Supongo que ya es muy tarde para buscar algo de coherencia en eso que llaman Revolución Bolivariana, pero la visita de Mahmoud Ahmadineyad, presidente iraní, ha rebasado todos los límites de la cordura.
Y hay que decirlo: porque el asunto no se limitó a los aspavientos de Chávez y a los balbuceos de Evo Morales, su marioneta, sino que incluyó a un presidente de la izquierda más o menos seria y democrática. Y los que queremos una izquierda más o menos seria y democrática para América Latina, confesémoslo, quedamos preocupados cuando Lula le abrió los brazos a Ahmadineyad, un fundamentalista violento, un fanático peligroso cuyo país tiene una de las peores hojas de vida del mundo en materia de derechos humanos. Junto, probablemente, a Rusia y China. Dos aliados de Chávez: en eso, por lo menos, la Revolución es coherente.
Las banderas de Irán y de Venezuela son “libres y revolucionarias”, dijo Chávez mientras se abrazaba con Ahmadineyad. No voy a discutir la noción de libertad que tiene Chávez, en cuyo régimen los derechos civiles desaparecen cada hora, pero hablar de libertad para referirse a Irán sólo puede venir de la estupidez o de la ignorancia. Irán, comencemos por ahí, es una teocracia. Ésta puede ser una palabra muy complicada para Chávez, pero le ayudo con una imagen: la de los cientos de mujeres condenadas a muerte por los jueces islámicos, mujeres hundidas hasta el cuello y apedreadas con piedras escogidas para no causar la muerte instantánea, sino prolongar el dolor y la agonía. Al lado de ellas, las condenadas por fornicación (artículo 83 del Código Penal) se sienten afortunadas: sólo reciben cien latigazos. Las condenadas por no llevar el velo islámico (artículo 102) reciben 74: éstas lo tienen fácil.
Pero tal vez soy injusto: Chávez nunca ha dicho nada acerca de las mujeres en la Revolución Bolivariana. Miremos, entonces, el caso de los trabajadores, cuya defensa Chávez no se cansa de tomar. En el Irán de Ahmadineyad, Sussan Razani y Shiva Kheirabadi recibieron latigazos (70 y 15, respectivamente) por celebrar el 1° de mayo. En el parque Laleh de Teherán la policía del Régimen llenó cinco furgonetas con trabajadores cuyo crimen fue participar en el Día del Trabajo. Después, decenas de líderes sindicales han sido encarcelados sin cargos, o con cargos por los cuales ya habían sido absueltos; muchos de ellos han pasado semanas en paradero desconocido, y algunos de éstos han denunciado torturas: es la manera, ya célebre entre las organizaciones laboristas internacionales, en que el gobierno de Ahmadineyad se enfrenta a los activistas o a los sindicatos. Pero Ahmadineyad, para Chávez, es un ejemplo de “batalla por la libertad de su pueblo”.
La Venezuela de Chávez y el Irán de Ahmadineyad tienen varios puntos en común: en ambos países se persigue a la oposición, o se la reprime violentamente; en ambos países se ha comenzado una desaforada carrera armamentista con el pretexto de la defensa; en ambos países la Revolución adoctrina a los niños y castiga a los profesores rebeldes; y con razón, pues en ambos países las protestas de los estudiantes han minado poco a poco la estabilidad del régimen. “La revolución islámica, la revolución bolivariana, hijas de una misma historia”, dijo Chávez.
Es verdad: la historia universal de la infamia.
Las Alianzas basadas en el odio estan siempre destinadas al fracaso, ideologias sustentadas en este tipo de argumentos llevan a la destruccion Espiritual, Mental, Fisica de los habitantes que las acojan, al final de este sendero oscuro no quedara ni el recuerdo de estos imperios fugaces.Pero hay una esperanza con conciencia y verdadesro Amor hacia Ala, Dios, Krisna Etc. Mismos nombres de un unico creador que no se sentiria nada orgulloso de lo que estamos haciendo con nosotros y nuestro entorno.
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