender
del fracaso.
Si yo ofendiera a la gente,
dame valor para disculparme
y si la gente me ofende,
dame valor para perdonar.
¡Señor...si yo me olvido de tí,
nunca te olvides de mí!
Mahatma Gandhi
Vaya, hace ya un buen rato que no actualizan este blog... fué que se acabaron los mamertos?
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