EL TAMAÑO DE LA OPOSICION


Se definirán este domingo la magnitud real de la oposición y la situación interna de dos partidos.
A falta de una encuesta en profundidad, no existen elementos de análisis que permitan prever lo que puede ocurrir este domingo en relación a los candidatos que obtendrían mayorías. Ello no quiere decir que las consultas pierdan importancia.

El Liberalismo y el Polo no han transmitido un discurso programático y han hecho girar sus campañas y cuñas en uno anti reelección. Es decir, por voluntad propia, han convertido las consultas en un termómetro frente a una nueva reelección.

El clima político se va a medir teniendo en cuenta los niveles de participación y las preferencias por candidatos. Para ello son fundamentales los antecedentes que le colocan retos al Partido Liberal y al Polo. Para el movimiento Mira, en cambio, todo va a ser ganancia.

El Liberalismo oficial tiene el reto de superar resultados de anteriores consultas. La que ratificó los estatutos en el 2000, 2500.000 votos y la de las presidenciales anteriores, 2.460.000.Si se tiene en cuenta que el censo electoral es ahora de 29.000.000, una votación “aceptable” debería ser al menos del orden de 2.900.000, sumados los diferentes candidatos.

Debe tenerse en cuenta que el transfuguismo hizo arribar al partido Liberal muchos concejales, que los cuerpos locales se juegan este domingo, que bastantes Conservadores participarán, por la cercanía histórica del candidato Pardo con ese partido, lo que haría prever una votación aún mayor; lo contrario, significaría una derrota que podría ocasionar un relevo en el congreso de final de año.

Ya se escuchan voces que cuestionan y deslegitiman, por anticipado, los resultados si son inferiores a las expectativas, como el pre candidato Alfonso López, quien dijo que si el ganador no saca una ventaja contundente no se le debe entregar la dirección del partido.

El Polo, por su parte, tiene el reto de superar los resultados de 2005 cuando obtuvo 1090000 votos. Está claro que los 2600.000 de Carlos Gaviria en las presidenciales recogieron mucho de sectores tradicionalmente Liberales que consideraron “inútil” votar por Serpa. ¿Se repetirá este domingo? No parece probable.

Por el contrario, parece seguro que en ese partido se definirá el pulso entre la “izquierda” tradicional de Gaviria y la de “opinión”, ahora encarnada por Petro.¿ Apoyará este a Gaviria si pierde? O se irá con los trillizos, adonde su amigo Lucho? Mucho dependerá del volumen de votación y de las diferencias.

Las consultas definirán también quien tiene hoy más votos en la oposición, entre el Liberalismo oficial y el Polo. Esto será importante en la conformación de las alianzas para enfrentar al Presidente Uribe, si es candidato, o al de la actual coalición. Vale decir que la llegada de Nohemí Sanín al Conservatismo, con una clara agenda anti reelección, hace factible una próxima ruptura en ese partido.

Estas consultas se realizan en un ambiente político poco claro, por la incertidumbre en la participación en las presidenciales de quien es sin duda el mayor elector: Álvaro Uribe. A pesar de ello servirán también para establecer, junto con el volumen real de la oposición, si la conducta de los electores se asimila al comportamiento mediático, en el cual el Liberalismo oficial parece sacar ventaja sobre el Polo en los últimos meses.

Posdata: Al tiempo que conservadores participaran en la consulta Liberal, muchos Liberales lo haremos en Blanco o no votaremos. La “abjuración” “anti” que debieron hacer los precandidatos es una forma de poner cortapisas a la Libertad, esencia y razón de ser de nuestro partido.

LA HORA LLEGADA


Muchos se niegan a advertir que aquí, en los últimos cuarenta años, ha ocurrido una revolución. Una clase social ha ascendido al poder. El viejo país bipartidista ha sido desbordado, y todo lo bueno y lo malo del poder que gobernó a Colombia durante dos siglos será arrastrado por este viento, que tuvo la oportunidad de ser el gran reinventor del país, pero que será posiblemente recordado como un viento de demoliciones.

El poder que nos gobierna no es un ser bueno o malo, sino una fuerza histórica que se ha medido con los viejos poderes, aprovechando sus talentos, sus inventos, sus defectos, para la tarea asombrosa de demoler un orden de siglos. No le alcanzó su ambición para ser capaz de construir un país nuevo, más justo, más equilibrado, más digno, aunque tuvo todo en sus manos para hacerlo.

Increíblemente, un hombre habrá sido capaz de gobernar a Colombia durante más de una década. Y nadie puede dudar de que la ha gobernado. Con inteligencia, con memoria, con laboriosidad, con desvelo, con arrogancia, con cinismo, con audacia. A su lado todos los gobernantes anteriores de Colombia prácticamente desaparecen.

Y es una lástima que eso no signifique que Uribe Vélez salvó al país. Pero es natural que sea así. A los países no los salvan unos cuantos hombres, por hábiles que sean; los países tienen que salvarse a sí mismos y Colombia es todavía una democracia de ventrílocuos, donde lo que dicen las mayorías no parece salir de sus corazones: casi se ve el movimiento de los labios que dictan las verdades.

Todo el mundo sabe qué poder es éste. Todo el mundo en Colombia lo sabía hace ya ocho años. Pero muchos que lo ayudaron a triunfar fingen ahora estar sorprendidos con sus políticas, con sus audacias, con sus maniobras. Después de haberle entregado todo quieren dar marcha atrás, volver al regazo tibio del viejo país del bipartidismo. Pero el bipartidismo dos veces secular ha muerto en Colombia y los actuales dueños del poder son gentes distintas. El viejo establecimiento forma ahora parte de su servidumbre y me temo que no sobrevivirá como casta al experimento.

Colombia empieza a caminar por lo desconocido. Si no fuera por lo terribles que se anuncian los hechos, uno podría sentir la satisfacción de que una era tan oscura haya sido clausurada. Aquella democracia de fachada, con sus prohombres, sus oradores, su aristocrática prensa libre, su formal división de los poderes públicos y sus ostentosas garantías constitucionales siempre exhibidas ante el mundo y siempre negadas a los propios ciudadanos por un eterno decreto de turbación del orden público, con su elocuencia y su elegancia, y por debajo de todo su incesante río de sangre, va a ser sustituida, ya lo está siendo, por un régimen mucho menos hipócrita, aunque no por ello más generoso; por un régimen de una franqueza escalofriante.

Temo que será terrible para Colombia, pero su única y no desdeñable virtud es que será mucho más breve. Los poderes y los intereses que se han tomado el poder en Colombia, no sólo con el aplauso de la vieja élite y con la aclamación de los medios, sino con el clamoroso beneplácito de buena parte de la sociedad, no dejarán posiblemente en pie ninguna de las pocas virtudes de la vieja democracia colombiana.

Hay en la historia poderes que vienen por todo; pero, como corresponde a su carácter, terminarán disputándose, unos con otros, los restos del festín de la vieja república.

Y tal vez entonces, por fin, el pueblo siempre excluido, siempre postergado, siempre acallado, ese que supo siempre de qué se trataba, y que no votó nunca, ni se entusiasmó con un carnaval del que sólo le tocaban los huesos, ese pueblo laborioso y escéptico, intuitivo y paciente, sabrá alzar su muchedumbre de voces y construir, por fin, un país respetable.

EL COMPROMISO DE NOEMÍ


LLEGARÁ EN LA TARDE DE HOY A LA SEñorial casa del directorio nacional conservador la ex embajadora Noemí Sanín para inscribir su nombre en la lista de precandidatos a la Presidencia de la República por esa colectividad.
No es del caso traer a la memoria la multiplicidad de oportunidades que la rutilante funcionaria renegó del partido de Caro y Ospina. Ella se defenderá y seguramente se comparará con Simón Pedro, quien negó tres veces a Jesús antes de que cantara el gallo y por eso no dejó de ser el apóstol sobre el que se erigió la Iglesia.

Les ha dicho a los colombianos que es la persona predestinada para continuar el proyecto político del presidente Uribe al que trata con osada familiaridad. “Álvaro, usted y yo hemos entregado la vida entera a la patria” le escribió el pasado 20 de julio en la nota que protocolizó su retiro de la Embajada ante el Reino Unido.

Bastante desigual resulta la Noemí de las cartas y declaraciones a los medios de comunicación de la que estuvo el lunes de la semana pasada en la casa privada del Jefe de Estado y a quien sin ruborizarse inculpó de la “compra del referendo en la Cámara de Representantes”.

Cuando los demás contertulios, empezando por el presidente Uribe le exigieron que exhibiera las evidencias que sustentan la temeraria imputación, la precandidata se salió por la tangente diciendo que ella aprecia mucho al ministro Valencia Cossio, pero “todos lo vimos comprando eso”.

La acusación es delicadísima. Si Noemí Sanín tiene pruebas de que el Gobierno, a través de su Ministro del Interior, cometió algún delito durante la aprobación del referendo reeleccionista, está en la obligación de entregárselas, cuanto antes, a las autoridades judiciales correspondientes para que éstas procedan en consecuencia.

No la tendrá fácil el Partido Conservador. A partir de ahora, una de sus precandidatas es una soterrada opositora del Gobierno y de la seguridad democrática. Dudo mucho que Juan Manuel Corzo, Jorge Hernando Pedraza, Hernán Andrade y Ubeimar Delgado, principales patrocinadores de Noemí Sanín, estén tranquilos con la actitud adoptada por ella. A seis meses de las elecciones, estos congresistas saben a ciencia cierta que sus electores, antes que conservadores, son uribistas y por supuesto reeleccionistas.

Creo que es hora de que los precandidatos conservadores pongan sus cartas sobre la mesa. Sabemos que Noemí Sanín está en contra de la reelección, pero todavía no conocemos su opinión respecto de otro asunto fundamental.

Me refiero al espinoso tema del despeje frente a un eventual proceso con la guerrilla. Cuando el Caguán agonizaba, Noemí fue parte del grupo de candidatos presidenciales que se desplazó a aquella zona desde la que los terroristas cogobernaron a Colombia durante cuatro largos años.

¿Estará dispuesta a firmar un documento público en el que se comprometa a no despejar un solo centímetro del territorio nacional en caso de resultar elegida como presidenta de Colombia? Por el bien del partido en el que ahora decidió militar sería muy provechosa una postura en ese sentido. ¿Será que sus colaboradores, muchos de ellos defensores a ultranza de la negociación a cualquier precio con la guerrilla se lo permitirán? Sinceramente lo dudo.

El compromiso de Noemí no es con la seguridad democrática, ni con los principios conservadores. No. Ella es esclava de su vanidad, defecto que al decir de Jacinto Benavente hace siempre traición a la prudencia y a los intereses de las personas.

EL SONSONETE DE MONCAYO



¿A quién le interesa la liberación de Moncayo? Es la pregunta obligada que se hace el pueblo colombiano. Desde hace un tiempo para acá, el colombiano del común está siendo bombardeado día y noche sobre el caso del secuestrado Pablo Emilio Moncayo. Su padre, en su dolor, ha realizado caminatas, ha viajado al exterior y ha utilizado a los medios de comunicación para exigirle ferozmente al gobierno nacional y tímidamente a las FARC que liberen a su hijo. En su campaña, por buscar que el grupo terrorista libere a su hijo después de 12 años de secuestro inhumano, el profesor Gustavo no ha escatimado ataques en contra del presidente Uribe. No hay escenario en donde él no le endilgue responsabilidad exclusiva al mandatario y exonere a las FARC de la suerte de su hijo. De ahí, que buena parte de la sociedad colombiana esté empezando a fastidiarse de él.

La liberación del Cabo del ejército ha sido usada sin ningún tipo de pudor por el ala propagandistica y política de la estructura criminal colombiana para fustigar al gobierno colombiano. En su estratagema, recurren a tratar de engañar al pueblo colombiano sobre un supuesto acuerdo humanitario que conduzca, según ellos, a la liberación de todos los secuestrados y a la paz para Colombia. Ellos, van por el mundo pregonando la falta de interés del presidente Uribe por la liberación de Moncayo, aún más, dicen que el mandatario es insensible al clamor de los familiares del secuestrado por las FARC, pero a la estructura terrorista no le exigen nada.

El caso de Moncayo recuerda al de Ingrid Betancourt. El tiempo que la ex candidata presidencial estuvo plagiada sirvió para que los enemigos de la institucionalidad colombiana atacaran sin tregua al gobierno, escudándose en la liberación de ella. No hubo escenario en donde además de los familiares de ésta, salieran personajes de dudosa reputación a exigir al gobierno nacional que arrodillara la democracia colombiana ante los barbaros de la manigua. El periplo que hicieron tanto familiares como los oportunistas, muchos de ellos conocidos ampliamente por su cercanía con la estructura terrorista de las FARC, buscaba que el gobierno nacional bajara la intensidad de la ofensiva militar en contra de sus aliados de la manigua.

El epílogo de la liberación de Ingrid fue positivo para el país, debido a que se logró su rescate por la vía militar. Esta liberación permitió conocer tanto por el país como por la comunidad internacional, el compromiso del presidente Uribe por lograr arrebatarles a estos colombianos, que se pudren en la manigua, a sus verdugos y carceleros.

Ahora bien, el rescate de Ingrid le dejó al país una experiencia que es bueno tenerla en cuenta para los casos de los demás secuestrados que aún se encuentran en poder de las FARC. La enseñanza que le dejó al pueblo colombiano este rescate, es que la suerte de los secuestrados no puede ser usada en desmedro del resto de la población colombiana. Las liberaciones sólo le interesan, realmente, es a sus familiares, de ahí que una vez la obtienen, por los medios que sean, dejan de importarles las de los demás. Peor aún, le importa un bledo el resto de la sociedad colombiana.

El pueblo colombiano no puede seguir permitiendo que por buscar la liberación de Moncayo, el gobierno tenga que hacer concesiones al grupo terrorista por las que toda la población tenga que pagar más adelante. No se puede seguir invocando la falsa solidaridad. Las cosas son como son o dejan de ser, dice el adagio popular, pero la experiencia vivida por la sociedad colombiana ratifica que el resto de los colombianos no debe pagar por una decisión arbitraria de una estructura criminal que ha enlutado al país.

Hoy, de los familiares de Ingrid no se ha vuelto a saber nada. Ellos, aún no le han pedido perdón al gobierno ni al pueblo colombiano por sus campañas en contra del país. Hoy, felices por el rescate militar que logró la libertad de la ex candidata se les ha olvidado el daño que en su momento le infligieron a la sociedad colombiana por alinearse con los terroristas de las FARC y sus aliados en la civilidad.

El despropósito de obligar al pueblo colombiano a someterse a la voluntad de los criminales y de sus aliados debe motivar al colombiano del común a protestar. No se puede seguir permitiendo que la liberación de este colombiano, al cual le fue le violentado hace 12 años su derecho a la libertad, se convierta ahora en un caballito de batalla de los amigos de las FARC para bombardear las políticas del gobierno.

La manera alevosa como el profesor Moncayo ha querido arrodillar al estado colombiano, para lograr la liberación de su hijo, merece el rechazo en pleno de la sociedad colombiana que ha sufrido durante décadas muerte y desolación de manos a los cuales él les rinde pleitesía.

El sonsonete en que ha convertido el profesor Gustavo la liberación de su hijo, poco a poco, le ha ido granjeando el rechazo del pueblo colombiano. Las declaraciones que ha dado durante sus caminatas despiertan desconfianza en la sociedad, debido a que ellas están cargadas de resentimiento en contra del país, pero de alabanzas en favor de sus verdaderos enemigos como lo deben ser las FARC.

El colombiano del común entiende que sólo en este gobierno ha sido posible que el secuestro, extorsión y ataques en contra de la población civil realizada por parte de los grupos terroristas colombianos, hayan disminuido de manera significativa. Para muchos de los aliados de las FARC, este cambio que ha vivido el país los perjudica, debido a que no pueden seguir alimentándose del horror y la desolación sufrida por el pueblo colombiano.

Por último, el colombiano del común entiende que una vez se logre la liberación de Pablo Emilio, a sus familiares poco le importará la suerte del resto de la sociedad colombiana. Por eso es que el gobierno no debe claudicar en su empeño de derrotar a estos criminales y a sus aliados que durante décadas se ensañaron en contra del país. Por lo tanto, no debe permitir que las FARC y sus aliados logren sus propósitos.

La ñapa: El gobernante venezolano todos los días ratifica su condición de hazmerreír. Ahora ha iniciado un periplo por el mundo gastando millones de dolares del pueblo venezolano para tratar de mostrarse como un estadista, pero lo que logra es diametralmente opuesto. Sólo los que le reciben dineros son los que le aplauden su acto circense digno de los mejores payasos del mundo. Faltó que durante ese viaje lo haya acompañado Teodora y Moncayo para completar la rutina circense.

¡OTRA VEZ LA CORTE!


Nuevamente la Corte Suprema decide atravesársele en el camino al presidente Uribe. Ahora resulta que para ella ninguno de los tres candidatos de la terna que le envió el Presidente es idóneo para ser nombrado como Fiscal General de la Nación, a pesar de que todos cumplen con los requisitos que exige la Constitución Nacional para tal efecto, a saber: ser colombiano, ser abogado, no haber sido condenado por algún delito, tener una experiencia suficiente y un buen ejercicio profesional.

La Corte no ha argumentado ni demostrado que los ternados no cumplen con las exigencias legales. Pero ha trascendido que para la Corte no son elegibles porque no son expertos en derecho penal, o porque son muy cercanos al presidente Uribe. Argumentos que son deleznables, no sólo porque tales exigencias o impedimentos no están incluidos en ninguna norma legal, sino porque en el pasado han sido nombrados fiscales generales personas que no eran penalistas, y, al menos uno, que había sido funcionario del gobierno que lo postuló.

La Corte está obligada por la Constitución a escoger un Fiscal de entre los candidatos que le presente el gobierno, siempre y cuando cumpla con los estrictos y exclusivos requisitos contemplados en la Ley. El Presidente participa en la designación del Fiscal, puesto que con él debe actuar armoniosa y cooperativamente para guardar el orden y garantizar el cumplimiento de la Ley. Claro está, guardando la independencia debida, puesto que la Fiscalía es parte de la rama judicial, que por definición constitucional es independiente del Ejecutivo. Anotemos de paso que en Estados Unidos el Presidente nombra directamente al Fiscal, previo visto bueno del Congreso.

En Colombia la Corte no tiene ninguna facultad legal para negarse a escoger el Fiscal de entre los postulados por el Presidente para el cargo. Claro, como escoge sólo a uno, puede y debe descartar a los otros dos. Pero, si cumplen las condiciones legales, no puede vetar a los tres. Pero para poder hacerlo, de una manera a nuestro parecer irregular, la Corte está sacando de la manga nuevas exigencias de su propia cosecha y así poder objetar la terna que le ha enviado el Presidente. Así le hace un esguince a la imposibilidad legal de devolver la terna al Ejecutivo, como la misma Corte lo reconoció en el mes de julio del presente año cuando, respondiendo al pedido de algunas ONG, argumentó que no tenía facultades legales para realizar esa devolución.

Algunos medios de comunicación y toda la oposición desde un comienzo le cayeron encima a la terna para descalificarla con distintos argumentos. A cada uno de los ternados les endilgaron distintos tipos de inhabilidades de hecho, pero no de derecho. A Juan Ángel Palacio, porque había sido objeto de una demanda por tráfico de influencias, acusación a la que los jueces no le dieron mérito alguno y por esa razón fue absuelto de dicho señalamiento. El tener encima una demanda no hace necesariamente a una persona culpable, ni esa es una razón para dudar de su honorabilidad. Muchas son las demandas infundadas que se hacen a personas inocentes en nuestro país y todas partes. Pero aquí y en Cafarnaum, toda persona es inocente hasta que no haya sido vencida en juicio y declarada culpable en un proceso justo en el que se le respeten todas las garantías procesales. No hay que olvidar que el ex magistrado de la Corte Constitucional Alfredo Beltrán en su momento fue objetado como candidato a magistrado porque tenía encima una demanda por alimentos, pero los magistrados de esa Corte no consideraron que esa era una objeción que lo inhabilitaba y fue elegido como magistrado, sin que nadie, ni los que hoy objetan a Ángel Palacio, se escandalizara por ese hecho.

Con María Virginia Uribe fueron aún más ofensivos y desobligantes. La señalaron de ser una candidata de relleno y la acusaron de ser experta en derecho administrativo. Pero, como sus otros dos compañeros, cumple a cabalidad los requisitos legales y no los que caprichosamente la Corte se ha inventado por el camino. Y, finalmente, está Camilo Ospina, sobre quien nadie tiene ninguna objeción y todos a una le alaban y reconocen no solamente su honestidad y pulcritud, sino su eficiente desempeño como funcionario. Pero para la oposición y para la Corte, al parecer, tiene un problema: él es de mucha confianza del Presidente. Con lo cual, veladamente, lo están prejuzgando y señalando como falto de independencia. También era de confianza del Presidente, el fiscal Iguarán, y tirios y troyanos le reconocieron al final la independencia de que hizo gala durante su gestión.

Este veto velado de la Corte no tiene precedentes y no contribuye para nada a la relación armónica que deben procurar las cabezas de los poderes públicos. El gobierno no puede ceder ante la arbitrariedad, porque ésta es lo contrario del estado de derecho. El proceder de la Corte está demostrando de nuevo mi hipótesis: ella es un partido más de la oposición.

¡Y LA OPINION PARA QUE?



PARODIANDO LA CELEBÉRRIMA frase del maestro Echandía, “El poder para qué”, podríamos preguntarnos lo propio en torno a la utilidad de la opinión, referida ésta a los cientos de columnistas y calumnistas que día a día colman las páginas editoriales de nuestros diarios y revistas con abiertas y francas posturas antirreeleccionistas.
Respetables desde luego estas apreciaciones, posibles gracias a la libertad de expresión que en países vecinos no existe y que da fe de una madurez política de la prensa y las revistas que, aun en contra de sus tendencias y preferencias, dan cabida a los opositores de sus mismas simpatías.

Y no sólo los opinadores, sino también quienes las comentan profusa y desparpajadamente en contra de Uribe y la posibilidad de un tercer mandato, lo cual tiene inundado el panorama periodístico nacional.

Además de ellos, los entrevistadores, los cargaladrillos —término por demás ultrajante— y cuanto comentarista tiene espacio, engrosan ese ejército de opinión que uno creería capaz de enrutar o encauzar a la opinión pública, cuando no manejarla y/o manipularla.

Pero no. Mientras que esta horda de periodistas de todas las pelambres dice no, los receptores de sus mensajes a quienes dirigen sus diatribas, pocas bolas les paran y dicen sí.

Ni en los más aciagos momentos del gobierno de Samper se había visto y leído tanta alevosía contra un mandatario. El todos a una jamás lo habíamos presenciado con tanta sevicia como lo soporta en estos momentos el gobierno de Uribe.

Sin embargo, insisto, poco o mejor nada se ha conseguido. Por el contrario, el nivel de aceptación y preferencia por el Presidente y su reelección alcanza cifras anonadantes e irrebatibles: más de un ochenta y pico por ciento es la respuesta a los ríos de tinta que, o no los leen o poco importan, en una desintonización entre escritores y lectores que da para un análisis bien profundo.

Mientras tanto hay que anotar que los columnistas de opinión, que serán máximo 500 en todo el país, están tacando burro en su desacreditación y en sus conceptos contrauribistas y contrarreeleccionistas, y más aún los miles de foristas que les apoyan y la mayoría, esos sí irresponsablemente, insultan, denigran, ofenden y provocan: Todo eso “vale huevo” frente al fervor, respaldo y confianza hacia el primer mandatario de los colombianos.

EL CAPITAN LAGOS E IGUARAN


Desde el día infausto en el que un grupo de magistrados de la Corte Suprema decidió constituirse en célula de oposición, nuestra escena pública se avinagró. Los magistrados, a la mejor manera de Anncol, comenzaron a inundar el ambiente con rumores de persecución. El camino hacia la esquizofrenia suele pasar primero por la suspicacia, se va agravando con la paranoia y remata con la locura. Los magistrados recorrieron el camino completico.

Tomaron cualquier mirada como amenaza. ¡Y qué de escándalos!
Recuerdo el día en que la eficiente y cortés Policía de Eldorado seleccionó, entre otras, dos maletas para revisión. Una, la mía, estaba cargada de libros. El agente encargado del escáner hizo su trabajo, dijo una palabra amable, dio las buenas noches y ¡siga! Otra maleta era la de un magistrado de la Sala Penal de la Corte. ¿A mí? ¿Ustedes piensan requisar al doctor fulano? ¡Qué ofensa! ¡Esta persecución la ordenó el Presidente! ¡Voy a denunciar tamaño atropello ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos! ¡Pediré medidas cautelares de protección!

El policía, perplejo pero tenaz, ni se inmutó: hizo la revisión como a cualquier paisano y le dio el visto bueno. Pero el magistrado ya no quería viajar, sino hacer un buen escándalo contra el Gobierno. Lo hizo. Hoy, entre los jueces del mundo, corre la voz de que un tirano colombiano humilla y persigue a los magistrados. Presentan como prueba incontrovertible el caso que acabo de narrarles. Es una forma de comprobación de los hechos que me recuerda a los Yahoos de Borges: creían que los hechiceros podían convertir a los hombres en hormigas y como demostración fehaciente de tal destreza, ¡mostraban las hormigas!

Después conocimos el caso de una magistrada que se varó por gasolina. ¡Qué fue aquello! En los anales, el episodio aparece como un grave atentado contra su integridad. Luego, uno de sus hijos, para decirlo con versos de Piero, "se encendió un cigarrillo, no pensó en las materias y se hizo la rata con el pibe de a la vuelta". ¡Intento de secuestro de hijo de magistrada!, así definieron y denunciaron en la Corte el episodio y, haciendo la correspondiente deixis, señalaban a la Casa de Nariño con expresivos y significativos movimientos de ojos y labios.

A pesar de ser un país institucionalista, de tener en alta estima a la Corte, ser respetuosos con la bambolla de los magistrados y comprensivos con sus comportamientos infatuados, nadie, distinto a los corifeos del antiuribismo, se tragó el cuento de la persecución y amenazas de Gobierno.

Como la consigna era deslegitimar al régimen, como había que demostrar que en Colombia las Farc hacen una guerra justa (por motivos altruistas dicen los escarramanes de la Justicia), quisieron hacer otro montaje creíble: se inventaron las chuzadas del DAS, para pintarnos como una dictadura atrabiliaria, merecedora de que los sabios y justos se declaren en rebelión.

Como buenos nazis, hasta escogieron su polaco: ¡Yo! Y quisieron armarme un buen tole. Esparcieron el rumor de que había un Montesinos que ordenaba las tales grabaciones. Yo, que no me intereso por lo que han publicado, publican y publicarán (según amenazas que me hacen llegar a diario), dizque ordenando oír las cosas que dicen en privado. Ahí me va dando la razón la vida. Desde el principio dije -y sabía por qué lo decía- que todo era un gran montaje.

Esta semana, por fin, el Fiscal encargado comenzó -valientemente- a desfacer el entuerto. Ojalá su justicia también redima a las víctimas del tenebroso montaje que llevó a cárcel injusta a tantos inocentes: al capitán Lagos y sus compañeros del DAS, víctimas propiciatorias para calmar una sed de aplausos que agobió siempre a Mario Iguarán. Aplausos de la bigornia, ¡claro!

EL MILAGRO DE URABA


Urabá, ¿tierra azotada por la violencia? Lo fue, sí. 'Paras', guerrilla, crímenes y algo más de 180.000 desplazados. Pero allí se está realizando un milagro que no vemos en Bogotá -donde no se habla sino del referendo-, gracias a cuatro apóstoles que tuve oportunidad de conocer en un reciente viaje a esa región del país. Están comprometidos en una exitosa empresa de paz y reconciliación en un Urabá donde antes 'paras' y guerrillas imponían su tenebrosa ley.

El más inesperado de dichos apóstoles es el general Hernán Giraldo, comandante de la Decimoséptima Brigada. Sus ideas y palabras parecen más las de un sacerdote que las de un militar. Detrás de su escritorio se levanta un enorme óleo de Jesús, un Jesús vestido de blanco, cuya expresión bondadosa parece acompañar las palabras del General cuando expone su ambicioso plan de reconciliación que reúne a campesinos, guerrilleros y 'paras' desmovilizados en torno a empresas productivas. Así, al mismo tiempo que combate a la guerrilla en el Nudo de Paramillo, consolida la paz en el resto de Urabá. Ha logrado el apoyo de las comunidades indígenas, a base de imponer en la tropa un celoso respeto por su cultura y su autonomía.

A este empeño se suma la acción que desarrolla, al frente de las dependencias de Acción Social, Luis Mario Gaviria. Hermano de José Obdulio, ha tomado su cargo con el mismo sentido apostólico del General. Valeroso, pese a haber sido secuestrado alguna vez por el Eln, no vaciló en tomar contacto con los campesinos de San José de Apartadó cuando esta era zona de guerrilla. Hoy es una región segura, con educación gratuita y transporte garantizados para todos los niños, cuidados nutricionales, escuelas en todas las veredas, un puesto de salud, almuerzos gratis para los ancianos y cursos de formación impartidos por el Sena a 350 habitantes, en oficios tales como el cultivo de orquídeas.

En el resto de Urabá, gracias a Acción Social, 60.000 desplazados han regresado a sus tierras protegidos por la Fuerza Pública.
Dos personajes más, igualmente sorprendentes, tienen acciones en este milagro: el alcalde de Apartadó, Oswaldo Cuadrado, y 'Samir', ahora gestor de paz. El primero fue guerrillero del Epl; el segundo, 'Samir', era comandante del frente 5 de las Farc, organización a la cual pertenecía desde 1985. El alcalde Cuadrado, activo sindicalista después de su reinserción, tiene un fuerte apoyo popular y colabora de manera muy efectiva en la protección de los desplazados y en la coordinación de proyectos asistenciales en San José de Apartadó.

El caso de 'Samir' es extraordinario. Desertó de las Farc asqueado por los privilegios de su nomenclatura, por el tráfico de droga, los secuestros y el reclutamiento forzado de jóvenes campesinos sometidos a una vida de penurias. Hoy, como gestor de paz, busca y logra la deserción de estos últimos, al tiempo que denuncia la flagrante mentira de las Comunidades de Paz propagada en Europa por personajes como el cura Javier Giraldo y Gloria Cuartas. Dicha mentira consiste en presentar a tales Comunidades como el único refugio que tienen los campesinos frente a una política de terror adelantada por la Fuerza Pública.

En una entrevista concedida a Fernando Londoño, 'Samir' muestra cómo la Comunidad de Paz de San José de Apartadó responde a una estrategia política de las Farc. Allí estuvo él muchas veces cuando fue guerrillero. Cuenta cómo Edward Lanchero, el encargado de dicha comunidad, le pedía que no se dejara ver con sus hombres cuando recibía la visita de misiones internacionales. Engañadas ONG de Noruega, Suecia y Dinamarca le dan aún millonarios aportes, mientras mujeres y niños trabajan allí en situación de extrema pobreza. Según 'Samir', son víctimas de una dura explotación.

¿Se ignora todavía esta realidad? Tal vez. Basta ir allí para ver cómo los verdaderos apóstoles de Urabá no están guiados por Giraldo, el cura, sino por Giraldo, un general devoto de Jesús.

¿ELEGIRAN AL AGUACHENTO?



Carlos Gaviria Díaz muy seguramente ganará la consulta del Polo el próximo domingo. Cuando está en Colombia, porque le fascina viajar invitado por el mundo, es un buen candidato, porque en su empaque de oráculo griego, la gente le come cuento. Lo cual debería alegrarnos mucho a quienes no militamos en la izquierda, porque podría ser el puntillazo final para colocar al borde del descrédito la vocación de gobernar que con su alcaldía le abrió Lucho Garzón a la izquierda colombiana.

A mí personalmente eso no me alegra. Por el contrario, me parece lamentable que la izquierda, que viene de enriquecer el debate político, unidas sus distintas vertientes bajo la sombrilla del Polo, termine estrellada con el candidato equivocado.

A Gaviria lo va a acompañar toda la maquinaria del Moir, fuerza muy sectaria pero con fama de limpia. Tiene al Partido Comunista, una fuerza también organizada pero no tan limpia: un pequeño sector todavía simpatiza con las Farc. Tiene a toda la Anapo, actualmente dueña de uno de los gobiernos más corruptos que ha tenido Bogotá. Y tiene al senador Jaime Dussan, que ha roto su neutralidad como presidente del Polo, lo cual, a estas alturas de su trayectoria, honra a quien no goce de su apoyo clientelista. Ah. Y Gaviria también tiene a la Academia: a los intelectuales y profesionales de izquierda, estudiosos, habladores de paja que tienen una posición apoltronada de ver el mundo.

Estas fuerzas, unidas en el colmo del pragmatismo, podrían llevar a que el Polo desperdicie a una figura tan interesante como Gustavo Petro. Que no tiene al Moir, ni al Partido Comunista, ni a la Anapo, ni a los contratistas de la Alcaldía, ni al presidente del Polo, ni a los intelectuales de izquierda. En una decisión muy aventurada, Petro rompió con toda esa maquinaria clientelista y se lanzó a las calles a hacer una campaña en la que ha intentado conectarse con las grandes mayorías del país haciéndose una simple pregunta: ¿por qué ellas quieren a Uribe?

Y pienso que Petro ha descubierto que las mayorías no están equivocadas en su apetito de seguridad, en sentirse repugnadas con las Farc y enfurecidas con las amenazas bélicas de Chávez.

Para haber sido amigos de vieja data, me pareció muy valiente y oportuno que Petro hubiera salido a decir que las agresiones del gobierno venezolano contra el presidente Uribe las recibe el país como una agresión al conjunto de la sociedad colombiana. Previamente, y en innumerables ocasiones, ha salido a poner en su puesto a las Farc y no ha dudado en denunciar las prácticas clientelistas y corruptas de la actual administración.

En contraste, las posiciones de Gaviria han sido cuando no correctas pero tremendamente abstractas, como en su rechazo a los métodos violentos de las Farc, aguachentas, como cuando ha pedido pruebas, primero de la masacre de los diputados del Valle -las sigue esperando- y recientemente de todas las cosas espantosas que vienen pasando en la actual administración de Bogotá. Esas pruebas existen, pero él se hace el ciego.

Por preferir a Gaviria, el Polo ya derrotó a Antonio Navarro, al cual dejó ir a buscar horizontes políticos en Nariño, cuyos pastusos hoy son unos verdaderos privilegiados con su gobernación. Ahora está a punto de desperdiciar a Gustavo Petro.

Si yo decidiera participar en la consulta abierta del Polo, preferiría mil veces a un ex guerrillero hoy firme contra la guerrilla, contra el clientelismo y contra la amenaza de Chávez, que a un ex magistrado y profesor que jamás ha tomado un arma, pero al que no le salen sino desmayadas declaraciones contra quienes aún las usan contra el resto de colombianos. Y que exige pruebas sobre la evidente falta de idoneidad moral de quienes probablemente lo van a ungir como candidato.

¡SE ME OLVIDA! ¿Acerca de lo que está ocurriendo en la Corte, estaría pensando lo mismo si el Presidente de hoy fuera Alfonso Reyes Echandía?

AMARAS AL LIDER SOBRE TODAS LAS COSAS

Traemos en esta oportunidad un excelente trabajo periodistico sobre Corea del Norte. Es un documental dividio en seis videos. Esperamos que sirva de reflexion, para todos aquellos "mamertos" que aun sueñan con este modelo de sociedad.

Asi mismo, resulta interesante ver las semejanzas que podemos encontrar con ciertos "dictadores" vecinos, los cuales ven enemigos invicibles en todas partes, solo para justificar una escalada armamentista, y cuyas armas al final, solo sirven para oprimir a su propio pueblo.


Parte 1


Parte 2


Parte 3


Parte 4


Parte 5


Parte 6


LOS REYES DEL ASFALTO


El jueves pasado a eso de las 6 de la tarde, en compañía de una de mis hijas, tomé un taxi en la 72 con primera, en el ya denso e intransitable barrio Rosales de Bogotá. El taxi era uno de esos Hyundais miniaturas con que han ido reemplazando de un tiempo para acá la flota de taxis Mazda, bastante más espaciosos y con algo más de cuerpo que estos taxis mineteros -también les dicen 'zapaticos'-, de hoy día.

El taxista, no llegaba a los 25 años y era uno de esos que les gusta andar por las calles de Bogotá con la radio y el radio teléfono a todo volumen, como si ese fuese el ambiente natural y propicio para conducir un taxi en esta selva de asfalto en la que sin duda el taxista es el rey.

Recuerdo que de la mejor forma -a los reyes del asfalto ya casi no se les puede exigir nada porque lo bajan a uno del carro-, le pedí que le bajara el volumen de la radio y del radio teléfono pero sólo accedió a reducir levemente el volumen de la radio. Por la forma abrupta como arrancó me di cuenta de que el volumen de la música y de todos los aparatos electrónicos que tenía en su cabina era directamente proporcional a su pasión por la velocidad. Por un momento estuve tentada a bajarme del carro, pero confieso que no lo hice porque tenía afán de llegar a la cita. Sometidos como estamos a la camisa de fuerza del pico y placa, los bogotanos no nos podemos dar el lujo de bajarnos de un taxi a esas horas porque lo más probable es que no encontremos ninguno libre. Ellos, los taxistas, saben que estamos en sus manos y que a esas horas de gran congestión, si uno se monta en un taxi, es casi un favor que ellos nos hacen, el cual hay que agradecer con resignación.

Logramos esquivar milagrosamente un primer carro rojo, a la altura de la 72 con cuarta, debido a que el taxi se había volado un pare. A los dos minutos quiso hacer lo mismo -a la altura de la quinta- y un carro negro que venía por esa vía nos alcanzó a golpear en la parte de atrás, donde íbamos nosotras. El endeble taxi se dobló como una hoja y se volcó. En cosa de un segundo casi perdemos la vida los que íbamos en el taxi y dos peatones que se salvaron milagrosamente de morir aplastados.

Ya en la clínica, cuando nos iban a dar de alta, me preguntó el policía si yo quería poner una querella en la Fiscalía contra el taxista y yo le respondí que no, pero que lo que sí quería era hablar con el conductor para ver qué tenía que decirnos. Para mi sorpresa, el taxista no tenía que decirnos nada. Ni siquiera se disculpó. "No hice nada incorrecto", me dijo, y me volteó la cara con esa suficiencia que han ido esculpiendo estos reyezuelos del asfalto.

Fue entonces cuando pensé en el taxista que atropelló hace unos días a una estudiante en la séptima y que se voló de manera cobarde. El mismo que alcanzó a lavar el carro para desaparecer las huellas que lo incriminaban y que fue capturado y liberado a los pocos días, gracias a una batería de abogados que los escoltan, y a unas leyes que protegen sus desafueros; pensé en la cantidad de veces que me he bajado de un taxi porque este no quiere reducir la velocidad y recordé la forma olímpica con que muchos de ellos se pasan por la faja las normas de tránsito y en la manera agresiva como reaccionan cuando alguien con agallas osa increparlos. "¿Acaso estas calles son suyas?", es la respuesta menos agresiva que sale de sus labios. Según el policía de tránsito que nos atendió en el accidente, en cerca del 70 por ciento de los accidentes que suceden diariamente en la ciudad de Bogotá está involucrado un taxista. Para no hablar de la forma como estos carros, que prestan un servicio público, se toman los espacios urbanos convirtiéndolos en sus muladares sin que nadie ni las autoridades policiales les digan nada. Hasta para defenderse de la delincuencia han creado sus propias leyes, gracias a una red interna que funciona como una suerte de para-policía, concebida para aplicar la justicia por sus propias manos.

Ya va siendo hora de que los ciudadanos reaccionemos y les exijamos a estos reyezuelos del asfalto algo más de respeto por la vida y por las normas urbanas de convivencia. Sólo me asalta un temor: el de que ese taxista que casi nos mata pueda estar hoy de nuevo conduciendo otro taxi por las calles de Bogotá. ¿Cuáles serán sus próximas víctimas?.

LOS PARQUEADEROS


EL TEMA DE LAS TARIFAS DE LOS PARqueaderos en Bogotá podría parecer un asunto que compete sólo a los dueños de carros particulares, pero en el fondo es un problema que afecta a mucha gente.
Se trata de la valorización creciente y acelerada de los precios del suelo urbano, explicada por el crecimiento demográfico, la urbanización, la prosperidad de los estratos 5 y 6, la exportación de cocaína y las inversiones empresariales.

El precio de un lote en el centro de la capital crecía a un ritmo lento y regular hasta el año 2004, porque el sector se deterioraba poco a poco, los zonas residenciales se trasladaban hacia el norte o hacia aéreas periféricas; las vías eran estrechas, los ladrones muchos y las puticas más. Con Mockus comienza el proceso de recuperación del centro de la ciudad con la idea de que repercutiera en el conjunto; con Peñalosa se afianza y con Lucho Garzón corona. Las medidas fueron en realidad simples: meter a los vendedores ambulantes en edificios, remodelar San Victorino, reconstruir la Avenida Jiménez, sacar a los indigentes del Cartucho, poner bolardos de cemento para impedir el parqueo en las aceras de Bogotá y acabar con las Zonas Azules, donde se podía parquear en determinadas calles vigiladas por minusválidos. Esta última medida fue complementada al dar a la policía de verde el papel que cumplían los chupas de azul, con lo cual la primera terminó heredando la corrupción de la segunda. Al mismo tiempo se autorizaron compañías de grúas para trastear vehículos aparcados en zonas prohibidas a los “patios de la circulación”.

Lote o casa que se convirtiera en parqueadero se le regalaban 10 años de exención de impuestos. Un gran negocio para los casatenientes y especuladores con lotes de engorde que comprendieron, con la avidez económica que los caracteriza, que ahí estaba el negocio. Bogotá se llenó de parqueaderos, unos legales y otros piratas. Todo predio se avaluó con base en la ganancia que podía rentar un parqueadero y éstos se avaluaban con referencia a los cánones de arriendo comercial. Uno de los efectos fue destruir casas viejas, muchas bellas, y construir —o transformar— edificios para parquear carros. El negocio es el negocio y más pronto que tarde impusieron a las alcaldías menores sus reglas de ganancia. En centros comerciales, clínicas y hospitales, oficinas públicas y aeropuerto, las tarifas se dispararon sin control. Los alcaldes cedieron. La arbitrariedad reinaba. Se presentó entonces una ambigua medida: cobrar por minutos y no por cuartos de hora. La administración actual se comió el mico que llevaba en la tripa: el IVA que se incluía en la tarifa anterior comenzó a ser cobrado por minuto, como un taxímetro. Los propietarios de las empresas de parqueaderos públicos —que tienden al monopolio— ya no cobraban 3.000 pesos por hora, sino 100 (87 de parqueo y el resto por IVA) multiplicado por 60: 6.000 pesos. La Alcaldía Mayor no sabe qué hacer, si rechazar su función regulando tarifas a favor de la gente o contribuir a que los especuladores de lotes urbanos se llenen los bolsillos. Una prueba más que la ciudadanía le pone al Polo.

JUANES Y SUS MAMERTOS SIN FRONTERAS


Vivir en Miami nos abre la mente, la multiculturalidad de la ciudad, el compartir las vivencias de otros pueblos a diario, de a poco va borrando las fronteras mentales de America Latina y nos vamos dando cuenta que los problemas de otros países, que antes veíamos casi lejanos son bastante parecidos al del nuestro y que casi todos sufren los mismos males.

También nos enriquecemos con la cultura, escuchamos otras musicas, probamos otras comidas y escuchamos otros modismos que, casi sin darnos cuenta, vamos adoptando poco a poco como propios.

Confieso que presto atención a los modismos y he adoptado varios de ellos, muchos son graciosos y muy ocurrentes. Hay uno que particularmente me llamó la atención. Proviene de Colombia y se refiere a aquellas gentes de izquierda, que, sin saberlo, o sin quererlo, le hacen el juego a los grupos extremistas violentos que asolan a ese país desde hace tanto tiempo. Y ese término es Mamerto. Me dio mucha gracia el día que descubrí su significado y ahora ando por la vida descubriendo mamertos. Mentalmente los clasifico en Mamerto Básico, Medio o Completo (cuando ya no tienen cura).

En ese extraño hobbie ando cuando vengo a descubrir un nuevo espécimen de esta categoría humana de los mamertos: el colombiano Juanes.

Juanes va a cantar en Cuba. Le deben caer bien esa caterva de viejos dictadores que han sometido a su propio pueblo durante 50 años. No solamente a su propio pueblo, muchos países de America Latina han tenido que sufrir guerrillas entrenadas y financiadas por el barbado sátrapa tropical. Incluímos a las FARC, que han sabido ensañarse con el pueblo colombiano, cosa que Juanes sabe muy bien.

Juanes no va a cantar en Honduras. Tal como él mismo lo propuso hace unas semanas. Dice que no hay garantías y que no puede hacer un concierto blanco en ese país. Quizás tema que lo tilden de apoyar a la “terrible y sangrienta dictadura” de Micheletti que lleva 50 días en el poder.

No parece importarle a Juanes, ni a los demás cantantes, que los tilden de defender a la dictadura castrista, en este mundo al revés parece que eso no es un oprobio.

No les importa que miles de cubanos deban pedir permiso para volver a su país (permiso que es muchas veces negado), y que decenas de miles hayan perdido la vida tratando de escapar en búsqueda de la libertad.

Ellos van a cantar en Cuba, en la Plaza de la Revolución, con Silvio Rodriguez (no puedo olvidar que ese malnacido firmó un manifiesto en el 2003 a favor del fusilamiento sumario de tres pobres muchachos de la raza negra que en su búsqueda de la libertad osaron robarse una embarcación, cosa que los mamertos ignoran o aparentan hacerlo, como buenos mamertos que son).

Todos ellos no se llamaban Juanes, eran Ramones, Yanisleidis, Pablos, etc y ni siquiera sabían tocar la guitarra, pero buscaban lo que todo ser humano aprecia más, la libertad y la esperanza de poder salir adelante en la vida.

Como en America Latina serán pocos los que alcen su voz contra Juanes por legitimar a los hermanos dictadores-asesinos, cuyos nombres me niego a escribir, y menos aún los que condenen esta ignominia contra la democracia (quizás estén muy ocupados recuperando la democracia en Honduras), yo desde aquí, le grito a Juanes con todas las fuerzas de mi voluntad: MAMERTO!

ALTO RIESGO


La reelección devalúa la imagen del gobierno Uribe en Washington y afectará el trámite del TLC y del Plan Colombia.

Llegué a Washington la semana pasada con el ánimo de conocer opiniones sobre los últimos acontecimientos de estas tierras, y me encontré con la ambiciosa campaña de Colombia es Pasión, dirigida a mejorar la imagen del país. Veinte corazones de fibra de vidrio fueron instalados en el centro de la ciudad, y en otros lugares de alta circulación distribuyeron flores y Juan Valdez sirvió café. El esfuerzo es monumental y la inversión también, pero… ¿su impacto?

En ninguna de las conversaciones que sostuve con analistas, funcionarios, miembros de ONG y staffers del Congreso me mencionaron la campaña ‘Descubre a Colombia a través de su corazón’, y en cambio tuve que responder innumerables preguntas sobre el referendo reeleccionista, las tensas relaciones con Venezuela y las inexplicadas ‘chuzadas’ del DAS. En un evento que todos los años convocan la OEA, la CAF y el Diálogo Interamericano para analizar la situación del continente, escuché más inquietudes sobre Colombia que sobre cualquier otro país.

Los mayores interrogantes tuvieron que ver con los daños institucionales y los riesgos de gobernabilidad que implicaría una segunda reelección. Mis interlocutores, desde luego, prefieren a Uribe que a Hugo Chávez y consideran que en Bariloche el mandatario colombiano resultó triunfador, pero la frase según la cual ‘Uribe se parece a Chávez’ se repite más de lo necesario por cuenta de la forma en que fue aprobado el referendo. No creo que el gobierno Obama haga afirmaciones públicas más duras ni más explícitas que las que ya ha hecho, cuestionando a Uribe en forma indirecta con el argumento de que “en Estados Unidos consideramos que con dos períodos es suficiente”, y es probable que el daño causado por el embeleco reeleccionista sea mayor en el Capitolio que en la Casa Blanca, donde preferirán un tratamiento pragmático. Pero negar que se agudizarán las críticas y el malestar en el Capitolio, y que serán más difíciles los trámites del Plan Colombia, el TLC y otros temas, es pensar con el deseo.

El gobierno Obama no tiene clara aún su política hacia América Latina ni hacia Colombia. La bancada republicana en el Congreso es minoritaria pero está envalentonada porque al exitoso presidente le cayó una mala racha por su mal manejo de la propuesta para reformar el sistema de seguridad social. Dos funcionarios clave para la diplomacia hemisférica —Arturo Valenzuela, quien será el sub secretario de Estado, y Thomas Shannon, futuro embajador en Brasil— no han recibido la ratificación del Senado y en consecuencia no han podido posesionarse. Antes de terminar de ordenar sus escritorios y de salir de otras prioridades, Obama y su secretaria de Estado Hillary Clinton tuvieron que poner la cara en la Cumbre de las Américas frente al golpe en Honduras y ante las protestas hemisféricas por el acuerdo militar con Colombia. Ninguno de ellos fue de su iniciativa ni hubo tiempo de reaccionar con mesura, y no creo que las respuestas amistosas pero ambiguas de la inexperta administración Obama sirvan para predecir cuál será su política de largo plazo hacia América Latina.

Los temas de Colombia siguen en evaluación y, desde las elecciones del año pasado, en redefinición. Parece que el presidente Uribe cree que puede reeditar la relación especial que tuvo con los gobiernos republicanos gracias a las vociferaciones de Chávez contra el Imperio y al acuerdo militar colombo-estadounidense, pero en el Partido Demócrata sigue pendiente la contradicción entre el apoyo a ese acuerdo que les conviene pero que viene de la era Bush, y el bloqueo del TLC por temas de derechos humanos. No hay política, y el evidente deterioro de la imagen del gobierno Uribe a causa de la segunda reelección no propiamente ayudará a que las decisiones se concreten en sentido positivo. Mucho menos, los efímeros corazones que adornan algunas calles durante dos semanas otoñales.

Que las Farc manden pruebas de supervivencia de 10 secuestrados indicaría que están encartadas


Como muchos de los que siguen la evolución del conflicto armado, quedé sorprendido con las imágenes de 10 de los secuestrados por las Farc presentadas por televisión. Algo muy extraño tenía que estar pasando para que esa organización armada buscara entregar unas pruebas de supervivencia que más parecían un testimonio de la agonía de los secuestrados, cuando no el dictado de sus precarios testamentos. Se salían de la lógica con que las Farc habían venido manejando ese tipo de pruebas.

Todos los libros escritos por ex secuestrados señalan el cuidado que tiene la guerrilla para recoger esas llamadas pruebas de vida. No era infrecuente que días antes de tomarlas les mejoraran la alimentación, los cuidados de salud y hasta que les hicieran sesiones de bronceo. Pero lo común era la peluqueada, la afeitada y la ropa, si no nueva por lo menos recién lavada, todo acompañado de charlas con amenazas veladas para que aparecieran saludables y sin melancolía. El escenario de la filmación era escogido luminoso. Las cadenas y los candados no hacían parte de él. El nuevo material parecía realizado siguiendo otro formato, el de los rehenes en Afganistán e Irak, decapitados o en condiciones miserables ante las cámaras.

¿Qué pasó con estas pruebas? ¿Era material de descarte que algún infiltrado sacó sin la anuencia del Secretariado? ¿Era, tal vez, un trabajo especial de Pixar? La confirmación de Piedad Córdoba de que el material podrían ser las pruebas que las Farc le habían prometido enviar, confiscadas posiblemente por el acucioso trabajo de sus guardaespaldas, permite pensar que las Farc las mandaron tal cual, y la razón de ello podría ser que están encartadas con los secuestrados y desean salir de ellos lo más pronto posible.

¿Por qué sus rehenes, que antes eran un as, son ahora una carga? Sencillamente porque en 12 años que llevan algunos secuestrados las cosas han cambiado. La guerra ha dado un giro que obliga a las Farc a emplearse a fondo, no pueden darse el lujo de tener a muchos de sus hombres de confianza amarrados a la sombra de los secuestrados. Saben que, con secuestrados en su poder, el honor de los militares siempre estará ofendido y que, muertos o liberados por acciones del Ejército y la Policía, la ganancia será para estas fuerzas que sin la presión de los secuestrados bajarán la intensidad de sus operativos.

Ahora tienen urgencia de entregarlos y con algún rédito visible que les salve la cara. Esta es la razón por la que los muestran en el más lúgubre de los escenarios: una tela de camuflaje con remiendos, una silla armada con cuerdas viejas y unos hombres demacrados, vestidos con camisetas húmedas, con el espíritu hecho polvo y con la ignominia de las cadenas. Las Farc quieren mostrarlos en trance de despedida para que las presiones por su liberación sean tantas, que les permitan salir de ellos mediante mecanismos diferentes a la entrega unilateral y sin contraprestaciones. Para ello proponen la fórmula más simple: soltar tres sin condiciones, salvo que los reciba una comisión, y el resto los liberan mientras el Gobierno hace lo propio con sus presos. Sin negociación ni zona de despeje. Sencillo: ustedes sueltan allá y nosotros aquí. Pareciera fácil pero aun así el Gobierno no le jala. Para mayor desdicha de los secuestrados, sus familias y la humanidad, los tiempos de la guerrilla parecen seguir siendo los de 'Tirofijo', y los del Gobierno los del corazón de piedra.

IMPERIALISMO, FASE SUPERIOR DEL CHAVISMO


Quienes hasta hace unos meses aún reían las gracias del petrotirano venezolano se están quedando de piedra ante la extensión salvaje y brutal que el chavismo experimenta por toda Hispanoamérica, ante el silencio repulsivo y colaborador de Zapatero y Moratinos y la aparente indiferencia obamita. Es tal la ofensiva chavista por el continente, tan violenta y poco disimulada, que hay que tener muy pocos escrúpulos y ningún apego por la libertad para no temer esta última fase del chavismo: imperialismo duro y puro, caracterizado al menos por cinco aspectos.

En primer lugar, su base en Venezuela se afianza. Hugo Chávez continúa la persecución de la sociedad civil venezolana, cada vez más débil. Se cierran medios de comunicación, se arman milicias, se apalean opositores. Es un totalitarismo de libro, que se desarrolla ante nuestros ojos y que no parece que tenga solución a medio plazo. Venezuela está perdida para la causa de la libertad y los derechos humanos.

En segundo lugar, este imperialismo funciona mediante la desestabilización de las democracias parlamentarias. Sigue esta estrategia en Colombia, proporcionando financiación, retaguardia y armamento a las FARC, a la vez que colabora con ellas en el negocio del narcotráfico. Contra el gobierno de Bogotá, Chávez usa la violencia directa, apenas disimulada por los dirigentes de las FARC, que han acabado por doblar la cerviz ante el nuevo amo del socialismo hispanoamericano, de quien son cada vez más una sucursal.

Si contra Colombia la violencia es directa, en Honduras, la estrategia chavista-zelayista pasa por la progresiva desestabilización de las instituciones con actos periódicos de violencia callejera y terrorista. Aquí usa la clásica estrategia golpista o revolucionaria: crear desórdenes callejeros, desprestigiar las instituciones para dividirlas y agotarlas. Hasta ahora, Honduras ha resistido bien, pero los petrodólares empiezan a inundar sindicatos y partidos, y los millones pagados a campesinos y sindicalistas están bien documentados. También lo está la presencia de "asesores" chavista-zelayistas entre quienes planean, preparan y ejecutan los disturbios.

En tercer lugar, el imperialismo chavista se realiza mediante el advenimiento y sostenimiento de regímenes atraídos a su esfera, bien por la escasa capacidad intelectual y política de sus miembros, bien por su sectarismo, o bien por ambas cosas. Es el caso de Bolivia, de Ecuador y de Nicaragua, países convertidos ya en simples satélites de Venezuela, y su población dirigida por y para cumplir los designios del petrotirano. Ni queriendo, podrían Morales, Correa y Ortega, desligarse de Chávez. Sólo la resistencia a ellos en esos países podría cambiar el gobierno y rescatar la independencia nacional.

En cuarto lugar, el imperialismo chavista usa la corrupción, el chantaje y la compra de voluntades –caso de la maleta descubierta con destino a los Kirchner–, y la instrumentalización de las instituciones internacionales. Es el caso de la OEA. Últimamente, su comportamiento ha traspasado todo lo admisible. No sólo porque la OEA la presida Insulza, un chavista antidemócrata declarado; la Comisión Iberoamericana de Derechos Humanos enviada a Honduras, formada en su mayor parte por chavistas de toda Hispanoamérica, cometió todas las arbitrariedades, manipulaciones y ocultaciones imaginables para afianzar la versión propagandística de Chavez en Honduras. Si la OEA tenía escasa legitimidad antes de este episodio, ahora ha perdido cualquier posibilidad de redención. Hoy es un instrumento en manos de la tiranía chavista.

En quinto lugar, Chávez ha arrebatado a Fidel Castro la legitimidad revolucionaria. Hasta da lástima observar al antaño orgulloso y poderoso Castro convertido en un vejestorio manipulado y usado como un monigote por el gorila rojo. Con una Cuba a la deriva y empobrecida y un castrismo sin futuro, Caracas es ahora el centro del socialismo hispanoamericano, y lo mismo utiliza a Castro que arma a las FARC o desestabiliza Centroamérica. El socialismo hispanoamericano se ha rendido a Chávez.

No seguiremos más. Tal es la gravedad del asunto. Chávez es, sin ningún género de duda, la mayor amenaza para la libertad y la democracia en Hispanoamérica en mucho tiempo y por mucho tiempo. En el pasado reciente, ninguna dictadura, ni comunista ni autoritaria, ha atesorado tanto poder y tantas ansias imperialistas y agresoras. Que Chávez sea un analfabeto no lo hace menos peligroso: extenderá aún más la violencia, la guerra y la opresión por todo el continente, no sólo lastrando su desarrollo económico y social, sino muy posiblemente arrastrando a varias naciones a la guerra.

EN EL AÑO 2025 (II)

REGRESANDO AL TEMA DE LA COlumna anterior, en donde se afirmaba que la explosión de la telefonía celular y otras comunicaciones inalámbricas han convertido a la telefonía fija en obsoleta; y que este negocio está condenado, más temprano que tarde, a desaparecer, cabe hacerse la misma pregunta que Cicerón:
“¿Quo bono?”. Es decir, ¿a quién conviene que las unidades de telecomunicaciones que devengan la casi totalidad de sus ingresos de telefonía fija se marchiten y desaparezcan?
A primera vista hay dos candidatos: el primero son líderes sindicales enceguecidos por la desaparición, en una eventual privatización, de la vaca a quien seguir ordeñando. De imponerse el sentido común hay razones para descartar esta hipótesis, siendo la principal que cuando desaparece la empresa por sustracción de clientes, necesariamente tiene que desaparecer el sindicato. La segunda hipótesis, bastante más probable, es que con la desaparición de las unidades de telecomunicaciones de telefonía fija, los ganadores son las dos grandes empresas de celulares que prácticamente dominan el mercado colombiano: Telmex de México y Telefónica de España. Ambas empresas están captando en Cali 20.000 nuevos clientes al mes. De mantener esa misma tasa de penetración, en dos años y medio tendrán bastante más abonados que los 520.000 que tiene hoy Emcali. A estas dos empresas, de rancio abolengo monopolístico, lo que menos les conviene es que un tercero, con capacidad económica y tecnológica, rescate de su lenta agonía a la unidad de telecomunicaciones de Emcali. Siendo así el panorama, ¿no será que alguien les está haciendo el favor a Telmex y Telefónica de impedir a toda costa que llegue un socio a Emcali y les dañe el caminado? Porque para estos gigantes es música celestial ver al principal competidor marchitarse, mientras que se devoran plácidamente el ponqué… evitando tener que nadar en la fría piscina de la competencia.
La desaparición de las líneas fijas, por otra parte, tiene consecuencias importantes en otros campos. Lo que inexorablemente va en camino a la extinción son los directorios telefónicos, con la posible excepción de las páginas amarillas. Los “chepitos”, aquellos desagradables reptiles al servicios de los agiotistas y de los pulpos financieros, van a tener que usar mucha imaginación para encontrar el número del celular de sus víctimas.
Otro negocio que se va a tener que reinventar es el telemercadeo. Las llamadas a celulares, aparte de la evidente dificultad en identificar el número del cliente objetivo, tienen un costo bastante más alto que aquellas de telefonía fija. En algunos países, en donde las llamadas al celular se le cobran también al que las recibe, el telemercadeo por celular está prohibido. Las autoridades en Colombia deben, de todas formas, prohibir el acoso de toda índole por celular.
Otros que se van a ver en calzas prietas son los fabricantes de redes, instalaciones, centrales y teléfonos fijos. O se reinventan, como pasó con los fabricantes de las máquinas de escribir, o desaparecen. Las empresas dedicadas a las obras de instalar y mantener las redes telefónicas, igualmente tendrán que buscar nuevos horizontes.
Finalmente, algunos que van a ver menguado su negocio son los ladrones de las líneas telefónicas, ubicuos a lo largo y ancho del país. Cuando sea más difícil comercializar el cobre y caucho de estas líneas, los cacos y los rateros tendrán que desplegar su imaginación.
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Apostilla: Excelente noticia el gran salto en el escalafón para negocios que ha dado Colombia en el último año. El pasar del puesto 73 hace tres años al puesto 37 es una admirable proeza. Sin inversión, no existe ninguna posibilidad de crecimiento; y sin crecimiento, acabar con la pobreza es una quimera.

CADENAS AL CUELLO DE LOS SECUESTRADOS, REFLEJAN LA CRUELDAD DE LAS FARC...

Para quienes decían que Tirofijo era el criminal con insaciable sed de sangre mientras que Cano encarnaba la esperanza para negociar la paz en Colombia, el aberrante episodio de las recientes pruebas de supervivencia con víctimas encadenadas como fieras, dejó claro que las Farc son una organización fundamentalista del terror, que mira con desprecio al resto de la humanidad, y que como lo ha dicho muchas veces el mono Jojoy, a las farc les importan un carajo la Constitución y las Leyes.
Entonces queda demostrado que Alfonso Cano es un sicópata tan cruel como Osama Bin lLaen, Pablo Escobar, Sangrenegra, Tirofijo, Jacobo Arenas el Mono Jojoy, el cura Pérez, Gabino, don Berna, Mancuso, o Javier Delgado.
En la práctica, no hay ninguna diferencia entre los talibán que decapitan secuestrados frente a las cámaras de televisión e inclusive transmiten las imágenes por Internet, y las Farc con los secuestrados obligados por las circunstancias a posar ante las cámaras, con cadenas al cuello, para certificar que todavía están vivos a pesar de las innumerables torturas y vejaciones que padecen en el cruento cautiverio.
La actitud despectiva de las Farc ante las obvias críticas que sobrevendrían cuando el mundo entero viera a los secuestrados sometidos a tratos infrahumanos, indica que a los terroristas solo les importa imponer por la fuerza el dogmatismo comunista, que las famosas reglas humanitarias que tanto promulgan son sofismas de distracción y que la conjura internacional contra Colombia encabezada por Lula, Chávez y Castro sigue en pie.
Llama la atención que ni Colombianos por la Paz, ni Unasur, ni el Alba, se manifiesten al respecto. Estos sensibles mamertos muy dados a pedir "justicia social y paz" de manera intencional olvidan que los terroristas de las Farc asesinan la vida en primavera, que las cadenas de la ignominia contra seres inhumanos indefensos y privados de la libertad en campos de concentración son muestra fehaciente del desprecio fariano por la vida humana, y, que para las Farc, el Partido Comunista y los demás compinches, el secuestro con fines terroristas que perpetran las Farc, es una práctica legitimada de "lucha revolucionaria".
Descarada y grotesca, Piedad Córdoba no solo juega con el dolor de las víctimas mediante la manipulación intencional de las pruebas de supervivencia y la persistente intencionalidad de legitimar a las Farc pese a al terrorismo que practican sus estructuras, sino que también despotrica del Presidente Uribe, juega con el desencanto del pueblo colombiano, usufructúa las mieles de su inmerecido cargo y ofende a Colombia cada vez que le da la gana.
Pese al fracaso de los conjurados de Unasur en Bariloche, Lula que demuestra la doble moral del bandido agazapado, dice por un lado que le preocupa la presencia militar norteamericana en Colombia y la consecuente mejoría del potencial bélico colombiano, pero al mismo tiempo, adquiere tecnología nuclear francesa con fines militares y compra armas de nueva generación avaluadas en millones de dólares.
Y todo ese sainete coincide con la carta de Cano a Unasur pidiendo la presión por la paz comunista en Colombia, la payasada de Chávez en Madrid al pedir que haya negociación con las Farc y rechazo a la ayuda americana, etc, etc.
Es hora de poner los puntos sobre las íes. Ni Unasur, ni las Farc, ni ninguno de sus compinches ha cesado en el empeño de querer esclavizar a Colombia. Por el contrario, los terroristas y sus asesores inmersos en mentalidades arcaicas, empecinados en trasladar a toda Latinoamérica el lamentable experimento totalitario de la dictadura cubana, siguen aferrados a la idea de instaurar un gobierno marxista-leninista en Colombia.
Por esa razón, de manera autista, irreverente y despectiva ante el mundo en especial las organizaciones internacionales a las que pretenden manipular mediante propaganda persistente, las Farc enviaron las pruebas de supervivencia con los secuestrados atados a cadenas de ignominia.
Y como era de esperarse, Piedad Córdoba candidata presidencial de Chávez y las Farc, como consta en los computadores de Raúl Reyes, tuvo el descaro de trasladar la responsabilidad del secuestro al gobierno nacional.
En síntesis, mientras a Correa, Chávez, Lula, Morales y los demás complotados solo piensan en legitimar a las Farc, darles embajadas y vapulear a Colombia; Piedad Córdoba piensa en ser presidenta a costa del dolor de las víctimas; Cano piensa en tomarse el poder para instaurar el comunismo terrorista, los ilusos suponen que terroristas crueles e inhumanos como Cano van a cambiar de pensamiento, pero los secuestrados siguen expuestos a dantescas torturas en la espesura de la selva.
Nunca antes la estabilidad institucional y la pervivencia de la república habían estado tan agredidas y amenazadas. Solo la unión de voluntades en torno a un verdadero propósito nacional de erradicar el terrorismo y sentar las bases de un sistema justo, equitativo y solidario de vida, podrá sacar a Colombia del atolladero en que la han sumido los comunistas y su brazo armado, los narcotraficantes y los dirigentes politiqueros corruptos adscritos a las colectividades tradicionales.
Pero, también se necesita que el vecindario de Colombia evolucione, pues con vecinos retrógrados de pensamiento político como Lula, Chávez, Correa, Evo u Ortega, no hay esperanza diferente a la miseria comunistoide en la región.
Y así, Estados Unidos, la Unión Europea, Japón y los tigres asiáticos se alejarán mas de la escindida región, porque los arcaicos izquierdistas actuales dividen y retrasan en lugar de sumar y progresar. He ahí la cruda realidad.

DANDO EJEMPLO

Es imposible borrar la imagen de esos héroes encadenados como si fueran fieras salvajes, con una mirada cetrina que sólo poseen aquellos que ya perdieron la ilusión de vivir.
Nuestros hombres fueron secuestrados mientras cumplían con su deber. Batallaron épicamente frente a los sanguinarios que atacaban con pipetas de gas rellenas de explosivos, estiércol y estopines.
La sevicia de sus victimarios es imperdonable y por ella tendrán que responderle a la sociedad, esa misma que a veces exhibe una indolencia inaceptable. Desde que Íngrid Betancourt fue rescatada, muy poco nos acordamos de los compatriotas que aún siguen pudriéndose en la implacable manigua.
Esos testimonios que oímos en las pruebas de supervivencia son dolorosísimos e inclasificables. Estremecedora resultó la intervención del sargento viceprimero de la Policía José Forero Carrero implorándoles a los suyos que no vendan la casa familiar.
A pesar de la congoja, aún tienen tiempo para ocuparse de sus asuntos particulares. Algunos pidieron que sus padres reciban ayuda médica, mientras que otros solicitaron que se les guarde parte de su sueldo con el fin de disfrutarlo cuando regresen a la libertad.
Desde 2004, la Policía ha desarrollado un plan de asistencia para atender a los familiares de los más de 400 hombres que han sido secuestrados por las Farc y el Eln.
Actualmente, los terroristas tienen en su poder a siete oficiales (mayor general Luis Herlindo Mendieta Ovalle, teniente coronel Édgar Yesid Duarte Valero, teniente coronel Enrique Murillo Sánchez, teniente coronel William Donato Gómez, mayor Julián Ernesto Guevara —asesinado por las Farc y aún no han devuelto sus restos mortales—, el mayor Elkin Morales Rivas y mayor Guillermo Javier Solórzano Julio), nueve suboficiales (sargento viceprimero César Augusto Lasso Monsalve, sargento viceprimero Luis Alberto Erazo Maya, sargento viceprimero Libardo Forero Carrero, intendente jefe Luis Hernando Peña Bonilla, intendente Carlos José Duarte, intendente Jorge Trujillo Solarte, intendente Wilson Rojas Medina, intendente Jorge Humberto Romero Romero y el intendente Álvaro Moreno) y al agente Roberth Hernán Guaquez Nupan.
Diez a uno a que de la lista anterior el distinguido lector o lectora no sabía ni la mitad de los nombres. Para muchos, se trata de una simple cifra a la que lastimosamente algunos dirigentes políticos de la oposición le han dado un manejo puramente electoral. Las familias de esos hombres son utilizadas para enriquecer una estratagema politiquera cuyo único y verdadero fin consiste en derrumbar las bases de la seguridad democrática.
De manera discreta pero efectiva, el director de la Policía, general Óscar Naranjo, ha asumido un compromiso digno de aplauso y emulación. Esta semana se reunió con los padres, esposas, hijos y hermanos de los uniformados que permanecen encadenados en la selva. Quería oír sus inquietudes, dolores y demandas.
En aras de aliviar la angustia que tienen los secuestrados sobre la suerte de sus parientes, Naranjo se comprometió a solucionar los inconvenientes que se han presentado en materia salarial y de seguridad social, comenzando por la asignación en menos de seis meses de una casa digna.
Nada podrá suprimir el dolor que produce un secuestro, pero es deber de todos los colombianos hacer lo que esté a nuestro alcance para que los seres queridos de los miembros de la Fuerza Pública en poder de los terroristas puedan tener una vida menos amarga, y en ese cometido el general Óscar Naranjo ha dado ejemplo.

¿CUANDO EMPIEZA ESTE JUICIO?


Si el poder judicial quiere dar cuando menos la sensación de que actúa imparcialmente, muy pronto empezará el juicio contra los jefes del M-19. No fue por iniciativa nuestra, que conste, que se dio marcha atrás en el reloj de la historia para revivir épocas que creíamos superadas en el milenario y saludable instituto de la prescripción. Han sido los radicales de la izquierda, más para desquitarse que para hacer justicia, que resolvieron prohibir el olvido e impedir a los pueblos que hicieran su propio duelo dejando canceladas viejas amarguras.

Quede para mejor ocasión probar que se trata de un error monumental y que la prescripción no recorrió más de 20 siglos de la Historia por accidente o por capricho. Lo que ahora nos corresponde es declarar nuestra extrañeza porque antiguos dolorosos episodios se desentierren a medias, entre el rancio e inconfundible olor de la revancha.

Después de innumerables investigaciones y de fallos que hicieron tránsito a cosa juzgada, otro precioso instrumento del Derecho que ahora se desprecia, la izquierda está empeñada en revivir la amarga historia del Palacio de Justicia. Por eso, tiene en la cárcel a oficiales muy distinguidos del Ejército Nacional, que fueron héroes de aquellas jornadas conmovedoras.

Por otra parte, el fiscal Mario Iguarán, quién sabe si consciente de la gravedad de lo que hacía o solamente para ocultar cuatro años de pereza y abandono, resolvió declarar que todo lo que hizo el narcotráfico fue parte de un plan concertado para cometer un delito atroz de genocidio. Por eso no habría prescrito el proceso por el asesinato de Luis Carlos Galán y cabría empezar de nuevo.
Sumadas esas dos circunstancias, nos preguntamos asombrados cómo no se han abierto de nuevo los procesos que conducirán a la cárcel a los jefes del antiguo M-19, durante tantos años consentidos o por lo menos tolerados por una opinión pública que fue conscientemente partidaria del perdón y del olvido.

Si el asesinato de Luis Carlos Galán no ha prescrito y si pasa lo mismo con delitos de desaparición forzada, que sin una sola prueba se imputan al general Arias Cabrales y al coronel Plazas Vega, mucho menos podrá predicarse esa circunstancia del delito que cometieron cuantos dirigieron y ejecutaron el más espantable atentado que pueda recordarse contra las instituciones republicanas. Dicho sea de paso, en asocio, con financiación y con armas del mismo narcotráfico que mató a Galán.
Una de las más graves inconsecuencias que la Historia de Colombia, tan rica en ellas, registre es la que estamos viviendo.

Los que lograron sostener la democracia, rescatar centenares de inocentes y devolverle al país la dignidad y la esperanza en aquellas horas sombrías hoy están presos y humillados, como si de bestias feroces se tratase. Pero los que dirigieron aquella embestida cruel y miserable contra la justicia colombiana, para usarla como rehén contra el poder establecido, ocupan curules en el Congreso, palacios de Gobierno y llenan las páginas de los periódicos con lecciones de ética y de civismo.

El juicio contra toda la cúpula del M-19 de entonces debe empezar, sin la menor tardanza. Para cerrarle el camino a cierto imaginable facilismo, recordaremos que la amnistía y el indulto jamás pudieron aplicarse contra delitos atroces, o de lesa humanidad. Por eso, sin el recurso de la prescripción y sin la disculpa de los indultos y las amnistías, declaramos en mora a la Fiscalía y a la Corte Suprema de Justicia de poner las cosas en su punto. Mientras tanto, nos quedaremos insistiendo en que la idea no fue nuestra y en que no es buena la de convocar esos fantasmas, que pertenecen a un pasado triste. Mas a las peores equivocaciones también les cabe algo de lógica elemental.

COMO ESTA DE BUENO ESTE SALPICON


Sin duda, el mayor terremoto dentro de toda esta cantidad de movimientos telúricos de los últimos días ha sido el enfrentamiento entre el Cantagallo y Pastranita, el inocente.

Pensar que después de quince años vengan a sacarse los trapos malolientes al sol, un par de ex presidentes de esta gloriosa república en forma tan deprimente, es lo que nos pone a recapacitar, si no tendrá razón el mundo entero en lo que piensa de nosotros.

Aunque era suficientemente conocido todo el espectáculo que trató de esconder bajo los calzones el entonces presidente, lo que no se sabía era que cuando Mr Toft, el director de la DEA, entregó los célebres casetes con las conversaciones entre el elefante y los capos de la mafia, Gaviria, en lugar de haberlos entregado a la Fiscalía como era su deber, citó a una reunión al actual candidato presidencial por el liberalismo, el ex ministro de Defensa Rafael Pardo, a quien lo único que se le ocurrió fue proponer un “pacto de caballeros“ para ocultarle a todo un país que iba a caer en manos de los mayores criminales del mundo.

La historia desde esos momentos es superficialmente conocida por los colombianos, pero sería muy bueno que siguieran agarrados como lavanderas para poder enterarnos de todo lo que hay bajo esas toneladas de estiércol, que nunca han dejado de oler muy maluco.

No es necesario ser muy inteligentes para darnos cuenta que todo lo que se ve venir está provocado por la ambición que tiene Gaviria de ser otra vez presidente de Colombia, y para ello tiene ya montada su triquiñuela, poniendo como su primera figura del elenco a Pardo, de quien sabemos, y así lo confirman las encuestas, que tiene más corriente un inodoro de hoyo. Ya los otros candidatos liberales estaban sospechando que les venían haciendo pistola desde la dirección de su partido, y algunos lo denunciaron públicamente, ante la forma desvergonzada co mo la maquinaria se ha puesto al servicio de un candidato que en el momento oportuno hará pública su renuncia dejando el camino abierto para que entre a terciar en la contienda el que se considera a sí mismo como el mejor presidente que ha tenido el país.

Lo que más llama la atención en este salpicón es que la campaña del liberalismo se ha basado en tal sartal de ataques y groserías contra el presidente Uribe que ya la gente bautizó a su autor como Césarhugo Gaviria Chávez.

Desafortunadamente él debe estar en la misma situación anímica en que están los mamertos del Polo viendo los resultados de las recientes encuestas mandadas a hacer por personajes y periodistas, quienes no son propiamente amigos de Uribe. Aún ante la situación difícil en que nos tenemos que mover por la estupidez de nuestros vecinos, que si lo que quieren es que no haya una segunda reelección van a tener que cambiar sus estrategias actuales, porque están ayudando a incrementar sorprendentemente el deseo de los colombianos por seguir teniendo como su mandatario al actual presidente.

Nota: Me han solicitado varios amigos que comente lo que consideramos es un abuso contra Manizales, propiciado por Avianca y Aires, las dos compañías aéreas de que dependemos para movilizarnos. En los últimos días han aparecido en páginas enteras de los periódicos nacionales avisos promocionales de vuelos hacia todas las ciudades del país, con rebajas hasta del 50%, y por ninguna parte, ni siquiera por cortesía, mencionan a nuestra ciudad dentro de ellos. Ojalá hubiera un pronunciamiento de las autoridades al respecto, porque cuando ha ocurrido algún hecho contrario a sus intereses siempre la ciudad ha estado lista a prestarles su colaboración, pero cuando llega el momento de tratarnos con equidad, lo único que ganamos es que para ir a Bogotá la tarifa que nos afrijolan es, léase bien, una de las más caras del mundo por milla volada.

CHAVEZ, GRAN ELECTOR DE URIBE


Algunos columnistas de la oposición a quienes -como es obvio- les caen muy mal las recientes encuestas en que el Presidente de la República sube algunos puntos de popularidad, han resuelto atacar a las firmas que realizan los sondeos. Se equivocan: le están echando la culpa de la fiebre al termómetro. Quien le sube la popularidad a Uribe no es el Gallup Poll, queridos colegas: ¡es Hugo Chávez!

Con sus agresivas andanadas contra Colombia en Aló, Presidente, en sus entrevistas y en sus discursos, por cuenta del acuerdo entre Bogotá y Washington para la presencia estadounidense en bases militares colombianas; con sus amenazas contra el comercio binacional, cada vez más ciertas y verificables en la realidad, y con su sostenida política de comprar armas ofensivas, como tanques y cohetes rusos de hasta 300 kilómetros de alcance, Chávez no hace más que justificar la alianza colombo-estadounidense que, en el sentir de muchos colombianos, "nos defiende contra ese loco". Y, de paso, el teniente coronel empuja a Uribe hacia arriba en las encuestas.

El presidente colombiano había venido retrocediendo poco a poco en los sondeos este año. La franja del centro del espectro político, constituida por colombianos de clase media, residentes en las ciudades y que había estado con Uribe desde el 2002, en los meses recientes se había ido llenando de prevenciones en contra de su segunda reelección. Le reconocían al Presidente sus éxitos en seguridad, pero -temerosos como son siempre los electores de clase media- los inquietaba mucho el ambiente de crispación y choque de trenes por su búsqueda del tercer mandato.

¿Qué llevó a muchos en esa franja a volver a respaldar a Uribe? Ellos siguen viendo los riesgos de la perpetuación de una misma persona en la Presidencia, y siguen palpando el ambiente de polarización y guerra entre los poderes públicos. Pero la amenaza de Chávez los asusta mucho más. Mientras que el peligro institucional de un tercer mandato de Uribe les parece teórico, sienten a diario la agresividad de Chávez, la ven crecer a diario con las poderosas armas que compra y la comprueban a diario en la caída de las exportaciones colombianas a Venezuela, por orden del teniente coronel.

Si no fuera por Chávez, el respaldo a Uribe se estaría quebrando. De hecho, si uno mira el Gallup Poll con cuidado, el mandatario colombiano no las tiene todas consigo para la segunda reelección. Un 58 por ciento votaría el referendo. Pero en esos 58 puntos porcentuales hay muchas fisuras. Ocho puntos votarían contra la reelección, cuatro más tienen grandes dudas y otros 20 puntos corresponden a colombianos que no votaron en las más recientes elecciones, las de alcaldes y gobernadores en el 2007 y, por lo tanto, son asimilables a la amplia franja abstencionista. Esto quiere decir que, del 58 por ciento que votaría el referendo, solo 26 puntos porcentuales resultan seguros para Uribe. Y eso está en el borde de la cuarta parte del censo electoral que debe votar el referendo para que sea válido.

Hace algunos meses ya se notaban estas fisuras. Y, de hecho, eran mayores, lo que hacía peligrar gravemente la iniciativa. Lo que ha mejorado un poco las cargas para el Presidente, repito, es la frenética avanzada anticolombiana de Chávez. Me han contado algunas fuentes que varios dirigentes opositores, tanto del Polo como de la corriente izquierdosa del liberalismo, han ido a Caracas a pedirle de rodillas al teniente coronel que le baje el tonito a la pelea, porque está ayudando a que suba la popularidad de Uribe. Pero Chávez no les ha hecho caso. Ni se lo va a hacer: en el fondo, quiere que su vecino salga reelegido para poder justificar más agresividad, más compra de armas y más embelecos con los cuales distraer el desastre interno del socialismo del siglo XXI.