¡DESISTO DE LA DENUNCIA!...


Denuncié hace meses, por calumnia, a periodistas de dos grandes medios. ¡Ingenuo! Aquí el aparato judicial solo tiene direccionales de izquierda. Como respuesta: a) me iputaron calumnia por escribir sobre sindicalistas que firmaron manifiesto de apoyo a las Farc; b) declararon ilegal mi prueba reina: el archivo Reyes; c) La grabación de mis conversaciones y las piezas procesales reservadas se emitieron por radio y TV sin que nadie se inmutara.
    Comparemos: el 'profesor Cienfuegos' fue acreedor de subrogados penales y presunciones favorables. A Bernardo Moreno, Arias y el staff de Minagricultura se los calificó como delincuentes de alta peligrosidad. Ahora están en la mira del Colectivo el general Montoya y Luis Carlos Restrepo, dos héroes de la lucha contra el terrorismo. Plazas Vega está en la cárcel; los determinadores del holocausto son prohombres. ¡Para qué hacer el papel de rey de burlas en el sainete de la impunidad!
    Juan Paz publicó este domingo un estremecedor reportaje fotográfico. Después de que Uribe propinara una paliza dialéctica y moral al jefe comunista Iván Cepeda y a sus carnales del Colectivo Alvear Restrepo, las 'víctimas' (los derrotados por Uribe) fueron a lamer heridas, rumiar odios y urdir nuevas tramas en una finca de Chía. Al ex presidente ya no lo persiguen con ruidosos ataques dinamiteros o sigilosos francotiradores. Ahora lo acribillan con denuncias penales y con una masiva propaganda negra internacional.
    En las fotos de Juan Paz, Cepeda, el jefe comunista, posa con cara de rey de la tribu, a quien abrazan, sonrientes y comedidos, sus alfiles: 1) el ex comandante 'Gonzalo', del Eln (en pose de vicario de la moral, quien recibe jugosos honorarios por impartir excomuniones a uribistas y absoluciones a los demás); 2) Claudia López y la directora de la MOE (detentadoras de la rara atribución de determinar cuál votación es 'atípica' y cuál, en cambio, fue santificada por la inspiración del Espíritu Santo); 3) dos señoras de la plantilla de una empresa de medios (TV y FM Radio) y -¡oh sorpresa!-; 4) don Iván Velásquez -magistrado de la 'parapolítica', del caso Tasmania y de las borracheras en Yopal-, a quien abrazan todos -y todas- y posa cual mascota: obsecuente, obediente y leal.
    León Valencia, en Mis años de guerra (o, 'Años de crímenes'), confiesa que su 'vena' investigadora le viene de militar en el Eln, porque allí le ordenaron recoger información con todos los "detalles de las relaciones entre narcotraficantes y dirigentes políticos de las regiones y del país" (pág. 197).
    Según eso, el infame montaje político judicial contra Uribe, tuvo: 1) un capital semilla (miles de millones) entregado por el gobierno a Renovación Socialista (Arco Iris) como premio a su desmovilización; 2) una metodología formulada por el Eln; 3) un magistrado investigador parcializado, quien suele emborracharse con las figuras señeras de la oposición a la Seguridad Democrática. 4) la presencia ominosa, tras bambalinas, de un duendecillo burlón, que ríe y ríe, puesto que el plan estratégico trazado por el Comité Central del Partido Comunista -fundador de las Farc- es perifoneado, juguetonamente, por un aparato mediático cuyos propietarios podrían ser (¡Dios no lo quiera!) las primeras víctimas del Socialismo del Siglo XXI, cuyo triunfo parecen desear.
    ¿Víctimas de Uribe, esos, los de las fotos? ¡Pero si viven como pachás por obra de la Seguridad Democrática! ¡Pero si están disfrutando de las libertades de movilización y expresión, antes conculcadas por el terrorismo de las Farc, el Eln y las Auc! ¡Pero si los tipos obtienen ingresos que solo los pueden pagar unas empresas boyantes porque reina la confianza inversionista y la seguridad! ¡Pero...!
El Tiempo, 31 de agosto 2011

UN ATRASO QUE INDIGNA...


Con enorme franqueza, la consejera para el Cambio Climático, Cecilia Álvarez Correa, reveló las cifras en una entrevista para El Heraldo. De 6.000 casas contratadas para el sur del Atlántico, una de las regiones más afectadas por el desastre invernal, apenas han construido 187. Y esto diez meses después de que la tragedia se cebara con esta rica región agrícola, cuando el jarillón que la separa del canal del Dique se reventó y produjo una inundación sin precedentes.
El juicio de responsabilidades por lo del jarillón sigue pendiente, aunque muchos apuntan a un contrato -ya echado para atrás- para profundizar el canal del Dique. En cuanto al juicio por el atraso en la reconstrucción, el asunto apenas comienza. El tema no son solo las casas. Más de 80.000 millones de pesos esperan en los bancos a que los alcaldes de la zona se pongan de acuerdo para contratar la reconstrucción del acueducto regional.
¿Quién tiene la culpa? Empiezo por un problema de ambiente: hay cientos de funcionarios paralizados de miedo. La necesarísima campaña contra la corrupción, liderada por los organismos de control y alentada con sonoras ruedas de prensa por el propio presidente Juan Manuel Santos, ha sido un viento fresco en el enrarecido ambiente del sector público. Pero, de paso, ha generado una ola de terror a tomar decisiones o contratar.
Al Gobierno le ha faltado dosificar el mensaje: que teman lo peor los corruptos, pero que se sientan respaldados los funcionarios que hagan bien las cosas. La satanización de todos los funcionarios, como si por el solo hecho de serlo ya tuvieron un pie en la cárcel, no es buena. Una cifra demuestra esta parálisis: al término del primer semestre, solo el 13,4 por ciento del presupuesto de inversión de la Nación había sido ejecutado. Esto es un crimen en un país con tantas necesidades. Y lo es aún peor en el caso de la ola invernal. Ya arrancó una nueva temporada de lluvias y la inmensa mayoría de los damnificados sigue sin casa, sin acueducto, sin carretera. El caso de Gramalote da para columna aparte.
Volviendo al sur del Atlántico, algunos han querido culpar al gobernador Eduardo Verano y a los alcaldes de los municipios afectados. El Gobierno Nacional alega que giró los recursos y que las autoridades regionales y locales, así como las fundaciones contratadas en el tema de las casas, no los han ejecutado. Suena bien desde el punto de vista académico. Pero la realidad no es así. El Gobierno sabe que la gran mayoría de departamentos y municipios tiene instituciones muy débiles, con escasa capacidad de gestión. Esto requería una intervención directa y efectiva de los ministros responsables y del propio Presidente.
Las dimensiones de la tragedia desbordaron la capacidad de reacción de las autoridades. Así lo reconoció Santos desde un principio. ¿Tenía sentido delegar tanto en las autoridades locales? George W. Bush ha dicho que uno de sus grandes errores lo cometió ante la tragedia del huracán Katrina. Confiado en que las instituciones funcionarían (la Fema, autoridad federal para las emergencias, así como el gobierno de Nueva Orleans), delegó: comprendió tarde que tenía que haberse involucrado personalmente, que hay tragedias que necesitan el liderazgo directo del Presidente.
Sé que las comparaciones son odiosas, y en estos tiempos la que voy a hacer lo es aún más. Pero uno se imagina a Álvaro Uribe gobernando, con bota pantanera y poncho, desde la región inundada, hasta que salieran adelante las casas y los acueductos. Santos tiene un estilo diferente y eso es respetable. Pero de alguna manera debe conseguir que se supere el atraso en la atención de una de las mayores tragedias invernales de la historia del país. A la hora de la verdad, la historia no juzgará por esto ni a alcaldes ni a gobernadores. Lo juzgará a él.
El Tiempo, 18 de agosto 2011

BUEN GOBIERNO


El arte de gobernar es el de tomar decisiones difíciles, de resolver problemas y el de dejar políticas sostenibles de largo plazo que transforman una sociedad. Eso es el verdadero buen gobierno. Y los ciudadanos, a pesar del vaivén de las encuestas, al final lo reconocen.
Un ejemplo clásico en la historia es la visita de Neville Chamberlain a Berlín y el regreso triunfante a Londres con la falsa paz en la mano. Lo fácil era eso pues la mayoría de los ingleses quería la paz. Un grupo de políticos liderados por Winston Churchill criticaban al apoyado mandatario. Todos ya sabemos como acabó ese episodio de la historia.
Cuando analizamos el gobierno de Juan Manuel Santos vemos que en la mayoría de las decisiones ha asumido la posición fácil, popular en las encuestas o en los círculos cerrados de opinión de la capital. Los problemas que heredó se han agravado y las decisiones son más para la tribuna que para resolverlos o dejar una nueva política que trascienda un gobierno.
Comparemos decisiones que tomó el anterior gobierno con las que ha tomado este.
Empecemos por la salud. La política era el aumento de cobertura. Y se duplicó hasta llegar a casi cobertura universal. Se creció, con desorden y falta de institucionalidad que dejó secuelas, y cuando se desbordó por cuenta de decisiones de la corte, corrupción y mala administración se tomó la decisión de una emergencia social. Se actuó. Y se dejó un camino que no ha sido ejecutado. El gobierno Santos actuó. Pero para la galerías. Acusó en un show mediático a unos pelagatos de corrupción (y de las cifras ni hablar pues no cuadran) y acusó a todos los actores del sistema de lo mismo. Un año después el sistema tambalea, la inversión extranjera quiere salir corriendo del sector y la solución no está a la vista.
En educación sucedió lo mismo. Entregó una parte fundamental de la propuesta, que podamos en Colombia tener sector privado en la educación superior, por no ser de consenso. Queda bien con la galería y con la comunidad académica pero los cientos de miles de estudiantes que se podrán beneficiar de ampliación de cobertura pues que no estudien.
En seguridad es igual. Uribe defendió sin tregua a la tropa, que autorizó personalmente la operación contra ‘Reyes’ y el rescate de Íngrid, sacrificó el comercio vital con el vecino por el apoyo que le daba a los grupos terroristas y a la vez desmontó toda una historia de falsos positivos sin disminuir la moral de la fuerza pública. Santos por su parte coloca en la ley de víctimas en el mismo nivel a los terroristas y a las Fuerzas Militares con aplausos internacionales y de los opinadores. Habla de paz nuevamente (más aplausos) y ante la desprotección jurídica que hoy tiene desmoralizada la tropa no ha dicho una palabra. Y ante el activismo judicial que ha paralizado la inteligencia, y no estamos en Dinamarca sino en Cundinamarca, está cruzado de brazos.
Del líder que enfrentaba, que como Churchill animaba, guiaba, defendía y protegía pasamos a esa patria boba que hoy poco a poco destruye los avances de seguridad logrados a base de sudor y sangre del gobierno pasado.
Los ejemplos son en prácticamente todas las áreas. La Justicia, el medio ambiente, la minería, la infraestructura y la agricultura navegan esas aguas ambivalentes de la ausencia de visión o liderazgo. Pero hay que ser justos. Donde más se le ha visto buen gobierno a Santos es en la política económica con la ley de estabilidad fiscal y de regalías y en la política exterior donde, guste o no, hay un cuento. El resto por ahora deja mucho que desear.
Decía hace unos meses el ex presidente Andrés Pastrana que se sentía orgulloso de que muchos funcionarios de alto nivel de su gobierno ahora lo eran en el nuevo gobierno. ¿Será que nos equivocamos y la continuidad de Santos era con el gobierno de Pastrana y no del de Uribe? Esperemos a ver, pero como decía Horacio Serpa, me suena, me suena.
El Pais, 28 de agosto 2011

LA VERDAD ESQUIVA


Si en España, setenta años después de terminar la Guerra Civil, resulta imposible que ambos bandos analicen con serenidad, distancia y verdad lo ocurrido, no digamos en Colombia, donde el conflicto armado sigue vivo. Ahora que está en nuestro país la Corte Interamericana de Derechos Humanos, podríamos recordar una de sus decisiones calificada por algunos como "histórica": la sentencia que obligó al Estado a pedir perdón público por la muerte de Manuel Cepeda.
Es bueno que por ese y otros crímenes con participación de agentes estatales un gobierno solicite el perdón simbólico, porque no tiene justificación alguna asesinar a nadie y menos, ser actor o cómplice de un genocidio como el de la Unión Patriótica. Pero sería bueno que en aras de la Memoria Histórica todas las partes admitieran por igual sus culpas y que no interviniera en algo tan espinoso un tribunal llegado de afuera.
No es gratuito que las Farc bautizaran uno de sus frentes con el nombre del fallecido dirigente comunista. En la época en que lideraba el Partido Comunista (PC) y cuando estaba en la UP, no era ningún secreto que admitía la combinación de las formas de lucha. El brazo político se beneficiaba de la democracia y el armado -las Farc- presionaba con el gatillo.
Los antiguos líderes comunistas, Miller Perdomo, Teófilo Forero y Cepeda, miembros del ala dura, formaron su propio grupo dentro del PC, conocido como "la chequita", y contaron con Jacobo Arenas, que utilizaría la UP para sus fines terroristas, como poderoso aliado del monte. Como sabrán, las checas -invento soviético- eran células encargadas de suprimir y liquidar tanto a enemigos como a quien los ortodoxos comunistas consideraran había desviado el camino. Ya se imagina, pues, la razón por la cual fueron conocidos como "la chequita". Unos hablaban y las Farc ejecutaban.
Steven Dudley, periodista gringo serio, ajeno a las ideologías y peleas políticas colombianas, en su libro Armas y urnas. Historia de un genocidio político, realiza un estudio riguroso de la Unión Patriótica (UP), sus jefes y el modus operandi de un movimiento que no quiso, en unos casos, o no pudo -Bernardo Jaramillo- cortar con la estrategia de "combinar todas las formas de lucha". Sostiene que Arenas y otros dirigentes de las Farc, así como una parte de la UP, aplaudieron el exterminio porque querían demostrar que la única vía que tenía la izquierda para alcanzar el poder era la armada.
No se trata de hacerse reproches porque sí, de ver quién sufrió más, quién fue más brutal o de recurrir al "y tú también", que impide ver más allá de los odios y rencores, sino de analizar los hechos con ecuanimidad. Tarea difícil cuando las heridas están abiertas, las bandas terroristas continúan activas y ni siquiera hay consenso nacional sobre quiénes son los generadores de violencia.
Si muchos todavía sitúan al mismo nivel al Ejército que a las guerrillas y las bandas criminales, y otros hablan de "prisioneros de guerra" para referirse a los militares y policías secuestrados desde hace más de dos lustros -uno de los crímenes más atroces que haya cometido el ser humano- es evidente que es una quimera pretender que todos hagan la catarsis por igual y desnuden sus verdades.
Por eso me parece un atrevimiento la injerencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. El perdón no debería ser materia ni exigencia de tribunales internacionales sino del corazón y la voluntad de cada pueblo. Para lograrlo, es imprescindible contar primero con la verdad y el reconocimiento del papel que cada uno haya jugado, ya sea por acción u omisión, porque no solo los gatilleros son responsables. Y creo que aún estamos lejos de que cada cual entone el mea culpa.
El Tiempo, 27 de agosto 2011

VIENTOS CAGUANEROS


Los próximos años no van a ser los de la seguridad democrática, sino los de la 'solución negociada'.
En reportaje con Fernando Londoño, Uribe dijo -con cierto tono de derrota-: "Las ideas mías sirvieron para elegir, pero no sirven para gobernar".¿De cuáles ideas hablaba? De la Seguridad Democrática. En Colombia, ese es todavía el eje de cualquier política pública.
El pueblo colombiano sabe que hay que luchar sin tregua contra el terrorismo. No así un amplio sector de las élites, a quienes se les metió en la cabeza que la lucha contra el terrorismo no vale la pena. Que es mejor cogobernar con ellos.
Preguntan con desparpajo: ¿Es que Colombia es el único país que no puede tener paz? ¿No es mejor dialogar que seguir dando bala? ¿Qué perdemos con oír lo que quieren? Luego hacen estas reflexiones 'realistas': ¡Habrá que hacerles concesiones! ¡Los guerrilleros (ya entrados en gastos, se les retira el calificativo 'terroristas') no van a echar por la borda 45 años de lucha!
En fin, que por ese camino terminan decretando que hay que pagarles por sus años de terrorismo y encimarles cesantías e indemnización por la terminación del contrato. ¿Pensar en cárceles y en cuentas de cobro sobre verdad y reparación? ¡Olvídense!
La mayoría de nuestros políticos y formadores de opinión son hedonistas: el camino fácil es el propio cielo para ellos, y un metro de dificultades les parece un infierno.
Uribe, en cambio, les demostró que para triunfar contra el terrorismo hay que recorrer el camino de las dificultades; que, como enseña el evangelio, la puerta ancha y el camino espacioso son los que llevan a la perdición, mientras que la puerta estrecha y el camino angosto son los que llevan a la redención.
Como los terroristas ya conocen el facilismo e irresponsabilidad de nuestras élites, les mandan tentaciones ingenuas, como premios nobel de Paz, secretarías de la ONU, foto en Hola, un artículo elogioso en The Washington Post escrito por alguna activista de la 'Farcpolítica' o cumplidos y melosidades en boca de los Chávez, Evos y Kirchners.
Ya les midieron el aceite: saben que nunca cambiarían un camino de rosas -por el que pusieron a transitar a Pastrana, por ejemplo- por otro de lucha y sacrificio cotidiano.
Los próximos años no van a ser los de la seguridad democrática, sino los de la 'solución negociada'. El artículo de Semana, 'Rumores de paz', es notificación de lo que hará la Casa de Nariño. Habrá que aceptar el hecho de unos nuevos años de hegemonía política fariana y prepararnos para nuestra propia contraofensiva en el 2014.
Santos ha dicho que al perro no lo capan dos veces, pero el remolino caguanero parecería tener propiedades embriagantes, porque vemos a muchos hundirse felices en sus aguas borrascosas, de donde saldrán directo para la mesa de emasculación.
Los propulsores del negociacionismo con las Farc, entre los cuales están, precisamente, los amigos agazapados de las propias Farc, tienen en este momento la sartén por el mango: pusieron a hablar a las mayorías parlamentarias el lenguaje de los Cepedas y las Glorias Ramírez; la Iglesia predica sobre las bondades del programa de las Farc; el Ministerio de Agricultura parece una agencia para la descalificación de cualquier tipo de inversión capitalista en el campo; los militares y policías son juzgados por solo mirar a un miliciano.
Mientras tanto, los colectivos de la 'Farcpolítica' asedian a Uribe para mantenerlo alejado del combate, concentrado en su defensa, mientras ellos recuperan el espacio que se les había arrebatado.
Leí el libro de J. M. Zavala sobre Zapatero y su gobierno y me sentí en la Colombia de estos días. ¿Será que esta patria -como la España de Zapatero- terminará destruyendo todo lo construido en 8 años?

El Tiempo, 23 de agosto 2011

DE APLAUSOS Y VENIAS


Si Juan Manuel Santos logra reformar la justicia -y no creo que pueda-, me le quito el sombrero. Parafraseándolo, solo por ese logro habrá valido la pena elegirlo Presidente. Sin embargo, por si algunos lo dudaban, ya está claro que el problema no era Uribe sino las altas cortes, con ese cuentico de estamos en "el siglo de los jueces". Lamentablemente, los congresistas tiemblan con solo pensar en la Suprema, por lo que se prevé que la única salida es abrir la de Pandora: una constituyente.
Por otra parte, tampoco podré descubrirme ante esa propuesta demagógica que se acaba de hacer en materia de salud. Medidas como esa son las que tienen en la quiebra a Europa. Ofrecer una salud sin límites, prometiendo todo lo que diga el médico -quien también tiene intereses venenosos- es descabellado. Aquí se destinan a la salud unos 30 billones de pesos anuales; en Francia, para 62 millones de habitantes, se destinan 400 billones. Necesitaríamos el 80 por ciento de nuestro PIB para llegar al nivel de atención de los franceses, que consiste, básicamente, en tener un cubrimiento sin restricciones, que es lo que Santos ha anunciado.
Lo que sí me merece aplausos es la sabiduría del 'Bolillo' Gómez. Hace un mes largo, a Hernán Darío le llegó este mensaje a su Blackberry, enviado por un directivo de Fedefútbol: "Atención, noticia de última hora: capturado por terrorista el 'Bolillo' Gómez cuando se desplazaba por Argentina con once petardos". Indignado, declaró lo siguiente: "Eso que me lo ponga un hincha, pero un directivo del comité ejecutivo de la Federación no puede hacer eso, eso no está bien". ¡He ahí el detalle! No está bien que Juan Pueblo le pegue a una mujer, pero que lo haga un personaje de la talla del seleccionador nacional -un privilegiado que devenga más de 100 millones mensuales- es inadmisible.
Y no se puede condenar solo la violencia de género, tan ruinmente desconocida con eso de que "las mujeres somos muy necias". Es que tampoco es tolerable pegarles a taxistas, policías o periodistas, ni tener conductas arriesgadas. ¡Qué tal que en plena copa sub-20 nos hubiéramos despertado con la noticia del asesinato del seleccionador de Colombia a la salida de un bar en Bogotá! Si el Departamento de Estado ya considera riesgosos la zona rosa y el parque de la 93, ¿se imaginan el daño a la imagen del país?
En 1999, el técnico de la selección inglesa, Glenn Hoddle, fue despedido por opinar que las discapacidades eran castigos para pagar pecados de otras vidas. La indignación fue mayúscula. No es casual que los ingleses no se anden por las ramas para condenar a los revoltosos de las recientes asonadas de Londres, incluyendo a menores de edad, pues allá son imputables a partir de los 10 años. Acá uno puede desfigurarle la cara a alguien con ácido y seguir libre, igual que los dos jóvenes, ya identificados, que asesinaron a patadas a un cuidador de carros en Envigado por la pérdida de una farola. Sutiles diferencias entre civilización y barbarie.
Ya está bien de excesos bochornosos (y hasta de crímenes) como los que se les han tolerado al 'Tino' Asprilla, el 'Tigre' Castillo, Javier Flórez, Diomedes Díaz, Julio Nava o Silvestre Dangond. Si la inoperante justicia no actúa, tiene que haber castigo social. La cosa no es si la Federación le acepta la renuncia o no, es que se tiene que ir y me le quito el sombrero si se va.
En lo que sí es menester hacerle venia a Santos es en que no deje capar al perro por segunda vez. Él sabe que de eso depende su prestigio y su lugar en la historia. Ya las Farc y el Eln contestaron con su mamadera de gallo de siempre; Piedad se refiere a los secuestrados como 'capturados'; 'Julián Conrado' sigue cantando, pero en Venezuela, y corre el rumor de que 'Cano' ya está escampando en Caracas. La cuchilla está lista y afilada.


El Tiempo, 16 de agosto 2011

CHAMBON


Lara admite que es el primer responsable por el fracaso. Faltaba más que no fuera así, porque ya se sabe que acá se admiten las culpas pero todo sigue igual. Pero está equivocado el técnico, porque los responsables de este desaguisado son Luis Bedoya, el presidente de la Federación y su “partenaire”, el que verdaderamente manda y mangonea, el nefasto González Alzate, una rémora que no sirve para nada. Ellos impusieron su criterio al comité ejecutivo y no sacaron a Lara tras el pésimo desempeño del Suramericano en Perú. Bedoya se amangualó con el perverso presidente de la Difútbol, quien dijo que para destituir a Lara “tendrán que pasar por encima de mi cadáver” —la frase refleja el espíritu y la mentalidad de este sujeto— y lo sostuvieron en el cargo contra otros directivos racionales que no le veían lógica a su permanencia.
La Colombia del sábado fue idéntica al equipo del Suramericano: un adefesio total. Una defensa terrible, un mediocampo ineficaz que no quitaba una bola, unos delanteros aislados cuarenta metros, una falta de fútbol y juego colectivo que aterraba. Igualitico a como fue el equipo en Perú. Y para encimar, un planteo táctico elemental, primario, absurdo y ridículo que sirvió 20 minutos del primer tiempo y después se apagó. Colombia cambio la noción del toque y la posesión por el pelotazo a Zapata, rehusó jugar la bola por tirar “centros a la olla”, anuló la conexión James-Ortega al distanciarlos 40 metros, liquidó a Muriel al obligarlo a arrancar desde tres cuartos para servirle balones al salvador Zapata. Y en los cambios, el técnico mostró su peor versión. Nadie entendió nada, los jugadores menos aún, descompuso el equipo, lo descuartizó, la irracionalidad de sus variantes fue patética y tétrica.
Lara dirigió como un chambón y el único consuelo que queda es pensar que tras este fracaso se va, definitivamente, de las selecciones. Tuvo en sus manos un buen material y nunca logró armar un colectivo, un equipo de fútbol. Tras tres años de pruebas y microciclos, jamás hubo ideas tácticas y sentido de equipo trabajado.
Bedoya: esto fue un fracaso absoluto y es suyo y de su “nuevo mejor amigo”, a quien usted prometió en campaña electoral sacar del fútbol y hoy es su mejor aliado para dejar a Pinto tras la Copa América, sostener a Lara tras su fracasos en los últimos suramericanos y hoy mantener a Gómez pese a lo que sucedió.
Bedoya: recuerde que no hay deuda que no se pague y plazo que no se cumpla.

ElEspectador.com
martes, 16 de Agosto de 2011

BOLILLO A LAS NORMAS


Sorprendente que la ley proteja a las mujeres y que representantes de los poderes públicos y del fútbol criollo desconozcan las obligaciones que ella impone. Y que desaprovechen la oportunidad para enviar un claro mensaje de rechazo a la violencia contra las mujeres. Las leyes por un lado, el comportamiento de los dirigentes en contravía.
Aparte de que de las lesiones personales se encargue el Código Penal, Colombia adoptó en 1995 la Convención interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer (“Convención de Belém de Pará”).
Con la demora usual en procesos que no son prioridad para muchos, pasaron trece años para que, en desarrollo de la convención, se aprobara la ley 1257, cuyo objeto consiste en la “adopción de normas que permitan garantizar para todas las mujeres una vida libre de violencia, tanto en el ámbito público como en el privado...”. Además de las obligaciones del Estado, las organizaciones de la sociedad civil “tienen la responsabilidad de tomar parte activa en el logro de la eliminación de la violencia y la discriminación contra las mujeres” (Art. 15).
Aunque el espíritu de la ley 1257 es claro en materia de protección a las mujeres, ésta se queda corta en materia de sanciones. Por eso, la ley del Plan de Desarrollo (L. 1450/11) compromete al Gobierno Nacional a su inmediata reglamentación. Incomprensible la posición de la senadora Liliana Rendón, que debería ser abanderada de primera línea de los derechos de las mujeres en un país que las casca.
En cuanto a los resultados de la encuesta que favorece la continuidad del Bolillo, valdría la pena acudir a métodos alternativos de selección muestral. ¿Por qué no aplicarla a una muestra de mujeres maltratadas?
En cualquier caso, es grave que el lamentable hecho no convoque de manera unánime a la sociedad y que, por el contrario, permita su trivialización. Indica, también, que parte importante de las madres colombianas educan a sus hijos e hijas al corte machista. Desde “mija, sírvale el almuerzo a su hermano” hasta el aguante de las golpizas del cónyuge...
Finalmente, como suele ocurrir en el fútbol colombiano, de seguir Bolillo en el cargo, lo retirarán cuando la Selección pierda uno o dos partidos, como pasó con Pinto, Chiqui y Maturana hace poco. O él mismo lo hará, como lo hizo en Ecuador o como amenazó hace pocas semanas en Argentina, por motivos banales al lado de la gravedad de pegarles a las mujeres.
Los señores de la Federación, al discutir qué hacer con la carta de renuncia (no irrevocable, por supuesto) del señor Gómez, deberían antes leer las normas y entender que las leyes son acciones y no buenas intenciones, que imponen obligaciones sociales y que el Bolillo debe irse de la Selección.

ElEspectador.com
martes, 16 de Agosto de 2011

¿ASOMA UNA CONSTITUYENTE?


Hace meses, cuando el Gobierno buscaba un consenso con y entre las altas cortes para sacar adelante la reforma de la Justicia, me atreví a poner en duda que lo lograra. En medio de las venias que el presidente Juan Manuel Santos y su ministro de Interior y Justicia, Germán Vargas, les hacían a las cortes para mejorar el clima heredado del gobierno de Álvaro Uribe, planteé que, aun así, ese consenso iba a ser imposible: para poner un solo ejemplo, lo que le gusta a la Corte Constitucional -la tutela, incluso contra sentencias judiciales- les desagrada a la Corte Suprema y al Consejo de Estado.
La búsqueda de acuerdos continuó durante meses, sin un solo avance. El Gobierno propuso varios cambios, pero, según la queja del Ejecutivo, los altos tribunales no hicieron lo propio. La Corte Constitucional expuso un argumento para mantenerse al margen: como le corresponderá revisar la exequibilidad del proceso, sus magistrados no podían tomar partido previo. En cuanto a la Suprema y al Consejo de Estado, dice el Gobierno, no hubo una sola propuesta concreta.
Por esa razón, y aún antes de que tomara posesión el nuevo ministro de Justicia, Juan Carlos Esguerra, Vargas obtuvo la aprobación de Santos para presentar el proyecto, sin haber alcanzado acuerdo alguno con las cortes. Quién dijo miedo. Los voceros de la Suprema y del Consejo de Estado emitieron un duro comunicado el jueves, en el que acusaron al Gobierno de afectar "seriamente el régimen democrático" y comprometer "la separación de poderes" con las propuestas del proyecto.
Incluso, viejos defensores de las altas cortes consideran que el comunicado fue desproporcionado. Quitarles algunas competencias nominadoras a los altos tribunales, que por demás no les han sentado bien y los han politizado, no amenaza la democracia. Mantener la tutela contra sentencias, cuidando que solo puedan resolverlas las salas plenas de las altas cortes, tampoco. Que los notarios y los centros de conciliación puedan asumir funciones judiciales para descongestionar los atestados juzgados, es una medida válida. Eliminar el Consejo Superior de la Judicatura es algo sobre lo cual casi todos los expertos están de acuerdo. Y que la Fiscalía investigue y la Suprema juzgue a los congresistas y otros aforados es una elemental garantía del sistema acusatorio. También tiene mucho sentido la norma que descongestiona el despacho de la Fiscal General, cargado de excesivas competencias indelegables.
Ahora, ¿esa reforma resuelve la grave crisis de la Justicia? Tal vez no, pero contiene elementos que apuntan en la dirección correcta. Hay otras cosas por hacer, como lo han reconocido Santos y Vargas. Pero esa es otra discusión. La que plantean las cortes, que incluso dijeron que pensaban pedir una veeduría internacional para el proceso de aprobación de la reforma, es la que no tiene sentido. Si no les gusta el proyecto del Gobierno, lleven al Congreso sus propuestas, de manera concreta, si es que consiguen entre ellas un mínimo acuerdo. Así funciona la democracia.
Pero no hay que hacerse ilusiones. El comunicado de la Suprema y del Consejo de Estado ya atemorizó a muchos congresistas. La Corte Suprema decide su suerte penal. Y el Consejo de Estado juzga las pérdidas de investidura de los parlamentarios. De modo que no veo a las mayorías del Capitolio jugarse contra esos dos altos tribunales. La reforma cambia 26 artículos de la Constitución, y requiere ocho debates en las cámaras. Mi apuesta es que naufragará y que, mientras se hunde, surgirán propuestas para una Asamblea Constituyente. Porque, para bien o para mal, fue la Constituyente de hace 20 años la única que pudo sacar adelante una primera reforma de la Justicia. Ojo: no digo que la Constituyente sea la solución, pero la veo asomar.


ElTiempo.com
Domingo, 7 de Agosto de 2011