Los Izquierdosos


La reflexión de hoy busca analizar el comportamiento de aquellos colombianos que se consideran próximos a la Izquierda política, pero que en el fondo lo que esconden son sus fracasos y su incapacidad para obtener sus propios logros. Aún más, por ratos, parecen ser vendedores de baratijas inútiles como las ideas que proponen. Cuando se escucha hablar a un izquierdoso, no se oyen planteamientos propios, sino todo lo contrario; sus pronunciamientos parecen obedecer -en todos los casos- a un libreto aprendido de memoria. El discursito que manejan estos personajes es el mismo. Existe unanimidad al referirse a temas de interés nacional. Sus diatribas son las mismas, inclusive, los epítetos que usan para atacar a cualquiera que no pertenece a esa logia son iguales. El izquierdoso siempre se ha caracterizado por ser teórico. Ellos, por lo general, se la pasan filosofando sobre discursos anticuados y revaluados. Sus preocupaciones por los problemas que aquejan a la sociedad, no son reales, sino que van encaminadas a tapar sus propios problemas. Muchos de ellos no son más que holgazanes con ínfulas de intelectuales.

El problema del izquierdoso es que piensa que la sociedad le debe por su suerte. Su incapacidad por obtener logros personales lo lleva a despotricar de todo aquel que lo hace. De ahí, que dentro de su discurso, el izquierdoso, siempre apela al odio de clases. Estos personajes piensan que la sociedad debe preocuparse por ellos, piensan que son el centro del mundo. Por eso, cuando se lee que los izquierdosos están preocupados por la suerte de la economía: Causa risa. Sus planteamientos son “pura paja”. Su discurso baladí y aprendido de memoria es tan rancio como inútil. En otras latitudes, en donde parieron estos discursos, han sido revaluados. Allá, llegaron a la conclusión que estos modelos lo que logran es convertir a la sociedad en holgazana. Si se buscan los supuestos logros de estos modelos no los hay. Estos izquierdosos son los que salen en las protestas a rayar paredes y a destruir la propiedad privada. Ante su incapacidad, de generar riqueza por sus propios medios, destruyen lo que a otros sí les ha costado trabajo conseguir. Lo más triste de la actitud de los izquierdosos es que muchos han muerto esperando que les llegue el milagro del cielo y les cambie sus vidas. Muchos viven ilusionados que los grupos terroristas lleguen al poder para que cambie su suerte. Es decir, ellos por su mediocridad no pueden conseguir nada, entonces piensan que si sus camaradas logran el poder ellos van a salir de la pobreza y van a disfrutar de los lujos. En pocas palabras, estos izquierdos son vida fácil. Ellos apelan a la ley del menor esfuerzo. Sus vidas transcurren en un oasis de delirios. El izquierdoso no es capaz de construir sino de destruir. Su discurso no va dirigido a crear unidad sino a desunir.

Piensan, en su delirio, que ellos son los elegidos. Que a ellos la oportunidad no les ha tocado a la puerta. Debe ser, sumamente, triste esperar las migajas que les ofrecen los modelos rancios que les ofrecen sus líderes ideológicos. Por ratos, su forma de vida se parece a las mascotas de los hogares, las cuales, siempre están sujetas a los caprichos del amo. Los izquierdos, con el cuento de que piensan diferente, queman sus vidas luchando por algo utópico e irrealizable. Casos como los de Cuba son una muestra fehaciente de la falsa ilusión en que viven sumidos los izquierdosos.

Hoy, la isla está sumida en una pobreza peor que la que tenían en la época de Batista. Hoy, la isla es un espejo al cual, los izquierdosos, temen mirarse. Esa es la cruda realidad de su ideología. Realmente, al izquierdoso no le preocupa la suerte de los demás. A, él, no le preocupa los problemas sociales, todo lo contrario, su única preocupación es que haya personas que sí sean capaces por sus propios medios de salir adelante. El deseo del izquierdoso es que todos vivan en la misma miseria en que viven ellos por su incapacidad. No se entiende de otra manera la actitud de estos personajes. Su actitud enfermiza de querer que a todo el mundo le vaya mal los lleva a oponerse a cualquier avance. Por eso, en los países en que se les ha suministrado un poco de la pócima maldita que ellos formulan, el retroceso de esos países es total.

El izquierdoso se resiste a creer que el problema es él y no la sociedad. En su mundo, piensa que todo se lo merece, pero no ofrece nada a cambio.

Hoy, queda como anillo al dedo para esta reflexión, aquella frase del ex presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy, cuando en un discurso dijo: “No te preguntes qué puede hacer tu país por ti, pregúntate que puedes hacer tú por tu país”. Así que, la única felicidad del izquierdoso es creerse superior a los demás por pensar en contravía de la realidad. Ellos, son felices porque se consideran los incomprendidos. Muchos vivieron en nuestro país atizando falsas ilusiones. Dentro de su pequeño mundo soñaron con ser la casta de los elegidos una vez sus camaradas de la manigua se tomaran el poder. Muchos de ellos creyeron que la sociedad era la mala y ellos los buenos. Por eso fustigaron a todo aquel que pretendió devolverle la felicidad al pueblo colombiano. Muchos de ellos se creyeron el cuento de que eran los intelectuales mientras los demás eran los ignorantes. Muchos de ellos dilapidaron sus vidas en una causa perdida.

Por último, el izquierdoso no tiene autoridad moral para pronunciarse sobre temas sociales. Ellos, sólo buscan exacerbar los ánimos de la sociedad. En el fondo no les conviene que el país prospere. Los últimos años, que se han vivido en este país, han sido un tormento para los izquierdosos. El retroceso de sus camaradas les hizo alejar la ilusión que mantenían de ser mantenidos del poder.

La ñapa: Cada día los desafíos de alias Teodora hacia el pueblo colombiano son mayores. Ella se siente respaldada por los miembros del Olimpo colombiano. Ella sabe que es la consentida de los dioses colombianos. Ella sabe como halagar a los seres superiores en que se han convertido los magistrados de la Corte Suprema de Justicia.

El Oscuro Pasado de un Mamerto


Sólo hay un país donde un delincuente se puede convertir en el árbitro de la moral pública.Y eso sucede porque la prensa, que demuestra poco espíritu crítico, lo permite. Ese país es Colombia. En nuestro país un individuo que encabezó un grupo que se dedicó al asesinato, al secuestro, a la extorsión, y que hizo "trabajos" financiados por el narcotráfico se ha convertido para muchos ingenuos en el árbitro de la moral.

Se trata del congresista Gustavo Petro, quien fue dirigente del M-19, un grupo terrorista sanguinario y atroz.En otro país estaría en la cárcel o, en el mejor de los casos, relegado al anonimato. A pesar de que el M-19 cometió algunos de los más espantosos delitos, todos sus crímenes fueron indultados o amnistiados en aras de la paz, y además olvidados por la mayoría de los colombianos, incluidos, parece ser, todos los periodistas. No existía una ley de alternatividad penal como la que hoy se discute, que obliga a reparar y confesar.

Por el contrario, los criminales de esa organización fueron premiados con cargos públicos y mucho dinero. Un secuestrador, un extorsionista o un asesino, no dejan de serlo por el hecho de disfrutar de la amnistía. Es un sello descriptivo de conducta que se lleva para siempre. Pero las actividades cuestionables de Petro no terminaron con la dejación de las armas. Luego resultó ser el político colombiano favorito del golpista Hugo Chávez. La amistad nació cuando el actual presidente de Venezuela, después de un fracasado golpe de estado contra el gobierno de Carlos Andrés Pérez, huía de la justicia de su país. Una foto registra la unión de "bolivarianos" en el Puente de Boyacá. Hace poco, Petro encabezó una marcha de izquierdistas colombianos que viajaron a Caracas a dar apoyo al dictador venezolano. Petro es también viajero frecuente. Asiste a cualquier foro donde tenga oportunidad de oponerse a todo aquello que resulte inconveniente a las FARC o al ELN. Recientemente viajó a Europa donde fue personaje clave en el intento por sabotear el viaje del presidente Uribe.

Ahora, resulta que el secuestrador y asesino amnistiado, es experto en derechos humanos, y su experiencia como extorsionista y asaltante le permiten ser experto en honestidad pública. Su oficio principal, sin embargo, es la calumnia. Protegido por el fuero parlamentario, calumnia a quien quiere. Es bueno recordar algunas de las atrocidades del M-19, dirigido por Petro y sus secuaces. Inicialmente los colombianos creyeron que era un grupo de ladrones idealistas, puesto que la primera acción del novel grupo armado fue el robo de la espada de Bolívar. Pronto se vio su verdadera naturaleza: Secuestraron y asesinaron a José Raquel Mercado, presidente de una central sindical. Quienes hoy se presentan como defensores de los derechos humanos ejecutaron a sangre fría a una persona indefensa. Más tarde vendría la toma de la embajada de la República Dominicana, y luego, ya al final de su periplo asesino, la toma a sangre y fuego del Palacio de Justicia. En este caso, para empezar, asesinaron a los celadores. El incendio de los expedientes y el asesinato de los magistrados de la sala penal tampoco fue una casualidad. Era un mandado para los narcos, que habían financiado a los terroristas y querían evitar la extradición.

Conviene recordar una actuación que es clara muestra de la crueldad extrema del grupo: el caso de Nicolás Escobar Soto. Este ejecutivo, presidente de la petrolera Texas, fue secuestrado e internado en una "cárcel del pueblo". El M-19 había excavado una cueva bajo el piso de una vivienda para mantener allí a las víctimas. La cámara estaba a unos cuatro o cinco metros de profundidad y a ella se accedía por un agujero vertical. Cuando la fuerza pública intentó el rescate de Escobar Soto, el terrorista encargado de vigilarlo lo asesinó. El testimonio de quienes vieron el cadáver del industrial fue desgarrador. Encerrado en una húmeda cueva durante semanas, su cuerpo estaba cubierto de hongos; tenía el aspecto de una víctima de Auschwitz.

Es bueno que los desmemoriados periodistas que tanta prensa le dan al señor Petro recuerden su repulsivo pasado criminal.Conviene sugerirles que, con un mínimo esfuerzo, pueden encontrar algún guardián de la moral pública respetable y un experto en derechos humanos que no los haya violado todos.

POR FAVOR CIRCULEMOS LA VERDAD Y NO LAS MENTIRAS DE PETRO, NO NOS CONVIRTAMOS EN SUS COMPLICES. TODAVÍA HAY GENTE QUE LE CREE. RECUERDEN QUE DESTRUIR Y CALUMNIAR ES MUY FÁCIL Y ESO LO SABE MUY BIEN PETRO, Y CREO QUE ES LO ÚNICO QUE SABE HACER, PORQUE... ¿CUÁNDO LO HAN VISTO APOYAR ALGO BUENO DE UN GOBIERNO?.