LO DE CHAVEZ ES EN SERIO
No existe una postura que me preocupe más en estos tiempos que la que tienen muchos colombianos sobre Hugo Chávez. Están convencidos de que salen de él mediante calificativos despreciativos acerca de lo que hace y dice. Que es un tal por cual, que es ‘un indiazo’, que no es inteligente, etc. como si expresar estas afirmaciones sirviera para hacer inviable su proyecto político.
Para empezar, Chávez se debe poner orgulloso de que le digan que tiene ancestros indígenas. Además, debe considerar útil que lo ataquen con argumentos baratos que a la larga no producen ningún efecto.
No nos mintamos: el proyecto político que se construye en Venezuela es tal vez la más grave amenaza que ha tenido el sistema político y social colombiano en toda su historia. Se trata de un modelo que se está exportando con éxito a partir, no de un discurso ideológico difícil de asimilar como lo fue el marxismo leninismo, sino de un plan gestado desde instituciones venezolanas pero que, ante todo, se soporta en realidades políticas y sociales que son inocultables.
Seamos realistas: si alguien se merece a Hugo Chávez es la dirigencia política y empresarial venezolana cuyo egoísmo excluyente gobernó su país con poca sensibilidad social, razón por la cual gran parte del pueblo venezolano, el más pobre, acepta hoy con beneplácito esa confusa ‘revolución socialista bolivariana’.
Lo ocurrido en Honduras es el mejor ejemplo. El presidente Zelaya fue víctima de un golpe de Estado porque el establecimiento hondureño reaccionó tarde a la puesta en marcha de la implementación de un modelo chavista que hoy se encuentra en Bolivia, Ecuador, Paraguay, Nicaragua y, en pocas semanas, Uruguay.
Cuando se actuó se hizo a las patadas, sin acudir a métodos institucionales y democráticos y con el único recurso que al parecer conocen: el golpe militar. No vieron venir lo que se fraguó desde Caracas y no contaban con ideas para lograr que la población se pusiera de su lado.
Se limitaron a expulsar del país a Zelaya, en pijama, al mejor estilo de los años 60. Afortunadamente el mundo ha cambiado y ningún país de la OEA (chavistas y no chavistas) está hoy dispuesto a aceptar el rompimiento abrupto de las reglas de juego democráticas.
¿Es inevitable entonces el avance continental de la ‘revolución socialista bolivariana’? No. De hecho, posee profundas contradicciones y debilidades. Una es la democracia misma (el chavismo no es democrático). Otra, que depende de que el Estado cuente con recursos fiscales cuantiosos.
Pero estas dos razones no son suficientes para derrotarla. Soy un convencido de que la única forma de frenar el chavismo es dando pasos adelante volviendo más incluyentes a nuestras sociedades. No es con epítetos que se derrota a Chávez. Es enfrentando su discurso polarizador mediante la realización de profundas y verdaderas reformas políticas y sociales.
Para empezar, Chávez se debe poner orgulloso de que le digan que tiene ancestros indígenas. Además, debe considerar útil que lo ataquen con argumentos baratos que a la larga no producen ningún efecto.
No nos mintamos: el proyecto político que se construye en Venezuela es tal vez la más grave amenaza que ha tenido el sistema político y social colombiano en toda su historia. Se trata de un modelo que se está exportando con éxito a partir, no de un discurso ideológico difícil de asimilar como lo fue el marxismo leninismo, sino de un plan gestado desde instituciones venezolanas pero que, ante todo, se soporta en realidades políticas y sociales que son inocultables.
Seamos realistas: si alguien se merece a Hugo Chávez es la dirigencia política y empresarial venezolana cuyo egoísmo excluyente gobernó su país con poca sensibilidad social, razón por la cual gran parte del pueblo venezolano, el más pobre, acepta hoy con beneplácito esa confusa ‘revolución socialista bolivariana’.
Lo ocurrido en Honduras es el mejor ejemplo. El presidente Zelaya fue víctima de un golpe de Estado porque el establecimiento hondureño reaccionó tarde a la puesta en marcha de la implementación de un modelo chavista que hoy se encuentra en Bolivia, Ecuador, Paraguay, Nicaragua y, en pocas semanas, Uruguay.
Cuando se actuó se hizo a las patadas, sin acudir a métodos institucionales y democráticos y con el único recurso que al parecer conocen: el golpe militar. No vieron venir lo que se fraguó desde Caracas y no contaban con ideas para lograr que la población se pusiera de su lado.
Se limitaron a expulsar del país a Zelaya, en pijama, al mejor estilo de los años 60. Afortunadamente el mundo ha cambiado y ningún país de la OEA (chavistas y no chavistas) está hoy dispuesto a aceptar el rompimiento abrupto de las reglas de juego democráticas.
¿Es inevitable entonces el avance continental de la ‘revolución socialista bolivariana’? No. De hecho, posee profundas contradicciones y debilidades. Una es la democracia misma (el chavismo no es democrático). Otra, que depende de que el Estado cuente con recursos fiscales cuantiosos.
Pero estas dos razones no son suficientes para derrotarla. Soy un convencido de que la única forma de frenar el chavismo es dando pasos adelante volviendo más incluyentes a nuestras sociedades. No es con epítetos que se derrota a Chávez. Es enfrentando su discurso polarizador mediante la realización de profundas y verdaderas reformas políticas y sociales.
EL POLO NO PERMITE CELEBRACIÓN DE OPERACION JAQUE
Caprichos del comunismo. Al doctor Samuel Moreno le pareció más importante prestarle la Plaza de Bolívar a la Secretaria Distrital de Cultura (¿ahora se llama así?) para que hiciera una exposición de arte, que a nosotros, varios centenares de ciudadanos que queríamos ofrecerle un homenaje a nuestras Fuerzas Militares en el primer aniversario de la Operación Jaque que humilló a las FARC, terroristas que apoyaron -¡oh, casualidades…!-la candidatura de Sammy a la Alcaldía de Bogotá.
Yo no tengo nada contra las exposiciones de pintura. De hecho, me gustan mucho y cuando estuve en el Concejo Distrital de Cultura, durante la administración de Garzón, me opuse tenazmente a que le quitaran dinero a la cultura para destinarlo al “Carnaval por el Orgullo Gay”. Por supuesto, en esa ocasión perdí el pulso. Y ahora también.
Yo siempre pensé que, como ciudadanos, podíamos hacer un uso respetuoso del espacio público que, como su nombre lo dice, es público y no privado. Pero no.. en la Alcaldía Mayor nos salieron con ese cuentico raro.
Que había que pasar unas cartas, que había que hablar con la fulano, mengano y perengano, que permisos, que esto y lo otro, que tal y pascual. Las trabas empiezan desde que uno marca el conmutador de la Alcaldía Mayor; allí una muchareja con actitud de sargento ruso lo manda a uno al carajo sin derecho a ripostar.
La sargento me pasó a una señorita muy amable, doña Violeta Aguilar quien me dijo que debería llamar a Paola Prieto a un número que a la postre resultó no ser de ella sino de una tal Consuelo Rubiano –con quien no hablé. No tuve más remedio que llamar de nuevo a la sargento rusa y le dije que por favor me comunicara de nuevo con doña Violeta Aguilar. Y aquí empiezan las sorpresas… Ella misma, que me había comunicado hacía media hora con Violeta, ahora me estaba diciendo que no conocía a ninguna Violeta Aguilar y que el “sistema” (a ellos les fascina esa palabra) no le “mostraba” que existiera una Violeta. Le contesté muy tímidamente que eso no era posible porque había hablado –y ella me había comunicado- hacia pocos minutos con una Violeta Aguilar.
Con su impresionante acento de cuartel, la recepcionista me dijo que ella no me había pasado a nadie y que yo estaba diciendo mentiras porque no había allí ninguna otra recepcionista. Decidido a no extender el conflicto, le rogué con voz apagada por el terror que me comunicara con el Despacho del Alcalde… posiblemente algo sabrían allí.
Mascullando, accedió a mi clamor. Allá me contestó doña Amalia (o Amelia) Casas a quien le pregunté si conocía a una tal Violeta Aguilar. Me dijo que sí, que estaba junto a ella. Sospechando, le pregunté si conocía a una tal Paola Prieto, encargada de manejar todo lo referente a la Plaza de Bolívar. Y ¡otro milagro…! Me dijo que sí, que también estaba allí cerca de ella. No alcancé a preguntarle por qué razón doña Violeta me había dicho mentiras. Pero por fin pude hablar con Paola Prieto, la encargada de la Plaza de Bolívar.
Doña Paola fue la que me dijo que no era posible hacer el evento del aniversario de la Operación Jaque porque se necesitaba pasar una carta con mínimo dos meses de anticipación. Además, como ya lo comenté, casualmente ya habían prestado la Plaza para una exposición de pintura. No sé si fue impresión mía, pero creí notar cierta risita burlona al decirme que podríamos hacer el evento en noviembre o diciembre.
Total, nos quedamos con los crespos hechos. El camarada Sammy y su séquito amarillo, dueños del balón y amos absolutos de “la guaca”, como se refería Lucho Garzón a nuestra ciudad, nos ha ganado en su cancha. Luchar contra eso es pelea de toche contra guayaba madura… donde nosotros seríamos la noble guayaba.
Así que, gracias doctor Fernando Londoño Hoyos por haber aceptado gentilmente nuestra invitación a acompañarnos; gracias a los liberados de la Operación Jaque que habían confirmado su asistencia… Gracias también a quienes había separado un poco de su tiempo para rendir un merecido homenaje a nuestras Fuerzas Militares, que hoy se encuentran bombardeadas mediante las triquiñuelas, leguleyadas y misiles cargados con odios, mentiras y falsos testigos.
Queremos que sepan, soldados y oficiales honestos y valientes, que los tenemos presentes y los acompañaremos hasta que se revele totalmente la verdad que pretenden ocultar los más turbios intereses.
El Ejército Nacional no es una horda de asesinos.. Aunque las FARC estén utilizando a todos sus agentes infiltrados en los entes estatales para atacar con martillazos judiciales a quienes los han derrotado en el campo militar y estratégico, somos más quienes estamos convencidos de que ellos, nuestro glorioso ejército, son los únicos que pueden liberarnos del terrorismo y el secuestro en que nos tiene sumidos este dúo infame.
Doctor Sammy: Bien.. Nos dañó la fiesta a último momento. Nos hizo quedar como el jopo de una vaca, de esas que su abuelo les birló a los llaneros de San Martín.
Por nuestra parte, aunque no podremos ir a la Plaza de Bolívar, como estaba planeado, no podrán castigarnos por sacar nuestras banderas a ondear. Por lo menos, no podrán hacerlo a menos que el Polo suba al poder presidencial. Y con la platica que están consiguiendo de la “guaca” Bogotá, sumada a los petrodólares que envía el camarada Chávez, seguramente lo intentarán. Obvio, primero tendrán que arrodillar a nuestro ejército y ponerlo al mando de alguna machaca u otro insecto similarmente infeccioso.
Yo no tengo nada contra las exposiciones de pintura. De hecho, me gustan mucho y cuando estuve en el Concejo Distrital de Cultura, durante la administración de Garzón, me opuse tenazmente a que le quitaran dinero a la cultura para destinarlo al “Carnaval por el Orgullo Gay”. Por supuesto, en esa ocasión perdí el pulso. Y ahora también.
Yo siempre pensé que, como ciudadanos, podíamos hacer un uso respetuoso del espacio público que, como su nombre lo dice, es público y no privado. Pero no.. en la Alcaldía Mayor nos salieron con ese cuentico raro.
Que había que pasar unas cartas, que había que hablar con la fulano, mengano y perengano, que permisos, que esto y lo otro, que tal y pascual. Las trabas empiezan desde que uno marca el conmutador de la Alcaldía Mayor; allí una muchareja con actitud de sargento ruso lo manda a uno al carajo sin derecho a ripostar.
La sargento me pasó a una señorita muy amable, doña Violeta Aguilar quien me dijo que debería llamar a Paola Prieto a un número que a la postre resultó no ser de ella sino de una tal Consuelo Rubiano –con quien no hablé. No tuve más remedio que llamar de nuevo a la sargento rusa y le dije que por favor me comunicara de nuevo con doña Violeta Aguilar. Y aquí empiezan las sorpresas… Ella misma, que me había comunicado hacía media hora con Violeta, ahora me estaba diciendo que no conocía a ninguna Violeta Aguilar y que el “sistema” (a ellos les fascina esa palabra) no le “mostraba” que existiera una Violeta. Le contesté muy tímidamente que eso no era posible porque había hablado –y ella me había comunicado- hacia pocos minutos con una Violeta Aguilar.
Con su impresionante acento de cuartel, la recepcionista me dijo que ella no me había pasado a nadie y que yo estaba diciendo mentiras porque no había allí ninguna otra recepcionista. Decidido a no extender el conflicto, le rogué con voz apagada por el terror que me comunicara con el Despacho del Alcalde… posiblemente algo sabrían allí.
Mascullando, accedió a mi clamor. Allá me contestó doña Amalia (o Amelia) Casas a quien le pregunté si conocía a una tal Violeta Aguilar. Me dijo que sí, que estaba junto a ella. Sospechando, le pregunté si conocía a una tal Paola Prieto, encargada de manejar todo lo referente a la Plaza de Bolívar. Y ¡otro milagro…! Me dijo que sí, que también estaba allí cerca de ella. No alcancé a preguntarle por qué razón doña Violeta me había dicho mentiras. Pero por fin pude hablar con Paola Prieto, la encargada de la Plaza de Bolívar.
Doña Paola fue la que me dijo que no era posible hacer el evento del aniversario de la Operación Jaque porque se necesitaba pasar una carta con mínimo dos meses de anticipación. Además, como ya lo comenté, casualmente ya habían prestado la Plaza para una exposición de pintura. No sé si fue impresión mía, pero creí notar cierta risita burlona al decirme que podríamos hacer el evento en noviembre o diciembre.
Total, nos quedamos con los crespos hechos. El camarada Sammy y su séquito amarillo, dueños del balón y amos absolutos de “la guaca”, como se refería Lucho Garzón a nuestra ciudad, nos ha ganado en su cancha. Luchar contra eso es pelea de toche contra guayaba madura… donde nosotros seríamos la noble guayaba.
Así que, gracias doctor Fernando Londoño Hoyos por haber aceptado gentilmente nuestra invitación a acompañarnos; gracias a los liberados de la Operación Jaque que habían confirmado su asistencia… Gracias también a quienes había separado un poco de su tiempo para rendir un merecido homenaje a nuestras Fuerzas Militares, que hoy se encuentran bombardeadas mediante las triquiñuelas, leguleyadas y misiles cargados con odios, mentiras y falsos testigos.
Queremos que sepan, soldados y oficiales honestos y valientes, que los tenemos presentes y los acompañaremos hasta que se revele totalmente la verdad que pretenden ocultar los más turbios intereses.
El Ejército Nacional no es una horda de asesinos.. Aunque las FARC estén utilizando a todos sus agentes infiltrados en los entes estatales para atacar con martillazos judiciales a quienes los han derrotado en el campo militar y estratégico, somos más quienes estamos convencidos de que ellos, nuestro glorioso ejército, son los únicos que pueden liberarnos del terrorismo y el secuestro en que nos tiene sumidos este dúo infame.
Doctor Sammy: Bien.. Nos dañó la fiesta a último momento. Nos hizo quedar como el jopo de una vaca, de esas que su abuelo les birló a los llaneros de San Martín.
Por nuestra parte, aunque no podremos ir a la Plaza de Bolívar, como estaba planeado, no podrán castigarnos por sacar nuestras banderas a ondear. Por lo menos, no podrán hacerlo a menos que el Polo suba al poder presidencial. Y con la platica que están consiguiendo de la “guaca” Bogotá, sumada a los petrodólares que envía el camarada Chávez, seguramente lo intentarán. Obvio, primero tendrán que arrodillar a nuestro ejército y ponerlo al mando de alguna machaca u otro insecto similarmente infeccioso.
Ricardo Puentes Melo (ricardopuentes.blogspot.com)
ECUADOR PASO LA RAYA
Cuánto diera cualquier nación de la Tierra para tener en sus manos algo que se pareciera a los computadores de 'Raúl Reyes'. Inclusive, para las que nada tienen que ver con las Farc ni con ese tenebroso personaje, se trata de un material precioso de investigación y análisis. Que sepamos, es la primera vez que se encuentra un documento de la manera como obra el terrorismo internacional fincado en el narcotráfico.
En la operación 'Fénix' no solo se dio de baja a un pavoroso delincuente, que ya fuera todo a su favor. Es que por obra de nuestras Fuerzas Militares apareció ante nuestros ojos la trama completa del terror. Cómo se financia y se propaga. Cómo establece, mantiene y extiende sus relaciones internacionales. Cómo se filtra en la clase política, para mimetizarse como movimiento subversivo. El número y la condición de sus simpatizantes, sus mecanismos de difusión, sus métodos de acción, todo estaba en esos inapreciables computadores, que se salvaron hasta de un bombardeo.
De todo, menos de la ineptitud proverbial de este Gobierno, en lo demás el mejor que tuvo Colombia, para conducir las relaciones internacionales. Para ganar favores que nadie le pide y para disminuir odios que por gratuitos quedarán intactos, el Presidente cortó pedazos de una pieza única, para regalarlos a los sospechosos de complicidad con el terrorista, y lo demás lo condenó al silencio y al olvido.
Los computadores de 'Reyes' se debieron poner a la luz tan pronto como la Interpol garantizó su autenticidad. Nadie hubiera podido dudar de su contenido ni hubiera puesto en duda la legitimidad de su uso. Que hubiera sido inapreciable para todos. Condenarlos a la sombra fue un error fabuloso del que nos doleremos siempre. Porque la mafia es la misma aquí y en cualquier parte. Porque la perfidia no tiene límites geográficos ni la pasión por el dinero y el poder cambia con los dos grados de latitud de los que se quejaba Pascal. Los bandidos son siempre los mismos y con el alma de 'Reyes' quedaba al desnudo el terrorismo universal.
La operación 'Fénix' fue un acto de legítima defensa de la soberanía colombiana. Los asesinatos de nuestros soldados en Teteyé, las voladuras de nuestro oleoducto Transandino, las extorsiones y los secuestros, la siembra de minas, las masacres cometidas contra nuestros compatriotas por los bárbaros que pasaban cómodamente la frontera con el Ecuador hubieran bastado como causa de una acción internacional contra el gobierno de Correa. Todo lo soportamos en inexplicable silencio. Hasta que un día tuvimos la irrepetible oportunidad de atacar el campamento madre de esos desalmados enemigos de nuestra tranquilidad.
La operación 'Fénix' fue gloriosa, impecable, magnífica. Pero resolvió el Presidente convertir los computadores de 'Reyes' en dispensadores de mercedes para los cómplices de las Farc, para suplicar su benevolencia o su amistad, que no son cosas que se suplican, y perdimos la más extraordinaria de las oportunidades y el más preciado de los instrumentos.
La insolencia del Ecuador no tiene límites. Tratar al ministro Santos como un delincuente internacional no es un error judicial. Es una vulgar agresión contra nuestra dignidad de pueblo libre y respetable. En eso fueron a parar las zalemas y los abrazos para Correa, un resentido furibundo capaz de todo. Hasta de tamaña barbaridad.
El presidente Uribe tendrá que manejar este caso con la firmeza que hasta hoy no ha mostrado en las relaciones internacionales. Sin medir riesgos ni costos. Si dar de baja a un criminal de esta laya es un delito, estamos perdidos. Por eso, sin que Santos nos denuncie el pleito, lo tomamos como propio. Correa tendrá que entender, más pronto que tarde, que Colombia es paciente, pero no amilanada ni cobarde.
Fernando Londoño Hoyos (eltiempo.com)
En la operación 'Fénix' no solo se dio de baja a un pavoroso delincuente, que ya fuera todo a su favor. Es que por obra de nuestras Fuerzas Militares apareció ante nuestros ojos la trama completa del terror. Cómo se financia y se propaga. Cómo establece, mantiene y extiende sus relaciones internacionales. Cómo se filtra en la clase política, para mimetizarse como movimiento subversivo. El número y la condición de sus simpatizantes, sus mecanismos de difusión, sus métodos de acción, todo estaba en esos inapreciables computadores, que se salvaron hasta de un bombardeo.
De todo, menos de la ineptitud proverbial de este Gobierno, en lo demás el mejor que tuvo Colombia, para conducir las relaciones internacionales. Para ganar favores que nadie le pide y para disminuir odios que por gratuitos quedarán intactos, el Presidente cortó pedazos de una pieza única, para regalarlos a los sospechosos de complicidad con el terrorista, y lo demás lo condenó al silencio y al olvido.
Los computadores de 'Reyes' se debieron poner a la luz tan pronto como la Interpol garantizó su autenticidad. Nadie hubiera podido dudar de su contenido ni hubiera puesto en duda la legitimidad de su uso. Que hubiera sido inapreciable para todos. Condenarlos a la sombra fue un error fabuloso del que nos doleremos siempre. Porque la mafia es la misma aquí y en cualquier parte. Porque la perfidia no tiene límites geográficos ni la pasión por el dinero y el poder cambia con los dos grados de latitud de los que se quejaba Pascal. Los bandidos son siempre los mismos y con el alma de 'Reyes' quedaba al desnudo el terrorismo universal.
La operación 'Fénix' fue un acto de legítima defensa de la soberanía colombiana. Los asesinatos de nuestros soldados en Teteyé, las voladuras de nuestro oleoducto Transandino, las extorsiones y los secuestros, la siembra de minas, las masacres cometidas contra nuestros compatriotas por los bárbaros que pasaban cómodamente la frontera con el Ecuador hubieran bastado como causa de una acción internacional contra el gobierno de Correa. Todo lo soportamos en inexplicable silencio. Hasta que un día tuvimos la irrepetible oportunidad de atacar el campamento madre de esos desalmados enemigos de nuestra tranquilidad.
La operación 'Fénix' fue gloriosa, impecable, magnífica. Pero resolvió el Presidente convertir los computadores de 'Reyes' en dispensadores de mercedes para los cómplices de las Farc, para suplicar su benevolencia o su amistad, que no son cosas que se suplican, y perdimos la más extraordinaria de las oportunidades y el más preciado de los instrumentos.
La insolencia del Ecuador no tiene límites. Tratar al ministro Santos como un delincuente internacional no es un error judicial. Es una vulgar agresión contra nuestra dignidad de pueblo libre y respetable. En eso fueron a parar las zalemas y los abrazos para Correa, un resentido furibundo capaz de todo. Hasta de tamaña barbaridad.
El presidente Uribe tendrá que manejar este caso con la firmeza que hasta hoy no ha mostrado en las relaciones internacionales. Sin medir riesgos ni costos. Si dar de baja a un criminal de esta laya es un delito, estamos perdidos. Por eso, sin que Santos nos denuncie el pleito, lo tomamos como propio. Correa tendrá que entender, más pronto que tarde, que Colombia es paciente, pero no amilanada ni cobarde.
Fernando Londoño Hoyos (eltiempo.com)
Suscribirse a:
Entradas (Atom)