ECUADOR Y SU ARTERO JUEGO CONTRA COLOMBIA



Con la grotesca orden de detención dictada contra el general Freddy Padilla de León, comandante de las Fuerzas Militares de Colombia, firmada por un tal Francisco Revelo, obscuro juez ecuatoriano, quedó demostrado, una vez más, que la ofensiva del terrorismo internacional “bolivariano”, del cual las Farc son un apéndice importante, tiene una gran prioridad: deteriorar la moral de las tropas colombianas, desde sus más altos mandos hasta sus bases y reservas, mediante una suerte de guerra psicológica que supone la utilización a fondo, sobre todo para el periodo que viene, de los más sucios subterfugios jurídicos, gracias a la infiltración que esas redes han hecho en los medios judiciales de varios países de América latina.

No hay que prestarse al engaño. Lo que ha hecho el juez de Sucumbios, y el fiscal quiteño que validó esa orden (quien curiosamente se apellida Alvear, como el siniestro colectivo “de abogados” que los colombianos conocemos), no es más que una jugada calculada del gobierno ecuatoriano para poner a prueba, en un contexto de falsa distención con Bogotá, la claridad y determinación del gobierno colombiano, y la disponibilidad de ciertos sectores minoritarios de la política colombiana, ante los desafíos que plantean al país no sólo los presidentes Rafael Correa y Hugo Chávez sino la obscura galaxia extremista del Foro de São Paulo.
La prueba de esto es la lavada de manos que se dio el canciller ecuatoriano Fander Falconí al declarar cínicamente que los jueces de su país “son autónomos” y que el gobierno de Correa no tiene capacidad de designar e intervenir o controlar la Fiscalía". Falso. Durante su cruzada autoritaria contra la “partidocracia”, que culminó con la destitución de 57 congresistas de la oposición, Rafael Correa utilizó a ciertos jueces. ¿Quién puede creerle a Falconi? Este pretende que Colombia haga como si nada hubiera pasado y continúe en los pretendidos diálogos para reanudar las relaciones bilaterales.
Si la cancillería colombiana, y el gobierno de Álvaro Uribe, siguen apegados a una lectura exclusivamente formal, jurídica y beata de lo que dicen sus vecinos y de lo que está ocurriendo en la esfera latinoamericana, sin admitir que hay una hidra que se llama Foro de São Paulo y unos organismos sectarios y taimados creados por el chavismo para imponer un destino autoritario al continente, Colombia seguirá atada a Unasur y se expondrá a nuevas malas sorpresas.
Contra Colombia obran poderosas redes subversivas que manejan, dentro y fuera del país, una agenda y una dialéctica destructiva y antidemocrática. Esas líneas prevalecen sobre los gestos hipócritas de la rutina diplomática. ¿Por qué es tan difícil para el canciller Bermúdez ver esa realidad y tomar medidas?
La secta bolivariana trabaja para instrumentalizar, por ejemplo, Interpol y hacer valer ante ese organismo las órdenes de captura que, sin ningún freno, jueces politizados dictarán contra dirigentes colombianos. Esa gente sueña revivir el episodio de Pinochet asediado en Londres a causa de una orden de captura de un juez español. Quieren hacer eso mismo con el ex ministro Santos y con el general Padilla tan pronto pongan ellos un pié en el extranjero. Y eso sólo será el comienzo.
¿Donde están los esfuerzos del gobierno colombiano para quebrar esa provocación? ¿Para dotarse de una línea que descarrile esos arranques sediciosos? Hasta hoy no hay una sola reflexión al respecto. Pues vivimos, parece, en el mejor de los mundos. La cuestión es grave y exige una actitud más creativa. La movilización debe involucrar no solo a la Cancillería y sus valientes embajadores, sino a todos los cuerpos del Estado y a la sociedad toda. Militares, policías, abogados, políticos, industriales, comerciantes, periodistas, estudiantes, obreros, campesinos, religiosos, todos deben ser invitados a movilizarse y a forjar respuestas para proteger a Colombia. La resistencia contra la ofensiva “bolivariana” debe involucrar al país entero.
Bajo órdenes del Presidente Uribe y del ministro Santos, el general Freddy Padilla de León logró propinarle a las Farc, a los paramilitares y a los carteles de la droga, los golpes más demoledores que ellos hayan conocido. Padilla protegió a los colombianos con la Operación Filipo, que desembocó en la muerte a Pedro Antonio Marín; con la Operación Fénix, que liquidó el bastión de Raúl Reyes en Ecuador, el 1 de marzo de 2008. Y con la Operación Jaque que rescató, sin disparar un tiro, a quince rehenes, el 2 de julio de 2008. El general Padilla pasará a la historia por esos gloriosos hechos de guerra. Colombia le debe inmensa gratitud y respeto.
Sin embargo, y aunque parezca increíble, hay gente en Bogotá que está dispuesta a aplaudir la bellaquería ecuatoriana. La revista Semana criticó “la furia” y el “tono exagerado” del ministro de Defensa Gabriel Silva, quien canceló, con sobrada razón, una reunión entre los dos países luego de declarar que él no iba “a poner en riesgo a nuestros oficiales para que los vuelvan carne de cañón y un espectáculo jurídico y político".
A Semana no le gustó que el gobierno respaldara al general Padilla. Dijo que Uribe “salió a defenderlo como hiciera con el ex ministro Santos”. Para la publicación opositora todo va bien pues “el impasse no lo [ha] creado el gobierno ecuatoriano sino un fiscal autónomo”. La falsa ingenuidad de Semana se troca en gesto ignominioso cuando sugiere, entre líneas, antes de citar a Antonio Navarro Wolf, que es más importante el comercio que la libertad y el honor del general Padilla y del ex ministro Juan Manuel Santos.
Que Navarro Wolf aparezca citado en ese artículo no es casual. El Polo está detrás de la táctica de amancebarse con Correa y sacrificar a Padilla y a Santos, dos cabezas que Caracas quiere ver caer. ¿Por falta de vigilancia Bermúdez le jugará a eso?
Esa táctica está siendo aplicada en otros campos, pero siempre contra los militares. Con propaganda y mentiras enormes un grupo de agitadores logró la detención y la humillación del coronel Plazas Vega, héroe del rescate del Palacio de Justicia. Basada en conjeturas deleznables su detención es el espectáculo más chocante de la justicia colombiana. Esa maniobra se está derrumbando pero eso duró dos años, en medio de la indiferencia de la opinión, de los medios y de los propios militares y reservistas.
Para resumir: el artículo citado le probó a Rafael Correa que en Bogotá él puede contar con ciertos alucinados que lo respaldarán el día de las nuevas arremetidas.
Con su comedia de reacercamiento, Quito quiere jugar al más listo. Trata de imponerle a Colombia una estrategia de doble vía: por un lado amaga con una zanahoria (el restablecimiento de las relaciones) y por la otra alardea con un garrote (el hostigamiento de altos personajes del Estado). ¿Colombia se dejará aplastar por esa tenaza?
El presidente Uribe debería nombrar rápidamente a un verdadero ministro de Justicia que estudie los problemas y proponga salidas a los desafíos de la guerra jurídica. El desmadre judicial actual viene del vacío creado por la fusión de los ministerios de Interior y de Justicia, por razones presupuestales. Es hora de corregir ese error y de crear un escudo jurídico y político contra las siniestras intrigas que se nos vienen encima.

TEMORES DE UN PRESIDENTE



A propósito del referendo y de los juicios que suscita dentro del país y fuera de él, la verdad anda algo extraviada. Petro nos ve oscilando entre la democracia y la dictadura. Y el periodista español Miguel Ángel Bastenier escribe en El País que "los desaguisados de los últimos cuatro años harían enrojecer hasta un dictador". "Colombia, como Dorian Grey -escribe-, no se mira en el espejo. (Un espejo de horrores que sólo él y sus informantes mamertos ven.) Menos mal que en El País hay redactores que no tienen su viejo estrabismo ideológico.

La verdad sobre la coyuntura que vivimos debemos buscarla sin pasión. Es cierto que el referendo y la reelección del presidente Uribe son mal vistos en el exterior, incluso entre amigos y defensores del Gobierno. Es cierto también que todo ello sienta un precedente peligroso para el futuro de la República. Pero es injusta la analogía que suele hacerse de esta alternativa con las travesuras monárquicas de un Chávez, un Correa o un Evo Morales. No es el apetito de poder lo que mueve a Uribe a buscar un tercer mandato. Lo ha reiterado casi con angustia. No quiere que sea esta la imagen que guarden de él las nuevas generaciones. Habla de una encrucijada en el alma y debe creérsele.

¿Por qué, entonces, no renuncia a tal opción? Algunos incondicionales suyos creen que se siente obligado a atender el clamor de un 80 por ciento de los colombianos. Tal apoyo es real, lo percibe uno cuando habla con el colombiano raso. Pero -estoy seguro de ello- lo que realmente mueve al presidente Uribe es el temor de que este inmenso caudal electoral se diluya cuando su nombre no entre en juego. Riesgo real, por cierto.
Figuras capaces de sucederlo en el poder las hay. Buen presidente sería Juan Manuel Santos y buena y relumbrante en el panorama continental, Noemí Sanín. Pero también otros candidatos fieles al Presidente tendrían las condiciones necesarias para proseguir su política de seguridad democrática.

Lo malo es que cualquiera de estas candidaturas podría naufragar por falta de un acuerdo para determinar cuál es la más viable. A cada precandidato se le encuentra alguna falla. Se dice que Santos carece de ese halo engañoso llamado carisma. A Noemí se le ha visto injustamente como evasiva y distante de Uribe por haber anunciado que llevaría su candidatura hasta el final y por su franca crítica al bazar persa en que parecía convertirse el voto de los parlamentarios. 'Uribito' vive un mal momento con el escándalo de AIS. Vargas Lleras es juzgado como desertor del uribismo.

Cualesquiera de ellos que llegue a una segunda vuelta se encontraría ante el riesgo de que un Sergio Fajardo, dueño de una ambigüedad que le permite ganar adhesiones entre amigos y opositores de Uribe, decida no cerrar la puerta a un diálogo con la guerrilla para quedarse con los votos del Polo y del Partido Liberal.
¿No hay otra alternativa que la reelección para conjurar este riesgo? Encuentro dudas entre los propios amigos del Gobierno.

Cabría la opción más transparente de forzar una amplia consulta para encontrar un fuerte sucesor de Uribe. Lo importante es no volver atrás, al engañoso cuento del diálogo en detrimento de una política de firmeza, opción auspiciada por un Chávez y los amigos de las Farc. La política de seguridad democrática debe abrir una nueva etapa de lucha que impida los desafueros de una justicia infiltrada contra los mejores cuadros militares, afronte los problemas de la crisis económica y de la pobreza, rompa con un clientelismo de nuevo rampante y mantenga firmeza y serenidad frente a las amenazas de nuestros belicosos vecinos. Es la única real salida a la incertidumbre hoy vive el país.

¡ESTAS SON LAS COSAS QUE DAN PUTERIA DEL SOCIALISMO!

N.E. Esta angustiada carta, junto con el video de prueba que la acompaña, llego a nuestro correo el dia de ayer. El titulo de la entrada lo hemos puesto nosotros, al leer la carta de quien nos escribe, y ver la prueba filmica de todo lo que ella denuncia. Juzguen Uds. mismos.

Señores Colombia sin Mamertos:

Me permito escribirles a su importante medio, para solicitarles la difución del atropello que se viene cometiendo en Venezuela y de la cual,al igual que muchas familias, fuimos victimas en dias pasados. Recurro a Uds. para de alguna forma hacer visible la injusticia cometida contra nosotros y porque en mi pais la mal llamada justicia no funciona y esta totalmente manejada y al servicio del famoso "Poder Popular". Un poder que solo sirve para que nos roben lo trabajado durante toda una vida, mientras los lideres viven cada dia en una mayor abundancia. Dios los libre hermanos colombianos de pasar algun dia por la situacion absurda por la que atravieza mi pais en estos momentos.

El video que contiene este correo, muestra el momento que el gobernador de Guárico en persona, conjuntamente con funcionarios del INTI, proceden a leer el documento que según ellos, hace valido el proceso de confiscación de las aproximadas 100Ha de la finca de mi familia, la familia Sosa Montoya. Finca productiva y trabajada arduamente por el Sr. Rolando Sosa y Yo, su esposa. Trabajo constante y duro, realizado con tesón y sin descanso, y gracias al cual hemos sacado adelante y formado a tres ciudadanos útiles como son nuestros tres hijos. Trabajo productivo y honrado, que desde hace más de 25 años al igual que el de muchos otros, genera riqueza en el campo venezolano sin quitarle nada a la famosa riqueza petrolera, sin pedirle nada al gobernante de turno.

En realidad, en este video vemos como impávidos ante este abuso, hemos sido amenazados y maltratados verbalmente por el gobernador cuando mi esposo simplemente pide leer el documento antes de firmarlo, de igual forma el gobernador nuevamente amenaza, cuando Yo y otra persona asistente al acto, hacemos unas preguntas.

No son imágenes de una película, son imágenes de realidades que pasan a diario en el campo venezolano. Es la filmación de un acto de vandalismo, de robo gubernamental mediante el abuso del poder, es una demostración del despotismo gobernante, de aplicación de métodos anticonstitucionales para apropiarse de lo productivo por parte de personas serviles y tiralevitas de los gobernantes de turno, personajes que nunca ha sido, ni son, ni serán productivos. Este video muestra la realidad de lo que también le hicieron a Gómez Sigala esta misma semana, es la realidad de lo que vienen haciendo hasta la saciedad desde hace tiempo, es el empoderamiento de la barbarie, la instalación del imperio de la de la ignorancia y la improductividad. Viva la brutalidad, muera la inteligencia, la iniciativa y la productividad.

Con esto hoy más que nunca, estemos en el campo o en la ciudad se reafirma la pregunta, ¿seguiremos esperando que nos toquen el hombro? y cuando suceda, quedará alguien que siga diciendo "ese peo no es mío"

Por favor en la medida de sus posibilidades, ayudenos a difundir este video, por favor difundan que en Venezuela nos están robando el país, que si bien gracias al trabajo de muchos, el proceso totalitario no ha logrado el éxito que aspiraba, es menester el trabajo de todos para lograr que no tengan éxito en la instalación del totalitarismo despótico y poder desmantelar el daño que se le está haciendo a la nación.

No olvidemos que el viernes 2 de octubre nos toco a los Sosa Montoya, pero que mañana le puede suceder5 a cualquier compatriota venezolano.

Gracias y un cordial Saludo.

Jeannette Montoya



¡Pilas Colombia, esto paso allá, pero si los dejamos nos pasa acá!

LA NACIONAL Y EL PETARDO... ¡ALCALDE!


Si todos aquellos, que desde hace mas de siete años no tienen oficio distinto a calumniar y tratar de ponerle la zancadilla al actual gobierno, tuvieran un poco de coherencia en sus posiciones, seguramente muchos de sus actuales ataques estarían apuntando hacia sus propias orillas.


Es el caso reciente del "secuestro express" que se presento en la Universidad Nacional. Situación esta, que no solo, es lamentable por tratarse del principal claustro universitario del país, sino que como siempre en estos casos, terminan pagando justos por pecadores.

¿Quien gano y quien perdió? Bueno, empecemos por decir que pierde tanto la universidad como el país, tanto la noticia como las imágenes que le dan la vuelta al mundo, ayudan a reforzar la, ya de por si, imagen negativa que tienen de nosotros en el exterior. Pierden los directamente implicados por cuanto seguramente, este hecho tendrá consecuencias legales, así hoy quieran usar eufemismos, muy al estilo de cierta senadora para referirse al tema del secuestro. Pierde la protesta en sí misma porque si era legitima, ante las vías de hecho, pierde cualquier posibilidad de respaldo popular y por el contrario podría terminar siendo un bumerán en contra, si se crea en el ambiente la sensación de que el dinero publico, (que al fin y al cabo es de todos) esta siendo invertido, no en la formación de profesionales sino auspiciando delincuentes. Y como siempre, y como nos tiene acostumbrados, pierde nuevamente el nefasto alcalde capitalino.

Los estudiantes y la oposición deberían cuestionar al alcalde y por ahi derecho a la secretaria de gobierno, sobre la forma como se manejó la situación de la universidad, desde la alcaldia. Gracias a la debilidad, falta de autoridad y total ineptitud de Samuel, lo que empezó como una simple y normal protesta estudiantil, termino siendo un secuestro, con repercusiones penales. El alcalde simplemente debió hacer lo mismo que hizo el presidente Uribe, ¡Solo que tres o cuatro horas antes! El alcalde como primera autoridad de la ciudad ha debido autorizar con prontitud el ingreso de la fuerza pública y seguramente la protesta no hubiera tenido el desenlace conocido por todos. Una vez restablecido el orden sin mayores traumatismos, el alcalde pudo convocar a un dialogo civilizado entre las partes y seguramente su imagen como primera autoridad, al no perder el control de la situación ni dejarse presionar por acciones de hecho, y su talante como conciliador, al lograr solucionar el conflicto de una forma pacifica, se hubieran visto recompensadas. Como sabemos ocurrió exactamente todo lo contrario. El alcalde junto con su secretaria de gobierno, se limitaron a reproducir el "manual mamerto" para resolución de conflictos: dejar que el tiempo pase, infinitos diálogos sin sentido, debilitamiento de la autoridad y completa "apertura de piernas" ante las exigencias de los delincuentes.

¿Quien gana? De carambola y como si el destino estuviera del lado de Uribe, tanto quienes propiciaron la protesta como la ineficiencia del alcalde, le dieron un papayaso al presidente que ni siquiera el mismo José Obdulio hubiera planeado mejor. Llego y demostró autoridad, algo que le encanta a la gente y por lo que ha sido elegido dos veces, sentando un precedente histórico, que seguro lo trasnochaba y que a partir de hoy empezara a trasnochar es a quienes generan disturbios en la universidades publicas: el ingreso de la fuerza publica a los claustros, reafirmando la consigna que lo ha caracterizado desde su primer mandato: ¡No debe haber sitios vedados para la fuerza publica!, y claro, aqui se saco la espinita. Puede que entre los estudiantes, especialmente quienes allí estaban o entre los mas recalcitrantes mamertos, la situación no fuera así como se vio, pero lo cierto es que ante el grueso de la población, ante el país y el mundo, el presidente quedo como el gran salvador, el que tomo las decisiones y el que no permitió que algunos violentaran la ley ni las instituciones. En la mente de la gente quedo la imagen de un alcalde falto de carácter, que tuvo que ser sustituido por parte del propio presidente, ante la falta de acciones contundentes.

Esperemos que se investigue a fondo este tema, especialmente lo que tiene que ver con infiltrados de grupos armados, así como con personas ajenas a la universidad. Ahora serán los jueces quienes digan la última palabra y quienes realmente determinen las consecuencias legales de los hechos presentados. Por lo pronto el país y especialmente los bogotanos, ya emitimos nuestro propio juicio: ¡Que petardo de alcalde el que tenemos!

EL EXPRESIDENTE PRESIDENCIABLE


Uno pensaría de entrada que si Álvaro Uribe queda habilitado para reelegirse, nada impedirá que lo haga. Sin embargo, una opinión que publicó este periódico del Secretario Jurídico de la Presidencia me dejó pensando que no necesariamente eso tiene que ser tan automático.

Alguien que ocupa un cargo de jerarquía tan relativa como el secretario Edmundo del Castillo no parecería tener la autonomía suficiente para ir por ahí confesando que no está de acuerdo con la reelección en el 2010, sino con la del 2014. Esa opinión pueden darla sin miedo al regaño un jerarca de la Iglesia como monseñor Pedro Rubiano, o un empresario como Luis Carlos Villegas, o un ex asesor presidencial con suficiente peso en la cola como Fabio Echeverri. Pero viniendo de un subalterno tan subalterno, no hay sino dos opciones: o es una mala persona que quiere dejar su cargo dando un portazo (cosa que no creo), o el secretario jurídico de Uribe está repitiendo algo que ha escuchado en los corredores de Palacio como una posibilidad.

Yo la cogí por ahí. Por la posibilidad de que se lo haya oído decir a alguien, incluso al propio Presidente. Y he venido tejiendo desde entonces un plan B de la reelección. Que consistiría en que, una vez superados los obstáculos de la revisión de la Corte y de la votación del referendo y ya con el permiso de competir en las elecciones presidenciales del 30 de mayo, Uribe se lleve el permiso sin usar y le despeje el camino a alguno de los candidatos uribistas que aspiran a sucederlo.

Pensarán ustedes que la cosa es medio loca. Pero no lo es tanto si analizamos todas las "jarteras" actuales que se ahorra Uribe.

Primero, saltándose un período se ahorraría la casi totalidad de las injurias que le está lanzando la oposición, como la de que es un dictador. Y que intenta tumbar la Constitución del 91 y alterar el equilibrio de los poderes públicos con su segunda reelección inmediata utilizando en su campaña, como Presidente-candidato, privilegios que no tienen los demás contrincantes que no están en ejercicio del poder, como la vitrina gratis en los medios de comunicación que por naturaleza tiene todo gobernante; los dineros públicos para hacer proselitismo, los consejos comunales, el avión presidencial y otras gabelas semejantes, que hacen casi imposible competir electoralmente contra un presidente en ejercicio.

Hasta se ahorraría la incómoda acusación de que, con su ambición, está taponando una oportunidad generacional, frustrando aspiraciones absolutamente legítimas y contemporáneas, como las de Santos y Noemí. Y hasta se ahorraría la incomodidad de doña Lina. Y un nuevo editorial de Bastenier en El País de Madrid.

Si la Presidencia del 2010 la ocupa algún otro uribista, Uribe sería durante cuatro años el poder detrás del trono. Con toda autoridad mantendría su "sirirí" sobre la forma como el nuevo gobierno estaría cuidándole sus obsesiones en materia de seguridad democrática, confianza inversionista y cohesión social. Porque, por más independientes que sean Santos o Noemí (suponiendo que en alguno de los dos recaiga la sucesión presidencial del 2010), no lo serán tanto como para marginar a Uribe como consejero influyente y deliberante, con la autoridad que le dará haberse retirado de la Presidencia con un 70 por ciento de popularidad y llevándose entre el bolsillo el permiso de la reelección. Con lo cual adquiriría, a partir del 2010, el poderosísimo estatus indefinido de ex presidente presidenciable, hasta que él quiera mantenerlo.

Es cierto que ese experimento nos cuesta la bobadita de cien mil millones de pesos. Pero, si de todas maneras eso costará el referendo, ¿qué diferencia hace que no sea para la Presidencia de ahora, sino para la de dentro de cuatro años?

Más costoso que eso saldrán los honorarios del siquiatra de los antiuribistas furibundos cuando, a falta de un Uribe, vengan dos, con el que muy posiblemente gobernaría en lugar de él a partir del 2010. Hasta que llegue el 2014, cuando todavía tendrán pendiente... ¡otro gobierno de Álvaro Uribe!

SE ME OLVIDA ¿Alguien les podrá decir a los proveedores de películas de cable que están trayendo al país que los doblajes son detestables y que el buen cine se ve en el idioma original, con letreros?

EL METODO DEL OJIMETRO



Para ser sensatos, nadie espera que un columnista en sus escritos y comentarios haga alarde de academia o cientificidad. Pero, resulta de elemental consideración que las cosas a las que se refieren estén acompañadas de un buen razonamiento, sobre todo si se hacen afirmaciones de carácter valorativo que puedan afectar a una comunidad o a un gobierno. Quiero referirme a dos artículos de reciente aparición. El de Miguel Ángel Bastenier en el diario español El País titulado “Colombia se niega a mirarse en el espejo” (Oct. 12/09) y a la columna de Natalia Springer “La Medellín traqueta” en el diario El Tiempo (octubre12/09).

El artículo de Bastenier ha dado lugar a una especie de jolgorio nacional de ciertos círculos que, dejándose llevar de sus malquerencias con el gobierno Uribe, lo han presentado como el non plus ultra, la verdad revelada sobre Colombia, la radiografía más certera, etc. Todo porque es publicado en el diario más importante de España y por tener la firma de un periodista de prestigio. Bastenier vino, vio, escuchó y sentenció. Pero, ¿dónde tiró su red para pescar información? ¿A quiénes entrevistó?, ¿qué cifras presenta para establecer una posible comparación con el pasado? Sólo vio y oyó lo que le dicta su militancia antiamericanista y su socialismo de mediopelo, es un gran aliado del liberalismo colombiano a quien considera un partido socialdemócrata. Impactante, crudo, contundente, su visión del país no se sale de la idea colonialista que algunos intelectuales progresistas del viejo continente tienen sobre nuestra compleja realidad, somos una “banana republic”, gobernada por un sátrapa, peor que un dictador, etc. Un libreto que se lo hemos escuchado a Chávez, a Correa a Piedad, a los dos Gavirias a Petro a Pardo y al gran periodismo colombiano. No hay, a decir verdad, nada nuevo en el texto de Bastenier, pero les emociona, mentalidad colonial la llaman, que lo diga un español.

Claro que cuando una revista americana, Newsweek, destaca al presidente Uribe como uno de los 14 grandes transformadores de la posguerra en el mundo, la noticia es relegada a planos secundarios o ni siquiera se menciona o se asume como una tiradera de pelo.

Bastenier echa en el saco de la vergüenza todos los últimos escándalos y hasta los que no califican de tal. Al hacerlo indiscriminadamente se libra de la obligación que tiene todo periodista de ser riguroso y mostrar las cosas en su contexto. Claro que hay conductas dolosas y hechos abominables en este país, pero se les ha dado la cara, se discuten en libertad y se espera la acción de la justicia. Veamos un solo ejemplo de unilateralidad, el tema de la parapolítica: ¿Acaso Bastenier aclara cuándo se firmó el pacto de Ralito que dio lugar a las investigaciones?, ¿por qué no le dice a sus lectores que la mayoría de los implicados hicieron esas alianzas en gobiernos anteriores y que la mayoría cuando lo hicieron pertenecían al liberalismo? Tampoco reconoce que fue por la Ley de Justicia y Paz y el proceso de negociación de paras y gobierno que se facilitó el develamiento de muchas verdades y la aclaración de miles de crímenes. Lo que importaba era hacer el daño y terciar en la política interna haciéndose al lado de la oposición. Y si de espejos hay que hablar, le podemos preguntar a Bastenier en el espejo de cuál gobierno nos debemos mirar: ¿en el de Gaviria, en el de Samper, en el de Pastrana? Ahí sí que comprendería porque se aprecia la obra de Uribe en Colombia.

En cuanto a la columnista Springer surgen muchas inquietudes sobre las fuentes consultadas. No creo suficiente montar en Metrocable y utilizarlo como mirador. Es un atrevimiento y una ofensa a la inteligencia que se haga una caracterización tan ramplona sobre una ciudad como Medellín que ha sido víctima de todo tipo de violencias y que lucha por superar ese terrible flagelo. Queda la sensación de que hay un sesgo anti-paisa en el escrito de Springer cuando afirma que Medellín se pudre por dentro, no lo quiero creer, pienso que se trata más bien de ligereza y superficialidad. Una observación más detenida y profunda de los problemas de violencia reciente en el país, no sólo en Medellín, le daría para entender que lo que estamos viviendo es un cambio cualitativo en las expresiones del crimen, la violencia por motivos políticos casi ha desaparecido. Lo que tenemos es una guerra de los herederos de los grandes capos, abatidos o extraditados durante este gobierno al que no se le reconoce ningún mérito.

Bastenier como Springer alimentan, con su visión simplista y sesgada, esas miradas estereotipadas sobre Colombia y sobre Medellín, como pueblo de narcotraficantes y de violentos. Como si fuesen razonables los dicterios con que se solazan algunos de nuestros laureados novelistas. Si Springer se hubiese detenido a mirar, como debe hacerlo un buen sociólogo o antropólogo, usando la observación etnográfica, es decir, con mirada densa y compleja, seguro habría visto muchas otras cosas y no sólo lo que es motivo de pesar y vergüenza, habría visto un pueblo trabajador, optimista con una alta autoestima, que es lo que le sirve para no caer en el humilladero o en el lodazal de sus desgracias.

Ella como Bastenier aplicaron el método callejero del ojímetro, ambos consideran que basta mirar para concluir.

EL DEBACLE DE LA CIUDAD


Es una pena ver lo que llegó A ser Bogotá para tener que contrastarlo con lo que se ha convertido en nuestros días (y no hablo del bache que supuso el Bogotazo).

Para nadie es un secreto que, cuando menos desde la alcaldía de Jaime Castro, la ciudad tuvo brillantes administraciones que, cada cual a su manera y con sus propios prejuicios, por así decirlo, supo darle un horizonte y una luz a la capital. Se trató de una ardua y, sobre todo, paciente labor por construir una ciudad mejor en todos lo órdenes. Si Jaime Castro saneó las finanzas, si Antanas Mockus educó a sus habitantes, si Enrique Peñalosa fue hábil ejecutor, los alcaldes subsiguientes han sabido (y siguen sabiendo) acabar rápidamente con ese proyecto que suponía en ocasiones esfuerzos, pero que rendía sus frutos.

No es cuestión de negar las limitaciones de los anteriores alcaldes (que todos las tuvieron), sino de hacer notar que a pesar de ellas mismas la ciudad iba formándose y fortaleciéndose como guiada por una misteriosa entelequia. Ocurre que tenían esas administraciones algo de lo que carecen las últimas dos: un proyecto de ciudad; una mira y un anhelo. Nada de ir construyendo según el albur de los caprichos o el vaivén de los votantes. Como consecuencia de las desacertadas políticas, carentes de orden y de juicio, la ciudad ha retornado a tasas de violencia, homicidio e inseguridad que no se veían desde los primeros años de la década del noventa; los habitantes la perciben menos segura y ha habido notables retrocesos en órdenes en los que se había ganado inmenso terreno; las tasas de creación de nuevos cupos académicos se desaceleraron desde el desgobierno de Garzón, ayudado por su amigo Abel Rodríguez, y un largo etcétera que haría esta columna interminable. Y lo que fue la ciudad, se fue derrumbando gracias a la democracia; esto es, la volubilidad del electorado, la demagogia de los candidatos, la incapacidad de los gobernantes… Así, y por una aterradora burla del destino, desde que tenemos polo hemos perdido el norte.

De estas dos alcaldías —la de Funesto y Nefasto— casi preferiría el quietismo del primero, que la desidia del segundo. Pero no se engañe el lector; dije casi y en verdad, por una curiosa antinomia, la inacción de Funesto estaba acompañada de una insulsa verborrea, carente de gracia, aunque pretendiera cultivar la ironía —así le iba—, mientras que la indolencia de Nefasto viene acompañada de un oneroso mutismo.

Por todo ello, no deja de sorprenderme que Peñalosa y Mockus que tanto bien le hicieron otrora a la ciudad, guiados ahora por quién sabe cuáles vanas pretensiones, vengan a juntarse con quien tan desalmadamente supo barrer en un instante lo que comenzaba a construirse, que era grande. Si tuviera uno que elegir entre el desgobierno de Funesto o el de Nefasto, sería difícil decantarse por alguno de los dos, pero por lo menos Funesto, últimamente, consiguió buenos amigos (y no estoy hablando de sus juergas).

LOS MITOS DEL TERRORISMO


Justificar su existencia y la decisión de optar por la violencia es indispensable para los grupos terroristas. Tales organizaciones saben que la violencia no es suficiente para cumplir su objetivo y de la necesidad de combinarla con otros instrumentos y medios que permitan la movilización ciudadana a su favor.

La revolución sobreviene, siguiendo a Von der Heydte, cuando la fórmula en que se sustenta un orden político pierde vigencia, esto es, que agota su legitimidad y es reemplazada por una nueva, la que proponen los terroristas. Por esa razón, el cumplimiento del objetivo político implica instalar esa nueva fórmula, lo cual se alcanza si ésta obtiene legitimidad, es decir, si consigue coincidir con los valores y las ideas imperantes en la sociedad.

Para lograrlo, los terroristas deben ofrecer a los ciudadanos una lectura de la historia que justifique su actividad y propósitos. La manera en que se relatan los acontecimientos, se adjudican responsabilidades, se exaltan o condenan individuos o grupos y se explica el presente, resulta decisiva en la posibilidad de que el proyecto impulsado por los terroristas gane la legitimidad necesaria para imponerse.

Por esa razón, una de las tareas permanentes es la creación de mitos legitimadores. Se trata de convertir ciertos acontecimientos en hechos que permiten explicar el presente y justificar conductas futuras. Más que el hecho en sí, lo importante es el significado y alcance que se le otorgue, al igual que lograr que sea interiorizado por el colectivo del cual se busca obtener apoyo. Esto explica que las organizaciones terroristas insistan hasta la saciedad en las supuestas “causas del conflicto” y que cada de una de sus operaciones se cubra con idéntico manto discursivo.

En ese contexto, se entiende por mito una historia ficticia construida sobre sucesos reales cuya narración e interpretación obedece a determinados intereses políticos y visión de la sociedad. Los mitos políticos determinan la acción política, pues al ser aceptados por la sociedad se convierten en condicionante de sus actitudes y conductas.

Tal y como lo describe Ernst Cassirer en “El Mito del Estado”, los “nuevos mitos políticos no surgen libremente”. “Son cosas artificiales, fabricadas por artífices muy expertos y habilidosos”. Dicha característica es clave a la hora de interpretar el papel de los mitos en el terrorismo y su utilización por parte de los agentes políticos. El profesor Antonio Elorza tiene razón al afirmar que la “historia no hace el mito; es el mito el que se convierte en historia”.

Los mitos enmarcan los enfoques, fijan las percepciones de los involucrados, son imprescindibles en la adhesión popular que buscan los grupos terroristas y en el reclutamiento de nuevos integrantes. Tienen también que ver con la decisión de mantener la violencia y constituyen un elemento de cohesión interna. Un aparato armado que impugna el orden político debe contar con un discurso en que los mitos se repiten y se extienden, al tiempo que proporcionan una explicación a su existencia y una justificación para sus miembros. En virtud del mito se avala el asesinato, los carros bombas, el secuestro y, en general, el empleo de todo tipo de acciones terroristas. El mito permite además descargar la responsabilidad de los propios crímenes en el enemigo o en la sociedad, nunca en la organización terrorista.

Al examinar los casos de Irlanda del Norte con IRA y del País Vasco con ETA se ratifica la forma en que los mitos y la manipulación de la historia se vinculan íntimamente a la existencia y actuación de los grupos terroristas.

Las FARC son muy diestras en el manejo del mito. Antes de su fundación oficial y con el surgimiento de las primeras guerrillas comunistas, en los años cincuenta, una de las principales tareas ha sido la de escribir una narrativa que justifique la violencia. Son muchos los ejemplos que se pueden citar, pero dejémoslos para la siguiente columna, por lo pronto, subrayemos que una línea de acción antiterrorista es la de desmitificar aquellos acontecimientos que sirven de sustento al discurso de las agrupaciones violentas presentándolos en su real dimensión.

BASTENIER EN PLENA CRISIS DE NERVIOS


El violento editorial de El País de Madrid contra el referendo en Colombia fue registrado por la prensa colombiana pero pocos han tratado de saber qué hay detrás de esa embestida. Su autor, Miguel Ángel Bastenier, es un periodista importante, un profesor de periodismo que conoce bien la realidad española. Sin embargo, su intuición respecto de otros países, como Colombia, a donde viaja con frecuencia, es con alguna frecuencia superficial. La nefasta obsesión del antiamericanismo primario no le deja ver las cosas en su verdadera dimensión.

Los platos rotos de ese defecto los paga ahora Colombia y el presidente Uribe quien es visto por Bastenier como un “dictador. En eso Bastenier no hace sino repetir lo que dicen las Farc. Los colombianos somos vistos por la eminencia de El País como unos hipócritas que no quieren mirarse en el espejo. ¿Cómo puede ser de otra manera si Colombia es, según Bastenier, un museo de los horrores?
Miguel Ángel Bastenier no es sólo un alto heliotropo de El País. El hombre pasa por ser el inspirador de la política exterior del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. La polémica alianza de civilizaciones, concepto insignia de éste es, por ejemplo, defendida a morir por Bastenier. Este no se cansó de insultar a George W. Bush por no haberla adoptado después de la matanza del 11 de septiembre de 2001.
Bastenier es autor de otras teorías cojas y estrambóticas, que él pretende fundamentales. Por ejemplo, sostiene que “los Estados Unidos ejercen una hegemonía negativa, es decir una hegemonía de destrucción masiva. Ello hace que los conflictos internacionales se dirijan hacia una situación de putrefacción.
Bastenier sueña con un nuevo orden mundial, donde reine lo que él llama la“multipolaridad, es decir una bella y total anarquía donde las peores bandas terroristas, las dictaduras agresivas y los regímenes más predadores hagan lo que quieran con su propia gente y con sus vecinos. En ese orden global, explica Bastenier, Estados Unidos, sólo debería jugar el papel de árbitro imparcial.
Bastenier ha descubierto otras maravillas. Por ejemplo, que Washington quiere sitiar a la Rusia de Putin, a través de la Otan. Bastenier milita, pues, por el retiro de las tropas españoles de Irak y por el retiro de las tropas de Occidente en Afganistán, donde se debe, obviamente, dejar tranquilos a los talibanes y a los señores de Al Qaida.
Pues la amenaza islamista no es sino un cuento chino. Bastenier estima que los atentados islamistas de Madrid del 11 de marzo no influyeron para nada en la elección, tres días después, de Rodríguez Zapatero. El considera “aberrante”toda alianza estrecha entre España y Estados Unidos. Sobre todo en América latina donde España, según él, es una “potencia económica” que debe jugar entre los grandes.
Sobre Colombia, Bastenier no es menos clarividente. Como suele ser recibido con grandes agasajos por sus colegas, el no se cansa de repetir, en España, que en Colombia hay un periodismo muy modesto”. Esa es la razón por la cual él nos ha hecho el favor de ir a Colombia a dictar clases de periodismo. Con la fundación de García Márquez, Bastenier va a Cartagena de Indias a explicar a sus jóvenes alumnos, durante cuatro semanas, que la prensa debe ser revolucionaria. Con esa receta un día habrá por fin en Colombia periodistas que estén a la altura del periodismo basteniero.
Al mismo tiempo, el hombre tiene enorme dificultad para reconocer que en Venezuela el periodismo vive una tragedia. Bastenier dice que allí sólo existen presiones”sobre los medios, pero ello se da, claro, en el mar de libertad de expresión”que garantiza el presidente Chávez. El dijo eso después del brutal cierre de RCTV.
Su admiración por Hugo Chávez es considerable. Bastenier ha dicho que él no ve razones para atajar a Chávez. Cuando Hugo Chávez fue destituido por los militares, el escribió un editorial furibundo contra eso.
¿Quién puede pues sorprenderse cuando Bastenier, hablando de Colombia, juega a confundir la verdad con el rumor? Pues Bastenier toma como hechos lo que no son sino burdos embuchados, como lo de los 2000 falsos positivos”y lo del centenar de diputados uribistas procesados o en la cárcel. Esas cifras inexactas prueban que Bastenier no sabe de qué habla.
El panorama que él pinta es una copia de la propaganda que distribuyen las Farc en Madrid. Como éstas, él dice que las grandes mayorías que apoyan a Uribe (tema de ciencia política que excede su capacidad de comprensión), no son más que gentes seducidas o simplemente favorecidas, es decir, compradas, por Uribe. ¿Qué diferencia hay entre eso y lo que dijeron las Farc cuando Uribe fue elegido la primera vez, en el sentido de que el pueblo uribista era paramilitar”?
Bastenier se complace en copiar los comunicados del Polo y del grupo de Piedad Córdoba cuando dice que la certificación estadounidense en la lucha contra la droga y la apertura de siete bases colombianas a Estados Unidos es una bofetada (no dice para quien).
Desde luego, la perspectiva de un tercer mandato de Álvaro Uribe, o el triunfo de un candidato uribista, es lo que dispara ese histérico ataque de nervios. Todo eso es un peligro, claro, para la izquierda sectaria, dogmática y minoritaria que Bastenier defiende, y sobre todo para las Farc, entidad que él reconoce como terrorista, pero que no debería ser, según Bastenier, exterminada por el ángel vengador.
Esas amabilidades es lo que los alumnos del insigne Bastenier deberían tener en cuenta la próxima vez que él venga a Colombia a desplegar su sabiduría.

PUÑALADA TRAPERA


El proceso contra el coronel Alfonso Plazas Vega ha estado colmado de imprecisiones, mentiras, testimonios falsos y documentos apócrifos. Más que una cuestión judicial, esto se ha mostrado como una cuenta de cobro política ¿De quién?

Parecería que algunos sectores de la izquierda que otrora estuvieron vinculados con el M-19 tienen un desaforado interés en hacer que Plazas Vega se pudra en la cárcel por un delito que claramente no cometió.

Se ha demostrado hasta la saciedad que él no tuvo control sobre las personas que salieron vivas del Palacio de Justicia. Su función consistió en combatir a los terroristas que asaltaron el edificio. Las personas rescatadas de ese infierno fueron conducidas a la Casa del Florero, donde eran identificadas por parte de la inteligencia militar.

Un interrogante elemental recorre este episodio: ¿Cómo alguien que estaba embutido en un tanque de guerra dándoles bala a los terroristas podía, al mismo tiempo, estar presente en la identificación de los sobrevivientes, procedimiento que se realizó en una edificación ubicada a más de 100 metros de distancia?

Quienes no creen en la inocencia de Plazas, aseguran que en su contra pesan testimonios de personas que supuestamente tuvieron conocimiento de las órdenes impartidas por él para torturar y asesinar a los empleados de la cafetería del Palacio.

Veamos la catadura de los supuestos testigos para hacernos una idea de quiénes son ellos. El primero fue un tal Ricardo Gámez Mazuera, quien dijo que era policía y que había participado en las operaciones de recuperación del Palacio. Una investigación de la Procuraduría en 1989 reveló que era imposible que Gámez hubiera hecho parte de dicho operativo, por cuanto había sido destituido de la Policía Nacional en 1979, ¡seis años antes de la toma!

La trapisonda debía continuar y entonces, como por arte de magia, apareció otro gran testigo, quien se presentó como cabo del Ejército. Firmó su declaración con el nombre de Édgar Villarreal. Al hacer la elemental comprobación en los archivos castrenses, se encontró que efectivamente el cabo se llamaba Édgar, pero Villamizar, no Villarreal. ¿Por qué el testigo cambió su apellido?

Y así me gastaría todas las páginas de esta edición de El Espectador narrando las infinitas irregularidades y falacias que se han descubierto en el proceso judicial contra Plazas Vega, un hombre impecable, un ciudadano ejemplar que se jugó la vida como pocos para salvar a Colombia del golpe de Estado que querían dar los terroristas del M-19, cumpliendo un mandato de su verdadero jefe, cerebro y financiador, Pablo Escobar.

La Procuraduría descubrió el maremágnum de inconsistencias y por eso pidió que se absolviera al imputado. No hay una sola prueba que permita siquiera pensar que Plazas obró ilegalmente. Él combatió con hombría a los salvajes, cumpliendo órdenes de sus superiores. Era su deber “mantener la democracia” que los antisociales querían dinamitar.

Pero faltaba la puñalada trapera. Tenían que poner a bailar a los Estados Unidos y emanó de la cantonera un “informe del Departamento de Estado” en el que se indica que Plazas y otros militares son los autores de las muertes de los civiles del Palacio de Justicia. Esa es una mentira miserable que busca limpiar la cara del asesino: el M-19.

El documento sí existe, pero se trata de un memorial redactado por una ONG que fue remitido a la Embajada de los Estados Unidos en Bogotá. El entonces embajador de ese país, Curtis Kamman, se limitó a reenviarlo a Washington, aclarando que no se trataba de un documento elaborado por la Misión diplomática.

Un observador desprevenido se preguntaría: ¿Por qué quieren condenar a Plazas Vega al costo que sea? ¿Por qué tanto afán de cerrar el caso? ¿Habrá interés de salvar a alguien? La historia se encargará de respondernos.

USAQUEN, BLOQUEADA


Con la decisión de no hacer TransMilenio en la 7a. sino un cuasi algo que apenas mantiene el nombre, que además solo operará hasta la calle 100, los habitantes de la calle 100 hacia el norte alrededor de la 7a. quedarán bloqueados durante al menos los próximos 30 años. Los embotellamientos serán cada vez más espesos y no tendrán transporte masivo. Quien viva en Cedritos habría podido ir en TransMilenio a la calle 72 en menos de 15 minutos; con las decisiones adoptadas, le tomará más de una hora. Quienes se movilizan en carro también se habrían beneficiado del menor tráfico, pues TransMilenio bien hecho habría atraído a muchos automovilistas: hoy, 17 por ciento de los usuarios de TransMilenio tienen carro.

La decisión de la Alcaldía implica meter a toda la población del nororiente en buses alimentadores hasta una estación de integración en la calle 100, donde tendrán que cambiar al bus de 'TransMilenio'. Al norte de la 100 irán a velocidad casi peatonal, mezclados con el resto del tráfico, en medio del trancón.

Como se cobrarán 800 pesos por el uso del bus alimentador, como se está haciendo hoy en la calle 142, en Cedritos, para llevar pasajeros a la troncal Autopista, los ciudadanos tendrán que pagar mucho más. Por ejemplo, quienes tomen el bus en San Cristóbal norte, tendrán que pagar los 800 pesos del bus alimentador, más los 1.500 del 'TransMilenio', para un total de 2.300 pesos, cuando hoy solo pagan 1.200 de un bus tradicional: 660.000 pesos más anualmente. Si esos buses alimentadores no se cobran, el costo para el sistema sería enorme: quienes van, por ejemplo, de la calle 170 a Usaquén viajarían gratis.

El nuevo 'TransMilenio' de la 7a. no incluye el mejoramiento urbano, como aceras y plazoletas, o los puentes sobre las calles 85 y 92, que estaban incluidos en los diseños originales. Tampoco tiene los sobrepasos en las estaciones, que son lo que le da al sistema velocidad, al permitir la operación de buses expresos, y capacidad, al multiplicar hasta por 5 la capacidad de un sistema sin sobrepasos. Las edificaciones de poco valor que se había contemplado demoler para abrir campo a los sobrepasos, seguramente serán reemplazadas por otras más costosas, que imposibilitarán su demolición y la construcción de una buena troncal aun en el futuro.

El 'TransMilenio' de la 7a. no tendrá carriles exclusivos, sino 'preferenciales' entre la calle 72 y la 100. Esto significa que allí habrá vehículos estacionados dejando pasajeros o carga y, como ocurre en las ciudades del mundo con carriles "preferenciales" sin separación física, los demás vehículos terminarán invadiendo los carriles de los buses.

Probablemente, la principal área de expansión de la ciudad en los próximos 25 años será el nororiente, para lo que se ha anunciado la aprobación del "plan zonal del norte", sin solución de transporte masivo.

Con TransMilenio, en lugar del metro que no habrá en la 7a., los ciudadanos obtienen ventajas. Muchos metros van tan llenos o más que TM. Por ejemplo, en la línea roja de Sao Paulo, los pasajeros deben tomar el tren 5 estaciones en la dirección contraria, para poder subirse al tren que necesitan. Y es más agradable viajar en superficie, con luz natural, que viajar enterrado. La sensación de inseguridad en las estaciones subterráneas lleva a que aun en ciudades avanzadas muchos eviten el metro tarde en la noche. Las largas escaleras que hay que usar no son agradables; aunque sean mecánicas, se dañan con frecuencia.

Cuando hay ascensores para personas en silla de ruedas o con coches de bebé, además de apestar frecuentemente, son difíciles de encontrar y se dañan. En Nueva York, 1 de cada 6 ascensores estuvo dañado más de un mes en el 2007.

Una tarea hermosa para los ediles de Usaquén es estudiar y comparar lo que había diseñado con lo que se va a hacer, y entender las implicaciones para las familias de su localidad. Y explicarlo a sus electores, cuya calidad de vida se va a deteriorar aceleradamente, a la vez que se desvalorizan sus inmuebles.

YA ENTENDI



Colombia es una democracia, ¡claro que lo es! ¿Perfectible? ¿Cuál no? Pero, si ustedes van a la OEA, en Washington, la mayoría de sus contertulios -hasta los haitianos- le preguntarán que cuándo, por fin, nos llegará la democracia.

A Arquímedes lo pusieron a investigar un fraude y descubrió cómo medir el volumen de los cuerpos; a Newton, la simple caída de una manzana le inspiró la formulación de la Ley de la Gravedad. Guardadas proporciones, a los humanos del montón, también ciertas casualidades nos ayudan a resolver ciertos 'misterijillos' políticos.

Por ejemplo: en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (OEA) se cuece y recuece la tesis de nuestra dictadura. Uno de sus funcionarios, cariacontecido, me expresó hace poco sus condolencias. Pensé, ¡mataron al Presidente!; ¡mínimo mataron a Herbin Hoyos!, porque, si a estos los tiene sin cuidado la suerte de Venezuela, ¡con lo que pasa allá!, tendrá que ser muy grave nuestro cuento. ¡Pásmense! Me dijo: "Ya no sólo es la persecución a los abogados y a las asociaciones de víctimas de los 'crímenes de Estado'. Ahora se la montaron a los magistrados de la Corte Suprema. Vinieron a pedir protección. Uribe los quiere hacer matar."

Ahí se prendió mi bombillo y entendí, por fin, por qué siempre se bloquea en la OEA la declaratoria como terroristas a las Farc y, en cambio, las enaltecen como ejército beligerante (presencié, al respecto, intensos combates dialécticos de Uribe con otros presidentes). Y descubrí cómo en ese organismo -esto es lo más escandaloso-, sectores de la política y del aparato de justicia colombianos, asociados al mamertismo internacional, son quienes imponen esas definiciones nefandas.

Primero, hay una larga tradición de vinculación del Partido Comunista y, a través suyo, de las Farc con el sindicalismo de la judicatura (ver Álvaro Delgado, 'Todo tiempo pasado fue peor'). Segundo, las Farc predican que "la ilegitimidad del Régimen y el terror del Estado dan vigencia al alzamiento popular y convalidan ante el mundo el sagrado derecho del pueblo a la rebelión" (ver Carlos Medina, Farc-Ep, 'Notas para una historia política'). Ese hecho y esa tesis conspiran para que hoy en la OEA, de buena fe algunos, nos traten como a parias.

Varios magistrados de la Corte Suprema, actuando como idiotas útiles de las Farc y de sus corifeos internacionales (nadie insinuaría su directa militancia), estuvieron la semana pasada en Washington: reforzaron los argumentos sobre la satrapía colombiana; propusieron medidas cautelares e insinuaron un cerco internacional contra nuestro Gobierno. En ese contexto, ya uno sí entiende por qué la Corte declaró -en sentencia- que las motivaciones de la guerrilla son altruistas y merecen tratamiento judicial benévolo.

Todos pensamos inicialmente que había sido un embuchado de alguien. ¡Qué bah! Ese criterio se impuso mayoritariamente y nutre la campaña política de la Corte contra el Ejecutivo y las decisiones judiciales sobre miembros de las guerrillas (a favor) y de la fuerza pública (en contra). Ejemplos: 1) reiteradas negativas de extradición de guerrilleros. 2) Operación de traslado a Arauca del miembro más peligroso del Coce, Pablito, con evidente propósito de facilitar su fuga. 3) Libertad de Mateo, un asesino capturado en flagrancia cuando estaba en el campamento de Iván Ríos. Tiene tales alcances, que fue miembro principal de la Junta de EPM. 4) Libertad del sindicalista de Fensuagro, capturado en Sumapaz cuando pretendían reiniciar el terrorismo en Bogotá (alcanzaron a poner la bomba en Blockbuster). La justicia aceptó la peregrina tesis de que estaba secuestrado por sus camaradas. 5) Libertad inmediata del "mensajero" capturado con fotografías de los secuestrados. 6) Negativa (parados en sus cuatro) a investigar la 'Farcpolítica'.

En cambio, la justicia persigue sin misericordia a todo policía o soldado que actúe contra la guerrilla. La semana entrante enunciaré varios casos graves.

CUANDO VENGAN POR COLOMBIA... ¡YA NO HABRA NADIE QUE NOS AYUDE!


No entendemos al gobierno de Colombia, que consciente de la amenaza que se cierne sobre la democracia en América Latina y sobre la suya propia -proveniente del feroz ataque que el Foro de Sao Paulo realiza desde los gobiernos conquistados en los últimos 10 años- no haya defendido al pueblo hondureño cuando depuso a Manuel Zelaya.

El presidente de Honduras, fue separado de su cargo, mediante la aplicación de normas constitucionales legales y vigentes para ese país, era un presidente en ejercicio que estaba violentando la constitución y había incurrido claramente en traición a la patria. Trató de cambiar la constitución de su país –al mejor estilo chavista-, violentando todas las normas constitucionales vigentes de su país, para perpetuarse en el poder, influido por los dólares y el petróleo de Hugo Chávez, quien en sus afanes expansionistas ha comprado gobiernos y presidentes por doquier en América Latina.
Hablando de estilo chavista, en estos días hemos analizado unos videos publicados en YouTube, donde el presidente Evo Morales dice “Algunos dicen que estamos en el poder, falso, no estamos en el poder, solo tenemos el gobierno, el poder ejecutivo…” y termina diciendo “…el poder que tenga el pueblo significa tenemos el poder ejecutivo, el poder legislativo y el poder judicial así el pueblo Boliviano tendrá el poder para hacer una justicia con los trabajadores.” No hay que ser muy sagaz para entender que lo que le espera a Bolivia es una larga dictadura al igual que a varios países de nuestra América, y Honduras no era la excepción.
Por estas razones no entendemos al gobierno colombiano que decidió apoyar la versión y los argumentos chavistas en torno a un supuesto “golpe de estado” ocurrido en Honduras, versión acogida por casi toda la comunidad internacional en forma absurda.
Nos preguntamos preocupados ¿Entonces un presidente, en esta época no puede ser juzgado y condenado, si trasgrede las leyes y la constitución que juró cumplir al asumir el mandato? Porque esto es lo que ha ocurrido y la condena mundial –inexplicable- tiene aislado al pueblo hondureño y condenado a embargos económicos, rupturas diplomáticas, etc.
Es claro para nosotros, y para muchos analistas imparciales de América Latina, que allí no hubo tal “golpe”. Revisando los documentos –todos disponibles en internet- se deduce que Zelaya fue condenado, destituido, capturado y expatriado.
Lo que si debemos aceptar, es que al presidente Zelaya debieron ponerlo preso, y no dejarlo en otro país en medio de la noche y en pijama, humillándolo y exponiéndose a la crisis internacional que se ha desencadenado.
Aunque entendemos que lo hicieron pensando en evitar un baño de sangre en su país. Hipótesis que apunta a que los militares que habían sido comisionados para la capturarlo decidieron de dos males el menor. Si lo hubiesen dejado encarcelado quizás habrían podido desencadenarse disturbios que llevarían a lamentables hechos de sangre. Sacarlo del país era ilegal, pero ante la posibilidad de una confrontación entre hermanos, para evitarlo se explica que lo hayan expatriado.
Este error ha sido aprovechado mediáticamente para condenar la transición constitucional que vivió Honduras y vender al mundo la versión de que hubo un golpe de estado en Honduras.
La dignidad del pueblo hondureño, no estaba a la venta y aún mantienen su posición, tal parece que este ejemplo aterroriza a todos los mandatarios del mundo moderno, y estamos de acuerdo, deberían temblar aquellos que disfrazados de demócratas llegaron al poder y hoy intentan convertirse en dictadores.
Francamente no entendemos al presidente Uribe, quien en varios escenarios, valientemente se ha opuesto al expansionismo chavista y ha enfrentado al interior de la UNASUR a los presidentes del “eje del mal”.
Esperemos que cuando se quiera reaccionar no sea tarde para Colombia. Lamente su falta de solidaridad con el vapuleado pueblo hondureño, se parece a la cobardía de algunos descrita por el dramaturgo alemán Bertolt Brecht en la Alemania nazi:
“Primero cogieron a los comunistas,
y yo no dije nada porque yo no era un comunista.
Luego se llevaron a los judíos,
y no dije nada porque yo no era un judío.
Luego vinieron por los obreros,
y no dije nada porque no era ni obrero ni sindicalista.
Luego se metieron con los católicos,
y no dije nada porque yo era protestante.
Y cuando finalmente vinieron por mí
no quedaba nadie para protestar.”

Parodiando este poema callejero de Brecht, podríamos decir –ya no de los nazis sino el Foro de Sao Paulo-: Primero vinieron por Venezuela, pero como yo no era venezolano, no dije nada. Luego vinieron por Bolivia, pero como yo no era boliviano, no dije nada… etc., pero cuando vengan por Colombia, ya no habrá quien nos ayude.
¿Tendremos los colombianos la mitad de la dignidad del pueblo hondureño y haremos valer nuestra independencia y respetar nuestra democracia? Vale la pena pensarlo.

TALIBANISMO EN LA SALA PENAL



La sed inmoderada de poder puede llevar a feos descalabros. La sala penal de la Corte Suprema de Justicia parece haber entrado en ese callejón sin salida. Alguien les dijo que podrían tomarse el poder de manera indirecta. Y lo están haciendo contra todo y contra todos. Parece que la consigna es no entender razones y avanzar en una sola dirección, sin calcular las consecuencias. Y tratar de doblegar a quien sea, al precio que sea. Pues el fin, según ellos, justifica los medios.

Contra el presidente Álvaro Uribe lo ha intentado todo. No lo han derrocado pues la intriga "Tasmania" abortó muy pronto. Ahora tratan de demostrar que la función presidencial puede ser vulnerada. El derecho del Presidente a proponer una terna para la designación de Fiscal General pretende ser por ellos abolida. Catorce de los 23 magistrados se niegan a escoger el Fiscal. Humillan y vetan a los tres candidatos y quieren elegir a uno distinto, designado por ellos y de su mismo corrillo. Para eso tendrán que cargarse la Constitución. Es lo que están haciendo. Ya han sido acusados de prevaricato. Pero siguen. Ya veremos cuál será el fin de esa aventura. En todo caso, la pieza de teatro a la que asistimos es shakesperiana, es decir ruidosa y sangrienta.

Contra el Congreso esa sala se desbocó hace mucho. Ningún país del mundo había visto lo que ellos pretenden hacer: evaporar el poder legislativo con el pretexto de que algunos elegidos tuvieron nexos reales o presuntos con paramilitares y están siendo sancionados. Aquellos que tuvieron y tienen nexos con las Farc son, por el contrario, loados y protegidos. Ahora quieren embastillar a los miembros del Congreso que quedan por haber votado el referendo. Esa deriva alucinante es posible pues creen que la coja Constitución de 1991 no prevé salida clara a ciertos abusos. No hay una autoridad que pueda sancionar esos excesos. O mejor, esa autoridad existe, pero es inoperante, pues es el pleno de la Cámara de Representantes y éste ha sido puesto en entredicho.

Como el Procurador General es católico y defiende una visión clásica del Derecho, se lo quieren cargar a él también. Nadie debe oponerse a ellos, dicen entre líneas. Alejandro Ordóñez explicó que el magistrado auxiliar Iván Velásquez (el mismo que estuvo comprometido en el caso "Tasmania") no debe viajar a Washington solo, es decir sin un representante del ministerio público, para entrevistarse con los jefes paramilitares encarcelados allá. Ordóñez tiene toda la razón. ¿Por qué Velásquez quiere verse a solas con jefes criminales? ¿Para armar con ellos un segundo caso Tasmania? Todo es posible en este bello mundo. Piedad Córdoba lo hizo un día y vino amenazando a todo el mundo. ¿La sala penal quiere que ese sainete se repita? Ordóñez promete abrirle una investigación disciplinaria a Velásquez si viaja solo. Ahora la sala penal de la CSJ quieren derribar a Ordóñez por eso.

¿Cómo derribar a Ordóñez? Muy fácil. Mediante otra impostura. Germán Navas Talero, un congresista del minoritario Polo Democrático, tristemente célebre por haber entablado la demanda contra los congresistas que votaron el referéndum, ha sido sacado del cubilete por los artistas de la Corte. El acaba de entablar demanda contra el Procurador General por un asunto imaginario que en otro país no sería siquiera examinado. Como Ordoñez no tomó la decisión que el Polo quería respecto del asunto de la “Yidispolítica” lo acusa de haber “desestimado pruebas” que habrían existido en ese tema. Pero esas “pruebas” eran otra cosa. Según el Procurador General, eran “pruebas mal allegadas y mal recaudadas que mal podrían valorarse” como tales. Como en la Colombia de estos días más vale una falsa verdad que un hecho, el Procurador tendrá que ir a perder tiempo para convencer a la CSJ.

Otra que ataca a Ordóñez es Claudia López, una senadora que predica que los males de Colombia comenzaron con los paramilitares y que la criminalidad armada narco-comunista, las Farc y sus émulos, quienes forzaron el nacimiento de los paras, no son sino angelitos que luchan por la justicia social. Contra Alejandro Ordóñez ella está diciendo que busca “obstruir las funciones de la Corte” al exigir al magistrado Velázquez abstenerse de ver a los paras en Estados Unidos sin presencia de un delegado suyo. Ella alega que ese requisito “no existe para los demás procesos penales”. Eso es cierto. Lo que ella calla es que contactar discretamente criminales detenidos, ofrecerles dinero y beneficios judiciales y hasta viajes al extranjero, con familia y todo, a cambio de declaraciones falsas contra ciertos inculpados, tampoco existía en el derecho procesal penal colombiano. Y aún así varios magistrados se embarcaron en esa aventura ilegal. Por eso el principio de precaución que aplica, en buena hora, el Procurador es bienvenido.

Si quiere entrevistar a los ex jefes paras extraditados, la CSJ debería enviar a un magistrado titular, pues quien actúa en esa diligencia es la sala de casación penal. ¿Por qué escogió precisamente al sulfuroso magistrado auxiliar Velásquez?

El Procurador contesta también la nueva jurisprudencia de la CSJ sobre las renuncias de congresistas al fuero. Pidió que el caso del ex senador Álvaro García Romero se quede en manos de un juez especializado y explicó que el cambio en las reglas de juego decidido por los magistrados "constituye una violación a las garantías al debido proceso”. La Procuraduría pidió, ademas, que el coronel Plazas Vega sea absuelto pues las pruebas que fueron recabadas contra él se derrumbaron. Por todo eso, la minoría que pretende utilizar al poder judicial como arma contra la mayoría y contra el gobierno quiere sacarlo del ring. En estos días, todo el mundo tiembla en Bogotá, y con razón, ante al paso de los modernos Atilas.

¿Y ESE A QUIEN LE HA GANADO?


En estricto sentido, Piedad Córdoba se merecía más el Premio Nobel de la Paz que Barack Obama. Por lo menos ella podía mostrar como resultado un puñado de secuestrados liberados gracias a las gestiones que impulsó. Dicen que al comité del premio no le gustó el exceso de show ni la politización chavista en la tarea de la senadora. Y es que se le fue la mano. Pero de ahí a que Obama se lo mereciera más, hay mucho trecho.

En el caso del presidente estadounidense, vale preguntarse al estilo Maradona: "¿Y ese a quién le ha ganado?". O para ser más precisos: ¿qué resultados concretos en el campo de la paz ha conseguido Obama? Porque se supone que el Nobel de Paz no es un premio de poesía, a los versos más bonitos, ni el Óscar a la mejor actuación, sino el reconocimiento a gestiones y logros comprobables a favor de la paz.

En este campo, el palmarés del mandatario estadounidense es nulo. Inició un retiro lento de las tropas de su país en Irak, que no está claro si va a producir más o menos violencia. A la vez, viene aumentando las tropas en Afganistán, a pesar de la certeza de muchos expertos de que se trata de una guerra irregular sin rumbo, donde los muertos seguirán creciendo sin importar cuántos soldados envíe Washington.

Ante sus narices, algunos de los gobiernos más belicistas y agresivos del planeta están aumentando sus arsenales estratégicos y nucleares a pasos agigantados, sin que Obama haya sido capaz de evitarlo por la vía diplomática, ni por el ejercicio de una presión más amenazante. Ni a la Venezuela de Chávez, ni al Irán de Ahmadinejad, ni a la Corea de Kim Jong-il les importa un pito el discurso de mano tendida de Obama. Igual, multiplican sus armas y, en el caso de Irán y Corea del Norte y quizás, en el futuro, en el de Venezuela, avanzan con decisión en la construcción de su capacidad nuclear que, en manos de sus fanáticos líderes, solo puede resultar enormemente peligrosa para la paz del planeta.

El Nobel, han dicho los analistas, no lo recibe Obama por sus avances, sino por la esperanza que ha despertado. Pero, como lo recordaba el sábado The New York Times, "el premio es un recorderis de la brecha entre la ambiciosa promesa de las palabras de Obama y sus logros". Yo voy más lejos. A mí me preocupa que los pasos dados por el presidente estadounidense conduzcan más a la guerra que a la paz.

En el caso de Irán, en estos días se inicia una ronda de conversaciones entre representantes de su poco democrático y muy fundamentalista gobierno, y delegados de Washington y de gobiernos europeos, a propósito del desarrollo nuclear iraní. Conocedores de la manera de actuar de Ahmadinejad aseguran que todo es un truco para ganar tiempo y seguir con su desarrollo atómico. En cuanto a Corea, le ha dejado claro a Obama, con el lanzamiento de misiles, que tampoco va a renunciar a ser un país nuclear. Y Chávez va por el mismo camino, ahora con el sirirí de la presencia militar estadounidense en bases colombianas.

La buena onda del mandatario estadounidense, que tanto les gusta a muchos ingenuos, no va a convencer a esos tiranuelos. Lo previsible es que le sigan mamando gallo a Washington, mientras logran consolidarse como potencias militares e, incluso, atómicas. Y si, por dejarlos actuar así, Obama se merece el Nobel de la Paz, entonces este mundo anda al revés. Es como si, en 1938, al inglés Chamberlain y al francés Daladier les hubieran dado ese premio por negociar en Múnich con Hitler un tratado que, a la postre, no fue más que compra de tiempo por parte del régimen nazi para estar mejor preparado a la hora de desatar la segunda guerra mundial. Apaciguar desde la debilidad, como lo hicieron Chamberlain y Daladier, es el camino seguro a la peor de las guerras. Y Obama debería saberlo.

SU MOMENTO ES AHORA


Desde los 18 años, que se sepa, Juan Manuel Santos ha querido ser Presidente de Colombia. Toda su vida política ha consistido en recorrer un laberinto como esos que se ven en los periódicos, entre estrechos caminos que van en distintas direcciones, todos hacia tramos sin salida, menos uno, que es el que lleva a la meta, por lo general situada en el cuadrito de la mitad.

Muchos años duró Juan Manuel haciendo el oso de actuar como presidenciable sin tener un voto. Ni siquiera dos ministerios que ejerció muy bien y que aprovechó para recibir la mayor exposición de medios posible le alcanzaron para sacarlo del margen de error en las encuestas. No despegaba. Y no solo eso: parecía que su destino político no le daba más que para aspirar a la jefatura del Partido Liberal, que, como ha quedado demostrado, era comparable a comprar un pasaje en el Titanic.

Pero, eso sí: tiene una estrella increíble y cae parado. Uribe decidió fundar el partido de 'la U' y Juan Manuel quedó al mando de carambola, porque Peñalosa no aceptó. En las elecciones parlamentarias siguientes, 'la U' quedó por encima, no solo del Partido Liberal, sino del Conservador y de Cambio Radical. Ese fue el momento más determinante de su carrera política. Lo catapultó como jefe y adquirió carta blanca para pedirle a Uribe el ministerio que quisiera. Escogió el de Defensa, que ejerció espectacularmente bien, a pesar de los falsos positivos. Después de más de 15 años de esfuerzos más o menos inútiles, por fin se ganó la gratitud de los colombianos y quedó colocado como primera opción presidencial, si no hay Uribe.

Hoy está en el último tramo de su laberinto. Tiene la meta ahí. La está viendo. La está tocando. Casi se ha quedado sin contendores en el uribismo, pues Arias podría no recuperarse del golpe de Agro, Ingreso Seguro y Noemí navega con dificultad en la incoherencia política de sus últimos zigzagueos. Pero le queda Uribe, atravesado en su camino hacia el cuadrito feliz.

Hay un momento para todo en la vida. En la política es tan frágil y tan efímero ese momento, que pasó como un soplo la oportunidad de Noemí cuando casi derrota a Pastrana y a Serpa. Y la de Peñalosa cuando pudo haber saltado de la Alcaldía de Bogotá a la Presidencia.

Pueden ser tan breves esos momentos estelares, que, al poco tiempo de salir del ministerio y de ausentarse unas semanas del país, Juan Manuel bajó siete puntos en las encuestas. Si eso pasó en dos meses, nadie puede garantizar que siga siendo la primera opción si le toca esperar cuatro años más a que termine el tercer período de Uribe. Para ese entonces habrá nuevos líderes, nuevas situaciones en el escenario nacional, que permiten anticipar un hecho inevitable: el ajedrez político de hoy, en el que podría ganar Santos, no será el mismo del 2014. Y en él no tiene ninguna seguridad de volver a estar tan cerca de la meta en su laberinto. Ni siquiera si en un nuevo gobierno de Uribe vuelve y juega como Ministro del Interior o Canciller, o como embajador en Washington.

Por lo pronto, él describe su situación como la de un deportista con pie enyesado. Inteligentemente se dedicará a recorrer (así de cojo) el país, defendiendo a los candidatos de 'la U' en las elecciones parlamentarias y consolidando sus vínculos con la clase política, los que por cierto tiene muy buenos, a pesar de nunca haber sido ni parlamentario ni elegido jamás para alguna dignidad.

El momento de Juan Manuel es ahora. Y en su situación, hasta sor Teresa de Calcuta estaría rezando todas las noches para que la Corte Constitucional tumbe la reelección.

Lo importante es que Juan Manuel rece con la veladora apagada, para que no se le note.

¡SE ME OLVIDA! Dice un amigo cachaco, con el típico humor bogotano, que los colombianos nunca habían estado tan asustados como cuando se rumoró que monseñor Darío Castrillón podía ser Papa y Piedad Córdoba, Nobel de Paz.

VELAS BLANCAS, MUCHAS VELAS BLANCAS


Dicen que después de que las cosas pasan, el idiota se vuelve sabio. Por eso resulta inútil que el Partido Liberal y el Polo sigan buscando razones que expliquen o justifiquen las magras votaciones en sus respectivas consultas y lloren sobre la leche derramada. El resultado neto son dos ganadores, Rafael Pardo y Gustavo Petro, y el imperativo de uno y otro es, ante todo, poner orden en la casa para luego diseñar un programa y una estrategia con miras a la conquista del poder.

No es tarea fácil. Ni los liberales ni el Polo pueden lograr la mayoría electoral y la idea de buscar convergencias de fuerzas afines enfrenta obstáculos en los dos partidos por diferentes razones. También deben hacer oídos sordos al triunfalismo uribista, ahora recargado por los resultados de la encuesta de Semana, RCN y La FM, según la cual si el Presidente entra en la contienda electoral no habría con qué hacer un caldo entre los candidatos de la oposición. Pero ese es el reto.

El discurso oficial de la seguridad democrática, la confianza inversionista y la cohesión social, repetido hasta el cansancio como un mantra, y las encuestas electorales que reflejan y retroalimentan la percepción de que Uribe es el único, el imbatible, el indispensable, han creado un ambiente de inevitabilidad e imprescindibilidad, de triunfo anticipado, que podría convertirse en profecía autocumplida: sin Uribe, la hecatombe.

El Presidente sigue blindado. Pocos le cobran los errores de su gobierno y ahora con un ‘Tirofijo II’ en el horizonte, el presidente Chávez, nada mejor para sus propósitos. Es el nuevo ‘coco’, el enemigo para contener, que Uribe usa hábil e indirectamente para concitar apoyos y diluir resistencias frente a la segunda reelección. El miedo vuelve a servirle de factor aglutinante y de filtro para mantener el hechizo entre la mayoría de los electores que, como los micos de la leyenda china, no quieren oír lo malo, ni ver lo malo, ni hablar sobre lo malo del Gobierno, sumidos como están en lo que psicólogos y psiquiatras llaman proceso de negación de la realidad.

Poco parece importarles la concentración excesiva del poder presidencial, la grave y peligrosa degradación de las instituciones y valores democráticos, el ambiente de descomposición en el que todo vale y el fin justifica los medios. Unos por cuenta de gabelas y exenciones, otros por cuenta de ayudas directas, los más porque la democracia los tiene sin cuidado, se niegan a ver la realidad o a cobrarle escándalos — ‘parapolítica’, ‘Yidispolítica’, enfrentamientos con la Corte Suprema, ‘chuzadas’ y seguimientos a opositores, feria de notarías, corrupción en algunos ministerios— y se resisten a pensar en las graves y nefastas consecuencias de una eventual segunda reelección.

¿Cómo romper el embrujo uribista? Es la pregunta del millón para la oposición, ‘amorcillada’ y entrampada en el antiuribismo que le ha hecho cometer muchos errores, y cuya debilidad ha sido, precisamente, uno de los factores que han sostenido a Uribe. Porque materia para construir una propuesta alternativa viable hay de sobra. El Gobierno tiene pendiente una gran deuda social, los índices de pobreza, inequidad, desempleo, informalidad, violencia urbana y un largo etcétera son motivos suficientes para justificar un cambio.

La oposición tiene la posibilidad de construir una gran alianza en torno a un “acuerdo sobre lo fundamental” —habría dicho Álvaro Gómez—para medirse frente al proyecto uribista. Si el pulso es con Uribe porque la Corte Constitucional le da la bendición al referendo será difícil pero no imposible. Si es con alguno de sus tres posibles herederos —Santos, Arias y Noemí—, las posibilidades se multiplican. Los dos mejor ‘ranqueados’, Santos y Arias, registran 11 por ciento cada uno en la encuesta mencionada, y los tres sumados no llegan ni a la mitad del 63 por ciento presidencial. Y hay por lo menos 30 por ciento de indecisos susceptibles de conquistar.

Mientras la oposición define estrategias y la Corte Constitucional decide, prenderé velas blancas, muchas velas blancas, para que el Espíritu Santo la ilumine y sepulte la reelección. Tirios y troyanos le reconocemos a Uribe muchos logros en seguridad, golpes a la guerrilla, recuperación de confianza… Pero llegó la hora del reposo del guerrero.

DARDOS Y PUYAS


Verguenza es lo que deberia sentir todo europeo viendo los titulares de El Espectador y de El Tiempo del jueves pasado.

En este diario se resalta en grandes titulares que el número de personas que pasan hambre en el mundo superó los mil millones. Simultáneamente, en la primera página de El Tiempo sale una foto a color que muestra decenas de carrotanques en Bélgica y en Francia derramando tres millones de litros de leche al caño en protesta contra los bajos precios.

Los países del mal llamado Tercer Mundo estamos acostumbrados a la hipocresía de los países más desarrollados, que siguen manteniendo niveles de subsidios que bordean la insensatez y que ponen todo tipo de obstáculos a que lleguen a sus mercados los productos agrícolas de los países menos desarrollados. (Un poco más del 60 por ciento del presupuesto de la Unión Europea va a parar a manos de los agricultores, buena parte de ellos empresas multinacionales). La tragedia del hambre en el Tercer Mundo no es algo que desvele ni a los mandatarios, ni a los burócratas europeos.

~~~

Si un desprevenido llegara a ver a dos “Rambos” increpando y amenazando a un pobre hombre que trata de lidiar en su propio patio contra dos rufianes, uno pensaría en sana lógica que los dos “Rambos” deberían es apoyar, o por lo menos no obstaculizar, la tarea que enfrenta el pobre hombre subyugando al par de criminales. En buena parte debido a la falta de solidaridad de sus vecinos inmediatos, el pobre hombre ha aceptado la ayuda de un vecino lejano.

En la anterior alegoría, los dos “Rambos” son Brasil y Venezuela, ambos armados hasta los dientes por los franceses y por los rusos, y el pobre hombre es nuestra sufrida patria. Que en Unasur —con alevosía y absoluta falta de solidaridad— Brasil y Venezuela increpen a Colombia por el hecho de aceptar la ayuda de los norteamericanos para acabar con el narcoterrorismo de las Farc y de los paramilitares, es moral y políticamente inaceptable.

~~~

Jimmy Carter fue un presidente de Estados Unidos poco afortunado. Siempre ingenuo, Carter hoy afirma que el racismo esta detrás de los ataques a Obama. El racismo no sólo no fue un factor en la elección por amplia mayoría de Obama, sino que no jugó papel alguno. Hoy, a raíz de una serie de decisiones y medidas equivocadas, la popularidad de Obama está por el suelo. Lo que no se puede aceptar es que se descalifique toda crítica a Obama como producto del racismo. Las insensateces de Carter le recuerdan a uno a los mamertos que, tildándolo de fascista, buscan siempre descalificar a todo crítico o adversario.

~~~

Los discursos demagógicos (como aquellos de Alexánder López en diferentes escenarios defendiendo que se mantenga en manos de Emcali la unidad de telecomunicaciones de dicha empresa), arrancan uno que otro aplauso, mas no convencen. Las cifras del sector no mienten: entre 2006 y 2009, de acuerdo con la Comisión Reguladora de Telecomunicaciones, los ingresos de la telefonía fija en Colombia disminuyeron en $686.000 millones. En ese mismo período los ingresos de la telefonía móvil y de valor agregado aumentaron en $3.044 millones. De mantener los niveles de menores ingresos que se han registrado en los últimos tres años, los ingresos de la telefonía fija van a desaparecer en siete años. ¿Cómo es posible que Alexánder López argumente que la telefonía fija tiene viabilidad? Al Municipio de Cali (y por ende a todos sus habitantes) le están metiendo gato por liebre. Ojalá el Concejo de Cali mantenga la sensatez y no se deje intimidar por aquellos que manifiestamente tienen una agenda oculta.

DARDOS Y PULLAS


Verguenza es lo que deberian sentir todo europeo viendo los titulares de El Espectador y de El Tiempo del jueves pasado.

En este diario se resalta en grandes titulares que el número de personas que pasan hambre en el mundo superó los mil millones. Simultáneamente, en la primera página de El Tiempo sale una foto a color que muestra decenas de carrotanques en Bélgica y en Francia derramando tres millones de litros de leche al caño en protesta contra los bajos precios.

Los países del mal llamado Tercer Mundo estamos acostumbrados a la hipocresía de los países más desarrollados, que siguen manteniendo niveles de subsidios que bordean la insensatez y que ponen todo tipo de obstáculos a que lleguen a sus mercados los productos agrícolas de los países menos desarrollados. (Un poco más del 60 por ciento del presupuesto de la Unión Europea va a parar a manos de los agricultores, buena parte de ellos empresas multinacionales). La tragedia del hambre en el Tercer Mundo no es algo que desvele ni a los mandatarios, ni a los burócratas europeos.

~~~

Si un desprevenido llegara a ver a dos “Rambos” increpando y amenazando a un pobre hombre que trata de lidiar en su propio patio contra dos rufianes, uno pensaría en sana lógica que los dos “Rambos” deberían es apoyar, o por lo menos no obstaculizar, la tarea que enfrenta el pobre hombre subyugando al par de criminales. En buena parte debido a la falta de solidaridad de sus vecinos inmediatos, el pobre hombre ha aceptado la ayuda de un vecino lejano.

En la anterior alegoría, los dos “Rambos” son Brasil y Venezuela, ambos armados hasta los dientes por los franceses y por los rusos, y el pobre hombre es nuestra sufrida patria. Que en Unasur —con alevosía y absoluta falta de solidaridad— Brasil y Venezuela increpen a Colombia por el hecho de aceptar la ayuda de los norteamericanos para acabar con el narcoterrorismo de las Farc y de los paramilitares, es moral y políticamente inaceptable.

~~~

Jimmy Carter fue un presidente de Estados Unidos poco afortunado. Siempre ingenuo, Carter hoy afirma que el racismo esta detrás de los ataques a Obama. El racismo no sólo no fue un factor en la elección por amplia mayoría de Obama, sino que no jugó papel alguno. Hoy, a raíz de una serie de decisiones y medidas equivocadas, la popularidad de Obama está por el suelo. Lo que no se puede aceptar es que se descalifique toda crítica a Obama como producto del racismo. Las insensateces de Carter le recuerdan a uno a los mamertos que, tildándolo de fascista, buscan siempre descalificar a todo crítico o adversario.

~~~

Los discursos demagógicos (como aquellos de Alexánder López en diferentes escenarios defendiendo que se mantenga en manos de Emcali la unidad de telecomunicaciones de dicha empresa), arrancan uno que otro aplauso, mas no convencen. Las cifras del sector no mienten: entre 2006 y 2009, de acuerdo con la Comisión Reguladora de Telecomunicaciones, los ingresos de la telefonía fija en Colombia disminuyeron en $686.000 millones. En ese mismo período los ingresos de la telefonía móvil y de valor agregado aumentaron en $3.044 millones. De mantener los niveles de menores ingresos que se han registrado en los últimos tres años, los ingresos de la telefonía fija van a desaparecer en siete años. ¿Cómo es posible que Alexánder López argumente que la telefonía fija tiene viabilidad? Al Municipio de Cali (y por ende a todos sus habitantes) le están metiendo gato por liebre. Ojalá el Concejo de Cali mantenga la sensatez y no se deje intimidar por aquellos que manifiestamente tienen una agenda oculta.

OSLO NO ES CARTAGENA


Andan diciendo que Piedad Córdoba conquistará el Premio Nobel de Paz. Hace un par de días oí a un periodista, de esos que parecen un mar de conocimientos con media falange de profundidad, asegurando que la “candidatura de Piedad es muy fuerte”.

Veámoslo a la luz de tranquilidad y no caigamos en el tropicalismo que a veces nos asfixia, partiendo por recordar que aquellos premios no se asignan con los mismos criterios que imperan en los reinados de Cartagena, donde hay palos y favoritas.

No está de más aclarar que en los Nobel no hay candidatos ni aspirantes. No. Allí hay personas u organizaciones en calidad de postulados, cuyos nombres pueden emanar de los gobiernos, asambleas, cortes internacionales, rectores universitarios, profesores, personas que hayan ganado el premio y miembros activos o retirados del Comité Noruego para el Nobel —de los seis premios, cinco (Medicina, Física, Literatura, Química y Economía) son entregados en Suecia y uno, el de Paz, en Noruega—.

Mañana el Nobel de Paz de 2006, Muhammad Yunus —fundador del famosísimo banco de los pobres— le anunciará al mundo el nombre del ganador del premio, que será escogido de un grupo de 205 personas —entre ellas Piedad Córdoba— y 33 organizaciones. No hay una preselección, ni mucho menos un sondeo sobre cada uno de los nominados. Entonces, ¿de dónde habrán sacado la calentana historia de que la colombiana “tiene muchas posibilidades de ganar”?

Insisto: el Nobel no es un reinado de belleza. No hay chaperonas ni vestidos extravagantes. Es un evento puramente académico que busca hacerles un reconocimiento a los mejores en las diferentes áreas. El año pasado decían que Íngrid Betancourt iba a hacerse con el premio, que todo estaba listo, que su “candidatura era imparable”. Puras pamplinas: se lo ganó quien más lo merecía, el ex presidente finlandés Martti Ahtisaari, un hombre que ha dedicado su vida entera a la búsqueda de la paz en diferentes rincones del planeta.

Por supuesto que Piedad Córdoba ha hecho una labor importante por los secuestrados. Sería obtuso desconocerlo, pero más lo es si no le damos una mirada al conjunto de su proceder. Para lograr la paz no es necesario contemporizar con la contraparte y ella sí que lo ha hecho. No viene al caso hacer un inventario pormenorizado de sus múltiples salidas en falso, sus declaraciones de amor a las Farc o de las imprecisiones y mentiras a que ha acudido para imponer su agenda al costo que sea.

Es posible que Oslo resuelva darle el Nobel. Si eso llegara a suceder, estaríamos frente a un hecho político interesantísimo: la dirigente con mayor imagen negativa en el interior del país pasaría a convertirse en una figura de talla mundial.

Pero el problema grande será con las Farc. Habrá quienes crean que el Nobel cayó en manos de la institucionalidad, razón por la que esperarán que éste contribuya a la desmovilización de la guerrilla. Paradójicamente, los herederos de Tirofijo, torpes como pocos, asumirán ese premio como algo suyo. Entonces, la pugna para determinar a quién le corresponde el Nobel será fascinante, porque Hugo Chávez, patrón y guía de Piedad, también querrá que se le reconozca lo suyo.

~~~

Supe por boca de un importante desmovilizado de las Farc que Alfonso Cano ordenó mi muerte, acción que le fue encomendada a la Red Urbana Antonio Nariño (Ruan). ¿Ese matón estará creyendo que sus sicarios me asustan?

EL PREMIO NOBEL DE PAZ



Enero de 1982: una joven guatemalteca de ascendencia maya llamada Rigoberta Menchú Tum, se reúne en Paris con la escritora francesa de origen venezolano, Elisabet Burgos. De las conversaciones que las dos mujeres mantienen durante dos semanas sale el libro Me llamo Rigoberta y así me nació la conciencia, que narra la trágica historia de la joven. El libro explica que Rigoberta era hija de campesinos pobres que cobraban salarios miserables trabajando en condiciones de esclavitud en las plantaciones de café propiedad de ladinos (blancos descendientes de colonos españoles). La pobreza impidió que Rigoberta fuera al colegio y sólo aprendió español unos meses antes de ir a París. Un día, los guardaespaldas del terrateniente apalizaron a su padre, Vicente Menchú, por defender a los campesinos mayas. A raíz de esa paliza, Vicente empezó un movimiento campesino de liberación. El gobierno capturó a su hijo, Petrocinio, que fue torturado y quemado vivo delante de todo el pueblo, con la pequeña Rigoberta como testigo principal. Luego el padre lideró una masiva manifestación de protesta que fue aplastada nada más llegar a la capital. Rigoberta se escapó a México desde donde lideró el movimiento revolucionario. La historia era tan trágica y tan conmovedora que en 1992, Rigoberta fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz.

En 1999, el antropólogo David Stoll investigó los hechos. Resulta que la familia Menchú era una familia relativamente rica, propietaria de 28 kilómetros cuadrados de tierra. Vicente, el padre, nunca tuvo que trabajar para los ladinos y quien le apalizó, no fueron los guardaespaldas del terrateniente sino los hermanos de la madre, los Tum, otra familia rica que se disputaba la tierra con los Menchú. Tampoco es cierto que la pequeña Rigoberta no tuviera estudios: fue a la escuela de las monjas blancas y allí aprendió español muchos años antes de ir a Paris. Y aquello de que Petrocinio fuera quemado vivo también era invención: nadie en el pueblo recuerda que la policía incendiara al hermano de Rigoberta. Lo que sí es cierto, es que un día éste desapareció y que nadie lo ha vuelto a ver, aunque testigos aseguran haberlo visto en Nueva York.

Tras la publicación del libro, Rigoberta acusó a Stoll de estar al servicio de la dictadura guatemalteca. Pero poco después confesó que mucho de lo que explicaba en su libro era una fabricación de la escritora Elisabet Burgos, que resultó ser militante de diferentes causas rebeldes en Sudamérica y que estaba casada con Régis Debray, un revolucionario francés amigo del Che. Una vez desenmascarada la farsa, se ha pedido que se le retire el premio Nobel a Rigoberta (como las medallas olímpicas a Marion Jones) pero eso no ha sucedido.

Y es que, año tras año, el comité Nobel de la Paz nos defrauda premiando a alguien que ha violado flagrantemente los principios pacifistas defendidos por Alfred Nobel o que no hecho nada para defender paz. Según sus propios estatutos, el premio Nobel de la Paz se otorga al individuo o grupo que más haya trabajado por la fraternidad de las naciones, por la abolición de los ejércitos o por la promoción de congresos de paz. Si preguntamos a la gente de la calle qué persona del siglo XX mejor encarnó estos principios, seguramente la mayoría señalaría a Mahadma Ghandi. Pues bien, Ghandi nunca ganó el premio Nobel de la Paz.

En cambio, sí han sido galardonados conocidos terroristas o líderes que han luchado por sus causas a través de la violencia: desde Yaser Arafat -que siempre apareció ante el público con su uniforme militar- hasta Henry Kissinger -instigador del golpe de estado de Pinochet y que contribuyó a finalizar la guerra de Vietnam más por necesidad de política interna que por convicción pacifista- pasando por Anwar el Sadat -conocido por eliminar a enemigos políticos a través de “accidentes” aéreos- o la propia Rigoberta Menchú quien, a diferencia de Ghandi, promueve una revolución indígena violenta contra los blancos.

Entre los galardonados por defender causas que no tienen relación con la paz tenemos al ganador del año pasado, Muhammad Yunus, que creó un banco para dar crédito a los pobres, Wangari Maathai que ganó por defender la sostenibilidad en Kenya, o médicos sin fronteras por su labor humanitaria. La erradicación de la pobreza, la defensa de los árboles y la salud pública son causas extraordinariamente nobles… pero que no tienen nada que ver con los objetivos del Nobel de la Paz.

Lo que nos lleva al premio de 2007 concedido a Al Gore y al IPCC de la ONU por su labor en la creación y diseminación del conocimiento sobre el cambio climático. ¿Qué han hecho para merecer este premio? La respuesta es que no han hecho nada. Absolutamente nada. Evitar el calentamiento del planeta puede ser muy importante, pero ni Al Gore ni el IPCC han trabajado por la fraternidad de las naciones, ni la abolición de los ejércitos ni han promovido congresos de paz. La concesión del premio de este año es, pues, una nueva farsa. Lo peor es que Al Gore comparte con Rigoberta Menchú su afición por fabricar historias. Y eso no lo digo yo, lo dice el otro ganador del mismo premio, el IPCC, cuyas aportaciones científicas demuestran que hasta nueve de las más dramáticas afirmaciones hechas por Gore en su documental son exageraciones que faltan a la verdad. Resumiendo: una verdadera vergüenza.

Por favor, que alguien acabe con la fantochada y elimine los premios concedidos con motivaciones políticas y que empiece, sobre todo, por el Premio Nobel de la Paz.

Xavier Sala-i-Martín és Catedràtic de Columbia University i Professor Visitant de la Universitat Pompeu Fabra