Sin duda, el mayor terremoto dentro de toda esta cantidad de movimientos telúricos de los últimos días ha sido el enfrentamiento entre el Cantagallo y Pastranita, el inocente.
Pensar que después de quince años vengan a sacarse los trapos malolientes al sol, un par de ex presidentes de esta gloriosa república en forma tan deprimente, es lo que nos pone a recapacitar, si no tendrá razón el mundo entero en lo que piensa de nosotros.
Aunque era suficientemente conocido todo el espectáculo que trató de esconder bajo los calzones el entonces presidente, lo que no se sabía era que cuando Mr Toft, el director de la DEA, entregó los célebres casetes con las conversaciones entre el elefante y los capos de la mafia, Gaviria, en lugar de haberlos entregado a la Fiscalía como era su deber, citó a una reunión al actual candidato presidencial por el liberalismo, el ex ministro de Defensa Rafael Pardo, a quien lo único que se le ocurrió fue proponer un “pacto de caballeros“ para ocultarle a todo un país que iba a caer en manos de los mayores criminales del mundo.
La historia desde esos momentos es superficialmente conocida por los colombianos, pero sería muy bueno que siguieran agarrados como lavanderas para poder enterarnos de todo lo que hay bajo esas toneladas de estiércol, que nunca han dejado de oler muy maluco.
No es necesario ser muy inteligentes para darnos cuenta que todo lo que se ve venir está provocado por la ambición que tiene Gaviria de ser otra vez presidente de Colombia, y para ello tiene ya montada su triquiñuela, poniendo como su primera figura del elenco a Pardo, de quien sabemos, y así lo confirman las encuestas, que tiene más corriente un inodoro de hoyo. Ya los otros candidatos liberales estaban sospechando que les venían haciendo pistola desde la dirección de su partido, y algunos lo denunciaron públicamente, ante la forma desvergonzada co mo la maquinaria se ha puesto al servicio de un candidato que en el momento oportuno hará pública su renuncia dejando el camino abierto para que entre a terciar en la contienda el que se considera a sí mismo como el mejor presidente que ha tenido el país.
Lo que más llama la atención en este salpicón es que la campaña del liberalismo se ha basado en tal sartal de ataques y groserías contra el presidente Uribe que ya la gente bautizó a su autor como Césarhugo Gaviria Chávez.
Desafortunadamente él debe estar en la misma situación anímica en que están los mamertos del Polo viendo los resultados de las recientes encuestas mandadas a hacer por personajes y periodistas, quienes no son propiamente amigos de Uribe. Aún ante la situación difícil en que nos tenemos que mover por la estupidez de nuestros vecinos, que si lo que quieren es que no haya una segunda reelección van a tener que cambiar sus estrategias actuales, porque están ayudando a incrementar sorprendentemente el deseo de los colombianos por seguir teniendo como su mandatario al actual presidente.
Nota: Me han solicitado varios amigos que comente lo que consideramos es un abuso contra Manizales, propiciado por Avianca y Aires, las dos compañías aéreas de que dependemos para movilizarnos. En los últimos días han aparecido en páginas enteras de los periódicos nacionales avisos promocionales de vuelos hacia todas las ciudades del país, con rebajas hasta del 50%, y por ninguna parte, ni siquiera por cortesía, mencionan a nuestra ciudad dentro de ellos. Ojalá hubiera un pronunciamiento de las autoridades al respecto, porque cuando ha ocurrido algún hecho contrario a sus intereses siempre la ciudad ha estado lista a prestarles su colaboración, pero cuando llega el momento de tratarnos con equidad, lo único que ganamos es que para ir a Bogotá la tarifa que nos afrijolan es, léase bien, una de las más caras del mundo por milla volada.
Pensar que después de quince años vengan a sacarse los trapos malolientes al sol, un par de ex presidentes de esta gloriosa república en forma tan deprimente, es lo que nos pone a recapacitar, si no tendrá razón el mundo entero en lo que piensa de nosotros.
Aunque era suficientemente conocido todo el espectáculo que trató de esconder bajo los calzones el entonces presidente, lo que no se sabía era que cuando Mr Toft, el director de la DEA, entregó los célebres casetes con las conversaciones entre el elefante y los capos de la mafia, Gaviria, en lugar de haberlos entregado a la Fiscalía como era su deber, citó a una reunión al actual candidato presidencial por el liberalismo, el ex ministro de Defensa Rafael Pardo, a quien lo único que se le ocurrió fue proponer un “pacto de caballeros“ para ocultarle a todo un país que iba a caer en manos de los mayores criminales del mundo.
La historia desde esos momentos es superficialmente conocida por los colombianos, pero sería muy bueno que siguieran agarrados como lavanderas para poder enterarnos de todo lo que hay bajo esas toneladas de estiércol, que nunca han dejado de oler muy maluco.
No es necesario ser muy inteligentes para darnos cuenta que todo lo que se ve venir está provocado por la ambición que tiene Gaviria de ser otra vez presidente de Colombia, y para ello tiene ya montada su triquiñuela, poniendo como su primera figura del elenco a Pardo, de quien sabemos, y así lo confirman las encuestas, que tiene más corriente un inodoro de hoyo. Ya los otros candidatos liberales estaban sospechando que les venían haciendo pistola desde la dirección de su partido, y algunos lo denunciaron públicamente, ante la forma desvergonzada co mo la maquinaria se ha puesto al servicio de un candidato que en el momento oportuno hará pública su renuncia dejando el camino abierto para que entre a terciar en la contienda el que se considera a sí mismo como el mejor presidente que ha tenido el país.
Lo que más llama la atención en este salpicón es que la campaña del liberalismo se ha basado en tal sartal de ataques y groserías contra el presidente Uribe que ya la gente bautizó a su autor como Césarhugo Gaviria Chávez.
Desafortunadamente él debe estar en la misma situación anímica en que están los mamertos del Polo viendo los resultados de las recientes encuestas mandadas a hacer por personajes y periodistas, quienes no son propiamente amigos de Uribe. Aún ante la situación difícil en que nos tenemos que mover por la estupidez de nuestros vecinos, que si lo que quieren es que no haya una segunda reelección van a tener que cambiar sus estrategias actuales, porque están ayudando a incrementar sorprendentemente el deseo de los colombianos por seguir teniendo como su mandatario al actual presidente.
Nota: Me han solicitado varios amigos que comente lo que consideramos es un abuso contra Manizales, propiciado por Avianca y Aires, las dos compañías aéreas de que dependemos para movilizarnos. En los últimos días han aparecido en páginas enteras de los periódicos nacionales avisos promocionales de vuelos hacia todas las ciudades del país, con rebajas hasta del 50%, y por ninguna parte, ni siquiera por cortesía, mencionan a nuestra ciudad dentro de ellos. Ojalá hubiera un pronunciamiento de las autoridades al respecto, porque cuando ha ocurrido algún hecho contrario a sus intereses siempre la ciudad ha estado lista a prestarles su colaboración, pero cuando llega el momento de tratarnos con equidad, lo único que ganamos es que para ir a Bogotá la tarifa que nos afrijolan es, léase bien, una de las más caras del mundo por milla volada.
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