¿HACIA EL FIN DEL PANAMERICANISMO?



A la luz de los últimos acontecimientos internacionales se puede concluir que hay un retorno sutil e inesperado, pero fuerte, de los intereses geoestratégicos europeos hacia Latinoamérica. El episodio mayor que confirma claramente ese fenómeno ocurrió en diciembre de 2008. En ese mes, el gobierno de Brasil firmó una alianza estratégica con Francia. Esa alianza había sido anunciada discretamente por Nicolas Sarkozy y Luis Inacio Lula da Silva once meses atrás. En virtud de esos acuerdos, el gobierno de Brasil le comprará al Estado francés cuatro submarinos de ataque Scorpène y uno más a propulsión nuclear. Esto último romperá la línea del mismo Brasil y de otros países, como Colombia, de mantener el continente latinoamericano alejado de las armas atómicas [1]. Brasil también adquirirá una treintena de helicópteros EC-725 para transportar tropas. Se habla igualmente, aunque sin mayores precisiones, de la compra de aviones de combate a Francia. Para resumir: la modernización de las fuerzas armadas brasileñas se hará esta vez con Francia y sin Estados Unidos.

Lula había puesto una condición para firmar esa compra de armamento: que Francia acepte la transferencia de la tecnología involucrada en ese plan de adquisiciones, y que París acepte que esas compras estén conectadas con la idea brasileña de crear una fuerte industria bélica para la exportación. Para alcanzar ese nivel de intimidad comercial-militar con la potencia emergente del continente latinoamericano, el gobierno de Nicolas Sarkozy aceptó esas cláusulas. La citada operación global aumentará considerablemente el peso político de Francia en el continente americano.

“Los franceses han ofrecido lo que estadounidenses y rusos no están dispuestos a dar: la instalación en Brasil de líneas de producción de aviones de combate de última generación, y la libertad para vender esa tecnología a terceros países”, subrayó el observador venezolano Edgar C. Otálvora. La nueva estrategia de defensa de Brasil no se limita, en todo caso, a temas como la defensa de la soberanía, sino que avanza en el terreno de la producción de armamentos con alta participación de la industria privada y del estamento militar.

Las compras de Brasil a Francia serán del orden de los 8,6 mil millones de euros (la cifra fue dada por el vespertino francés Le Monde). Por otra parte, el Congreso brasileño discute un nuevo plan, el segundo desde 2005, de refuerzo del presupuesto de las fuerzas militares de un 50%. Eso va de la mano con un esquema diplomático continental específicamente brasileño: crear nuevas instancias diplomáticas regionales (como Unasur y el Consejo Suramericano de Defensa) sin la presencia de Estados Unidos y con la participación directa de Cuba.

La evolución brasileña no puede dejar de ser cotejada con la que ocurre por el lado de Venezuela. Existe ya, de hecho, entre Caracas y Moscú una alianza estratégica aún más inquietante. El presidente Hugo Chávez no sólo invita al presidente Dimitri Medvedev a Caracas, y realiza maniobras marítimas con navíos de guerra rusos en el mar Caribe [2], sino que le compra armas a Moscú por valor de 4,5 mil millones de dólares [3]. Chávez también trata de reestructurar el sistema militar venezolano con apoyo ruso [4], mientras que los planes políticos-doctrinarios del gobierno “bolivariano” para la región latinoamericana, desde México a la Patagonia, son cada vez más ambiciosos y visibles. Todo ello pretende encontrar una coherencia con un plan político continental más vasto: introducir e instalar a Rusia, China e Irán en el mundo latinoamericano [5], mediante operaciones diplomáticas, militares y comerciales, tan desiguales como opacas, para minar la influencia política-económica y cultural del coloso Norteamericano y de Occidente en general, en el continente.

Tal proyecto en esa zona geográfica sólo tiene un antecedente, bastante desgraciado y fracasado por cierto: las actividades de penetración legal, subversiva y sangrienta de la ex URSS en Latinoamérica durante la Guerra Fría.

Junto con Brasilia, Caracas aspira, por otra parte, a crear varias instancias diplomáticas en el espacio latinoamericano, sin la presencia y más bien contra los intereses de la democracia estadounidense. En cambio, la participación de la dictadura cubana en los nuevos organismos será no solo requerida sino que se ve como algo obligatorio. La Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), integrado por doce países, aunque su estatuto de base sólo ha sido aprobado sino por Venezuela y Bolivia, es junto con el Foro de Sao Paulo la instancia más activa. El Consejo Suramericano de Defensa fue creado en diciembre de 2008, durante la cumbre de Costa do Sauipe, Brasil, donde 33 mandatarios latinoamericanos y del Caribe se reunieron bajo la batuta de Lula. A ello se suman los cónclaves ya existentes como el Grupo de Río y Mercosur, más específicos y consolidados, que también hacen parte de alguna manera de esa ambición.

Lo de Costa do Sauipe fue la mayor cumbre hemisférica sin representación de Estados Unidos. Allí Raúl Castro fue recibido como un héroe. Algunos de los presidentes creyeron inaugurar ese día una “nueva era de independencia regional” de Washington.

Los planes continentales de Luis Inacio Lula da Silva y de Hugo Chávez tienen un elemento clave común: la destrucción del sistema interamericano, la demolición del ideal panamericano, que fue durante varias décadas la “póliza de seguros para la integridad de América”, como dijera en 1933 el diplomático chileno Nieto del Río. Gracias a ese sistema, ningún litigio inter-latinoamericano se prolongó en el tiempo, ni dio origen a largos conflictos bélicos. Empero, el propósito liquidador del panamericanismo avanza rápidamente, ante la aparente indiferencia de Washington y el conformismo de los gobiernos latinoamericanos, incluso de aquellos, como Colombia, Perú y México, contrarios al desafío subversivo del “socialismo del siglo XXI”.

Para resumir: tras las actividades de dos jefes de Estado latinoamericanos de izquierda, de dos izquierdas que todo el mundo dice diferentes, pero que tienen, ambas, excelentes relaciones con la dictadura cubana, se proyecta ahora la ambición de dos potencias europeas, que todo el mundo ve con destinos disímiles: Rusia y Francia.

Lo que viene ocurriendo en la Organización de Estados Americanos (OEA) es la consecuencia de esa evolución, pero también de la inercia de los gobiernos democráticos del continente. La OEA, organismo interamericano por excelencia, creado en abril de 1948 por la Novena Conferencia Panamericana de Bogotá, a pesar del golpe soviético que buscaba impedir esa creación [6], viene siendo objeto desde hace más de diez años de complicadas intrigas destinadas a obtener un control “bolivariano” del mismo. Lo que comenzó con la entronización en la secretaría general de la OEA del socialista chileno José Miguel Insulza, con el apoyo explícito del chavismo internacional, será continuado con una eventual candidatura para ese alto cargo de otro líder “bolivariano”, particularmente agresivo respecto de Colombia, el ex vicepresidente venezolano José Vicente Rangel, en el caso de que Insulza renuncie a la OEA y lance su candidatura presidencial en Chile.

La labor de Insulza al frente de la OEA ha sumido ese organismo en la parálisis y el descrédito. El deterioro de la democracia en países como Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, bajo los golpes calculados y constantes del chavismo, encontraron en Insulza un observador pasivo. Insulza tampoco tuvo éxito en el arreglo del conflicto entre Colombia y Ecuador tras la muerte de un jefe de las Farc en Ecuador, ni en la solución de la crisis interna de Bolivia.

En ese contexto vale la pena preguntar: ¿La alianza estratégica de Brasil con Francia abre una nueva etapa, una etapa diferente, en los planes latinoamericanos de Brasil? ¿Brasil se alía de manera durable a Francia pues ve que la creciente imbricación de Rusia en el rearme de Venezuela constituye una amenaza a sus intereses regionales?

Los designios de Moscú en ese juego latinoamericano son más o menos previsibles, pues no difieren de los que tiene a nivel global: rehacer el espacio político-diplomático ruso-soviético que el derrumbe de la URSS había dejado en ruinas, creación de nuevas zonas de influencia rusa en Europa, Medio Oriente, África y América Latina [7]. Nadie ignora que las relaciones entre Rusia y Cuba han vuelto a ser “prometedoras”, según la fórmula escogida por Felipe Pérez Roque, ministro cubano de relaciones exteriores. Dos importantes delegaciones ministeriales rusas viajaron a La Habana en julio y septiembre de 2008. Una de éstas incluyó al general Nikolai Petrushev, secretario del Consejo de Seguridad ruso. “Nosotros aumentamos nuestra presencia en América Latina. Los países de la región lo piden. Hay una gran potencia al norte, ellos necesitan un contrapeso”, argumentó en septiembre Igor Lyakin-Frolov, vocero del ministerio ruso de Relaciones Exteriores. [8]

¿Qué busca Francia a largo plazo en América Latina? Los objetivos del París en América Latina, sobre todo tras la consolidación de su influencia en Brasil, son poco conocidos.
¿Qué hará París con esa poderosa palanca? ¿Fomentará el deterioro del panamericanismo y del sectarismo populista en el continente y, por lo tanto, el deterioro de la influencia de Estados Unidos en el continente americano? Por el momento París no tiene una respuesta al respecto.

Sería lamentable que Francia fomentara o fuera indiferente ante tales aventuras. Cometería un grave error respecto del continente americano y respecto de la misma Unión Europea. París requiere de la ayuda de Estados Unidos y de la Alianza Atlántica para hacerle frente a las ambiciones hegemonistas de la Rusia de Putin-Medvedev respecto de la Unión Europea, cristalizadas por el momento en la propuesta de un “pacto de seguridad pan-europeo”, propuesto por Medvedev a Alemania, en junio de 2008. Plan que en el fondo es la misma falacia que Moscú presenta a los latinoamericanos: como hay una potencia vecina de ustedes, ustedes necesitan el contrapeso ruso.

Por el momento el presidente Nicolas Sarkozy tiene una línea que no coincide del todo con los cálculos de Putin. La ampliación al Este de la UE y la propuesta de Sarkozy de Unión del Mediterráneo no le gustan nada a Moscú. Durante el encuentro de Evian, entre Nicolas Sarkozy y Dimitri Medvedev, en octubre de 2008, el mandatario francés le dijo a su interlocutor ruso que “la democracia y los derechos del Hombre son factores esenciales” para “una seguridad estable” del mundo. El mandatario francés fue incluso más lejos al exigir que se “renuncie definitivamente a la ambición de las esferas de influencia”, pues, recordó, el “extranjero próximo de Rusia es frecuentemente la misma Unión Europea”.
Otro buen signo: la UE decidió aplazar las negociaciones de un nuevo acuerdo UE-Rusia cuando las tropas rusas ocuparon Georgia. En julio de 2008, el presidente Sarkozy declaró: “Con más Francia en la OTAN, Europa podrá hacer oír mucho más su voz”. [9]

Sin embargo, la línea de fondo de la UE frente a Rusia está lejos de ser votada y de haber conquistado la unanimidad. Fuerzas políticas europeas, de derecha y de izquierda, algunas extremistas [10] y otras de centro, quieren imponer a los europeos una línea de alianza estratégica con Rusia, en lugar de un reforzamiento de la Alianza Atlántica, lo que inquieta sin duda a los Estados Unidos y a los países europeos que integraban hasta el verano de 1991 la llamada Europa del Este, como Polonia, Checoslovaquia, Ukrania, los países bálticos, etc. Los más ardientes defensores de esa idea se encuentran en Alemania y hasta ministros de Angela Merkel piensan en eso [11].

Hay pues un evidente regreso de Europa sobre el continente latinoamericano, después del fin de la guerra fría, y justamente en pleno comienzo de una nueva fase de tensión global que algunos ven como una “segunda guerra fría”. Ese regreso ocurre en momentos en que el ideal panamericano se halla debilitado y el desafío a las políticas liberales-democráticas en América del Sur es considerable. Ese regreso de Europa es incierto pues no contribuye a disipar las amenazas totalitarias que pesan sobre el continente americano. Rusia tiene la política que tiene y Francia no es especialmente activa en la crítica del modelo que preconizan Hugo Chávez y Fidel Castro. París fue especialmente dura con el gobierno del presidente Alvaro Uribe durante los seis años de cautiverio de Ingrid Betancourt, secuestrada por las Farc. Rusia no oculta su hostilidad ante los países occidentales y no vacila a acudir al expediente altamente explosivo del cambio unilateral de las fronteras de un Estado vecino. Lo ocurrido recientemente en Georgia, Ossetia del Sur [12] y Abkazia, es una muestra de ello.

La propagación de tales métodos puede tener efectos nefastos en Latinoamérica donde los regímenes autoritarios venezolano y ecuatoriano, clientes de Moscú, trabajan contra la estabilidad en Colombia. Por otra parte, el brusco manejo del asunto de las exportaciones de gas ruso a Ukrania y a Europa, muestra que los líderes moscovitas son capaces de ir lejos y hasta cortar brutalmente el suministro de gas no sólo a países que ellos había satelizado en el pasado, sino a los poderosos mercados de Europa occidental de los cuales depende el desarrollo de la industria de hidrocarburos rusos.

Toda pérdida de espacio de Estados Unidos en América Latina será interpretada por la ambición rusa y china como una invitación a actuar, con el pretexto de que Venezuela y Cuba lo “solicitan”. La aparente complicidad en esos planes del gobierno de Luis Inacio Lula da Silva no hace sino agravar la amenaza. Todo refuerzo del autoritarismo chavista, corriente decidida a acabar con el panamericanismo, es una mala noticia para las democracias liberales del mundo entero. Por eso será de capital importancia la actitud que Francia tome frente a la contienda en América Latina entre democracia representativa y totalitarismo. ¿Reforzará París el campo del sectarismo? ¿Ayudará, por el contrario, a la recuperación del terreno perdido por el sistema democrático en el continente?

Washington, por su parte, se muestra poco lúcido respecto de la evolución negativa en América Latina, vasto espacio que antes era una de sus prioridades estratégicas. De hecho, la influencia de Estados Unidos en Latinoamérica parece estar en su punto más bajo desde el fin de la Guerra Fría. El presidente George W. Bush, quien apoyó con determinación la lucha de Colombia contra el narco-terrorismo de las Farc, y quien visitó varias veces la región e invitó a varios presidentes latinoamericanos a la Casa Blanca, no le prestó la debida atención al accionar subversivo del castro-chavismo y a las escaramuzas del Foro de Sao Paulo.

Thomas A. Shannon Jr., el jefe de asuntos hemisféricos del Departamento de Estado, no parece inquieto ante la actual coyuntura. En diciembre pasado dijo: “Preferimos considerar estos acontecimientos [lo ocurrido en la cumbre de Costa do Sauipe] como escalones hacia una cumbre más grande, que es la Cumbre de las Américas [patrocinada por Estados Unidos] que se celebrará en abril, en la que sí estaremos presentes''. [13]

Coincidiendo con Shannon, el analista Andrés Oppenheimer tampoco pierde el sueño ante los avances del chavismo. El estima que “el deterioro de las relaciones entre Estados Unidos y Latinoamérica es un fenómeno real, pero probablemente pasajero, que podría empezar a revertirse en la cumbre estadounidense-latinoamericana de abril”. [14]

Colombia no debería esperar hasta abril para dotarse de una visión de conjunto de la evolución en Latinoamérica y de sus remedios. Bogotá parece tener un plan de reforzamiento de sus relaciones diplomáticas y comerciales con Estados Unidos pero no exhibe la misma energía frente a la UE, ni ante sus aliados en América Latina, entre los cuales cuentan no sólo varios gobiernos democráticos sino los pueblos de Venezuela, Bolivia y Ecuador. Esa carencia no parece alarmar a la clase política colombiana. Todo parece como si hubiera sido dejado en el congelador a la espera de que el nuevo presidente de Estados Unidos, Barack Obama, comience a ejercer su mandato y exteriorice una visión más precisa sobre América Latina y el continente europeo. Hasta el momento, Barack Obama no ha sido prolijo en anuncios sobre las perspectivas del continente latinoamericano, aunque ha dejado pensar que él podría cambiar la orientación de Washington frente al régimen cubano.

Los círculos oficiales en Colombia no tienen todavía una visión crítica de las opciones diplomáticas espúreas (Unasur, CSD, etc.) que se están formando, ni ante la degradación acelerada del ideal panamericano. Por el contrario, Bogotá da la impresión de querer acomodarse a los nuevos engendros como Unasur. Las dificultades que plantea Venezuela a Colombia en el terreno diplomático, comercial y político (sobre todo por la ayuda que Caracas le presta a las Farc), ha monopolizado la atención de los responsables colombianos. Ello explica en parte la actitud discreta y neutralista de Bogotá ante hechos como la llegada de la flota rusa al Mar Caribe, donde Colombia tiene jurisdicción y posesiones.

No sería un error si Colombia se plantea el tema de cuán actual puede ser pensar en un nuevo plan de modernización de sus fuerzas armadas. Hasta el momento, los sectores gobernantes consideran que esa modernización ya fue hecha con la importante ayuda norteamericana y gracias al Plan Colombia y al Plan Patriota. Los triunfos militares y políticos recientes de Bogotá contra las Farc hacen pensar a la clase política que esa amenaza contra la estabilidad está relativamente dominada. Sin embargo, el núcleo dirigente de las Farc sigue en pié, y el rearme venezolano y brasileño, y los otros desafíos que están surgiendo en el entorno geográfico más vasto, obligan a un replanteamiento de este tema. Tampoco sería inútil replantear el tema de la OTAN.

En años pasados, Colombia se mostró favorable a una participación en esa alianza. Pero ese expediente fue aparentemente soslayado. No obstante, en agosto de 2008, el presidente Alvaro Uribe reveló que la OTAN le había pedido a Colombia aportar su ayuda en Afganistán, no con tropas de combate, sino enviando un grupo de expertos en erradicación de minas antipersonales y en erradicación de cultivos ilegales.
Discretamente, Bogotá estudia esa propuesta. Si la acepta, contaría con el apoyo del contingente español en Afganistán. Si eso se realiza, Colombia sería el único país latinoamericano que haría parte del l'ISAF (International Security and Assistance Force), la coalición de 40 países que dispone de más de 50.000 hombres en Afganistán. Ante la llegada de armas y navíos de guerra rusos al continente latinoamericano, es hora de reabrir el tema de la OTAN y Latinoamérica.

En todo caso, Colombia cometería una falta si no reacciona rápidamente, junto con sus aliados hemisféricos, contra la degradación sistemática y artificial de la OEA y del sistema panamericano [15]. El trabajo que le queda por hacer a Colombia antes de la Cumbre de las Américas en abril próximo es voluminoso. ¿Se lanzará Bogotá a tiempo a esa empresa?

Eduardo Mackenzie. Periodista, última obra publicada: Les FARC où l’échec d’un communisme de combat. Colombie 1925-2005

Notas
[1] Algunos estiman que un submarino con propulsión nuclear no es un submarino nuclear; que sólo cuenta la naturaleza de las ojivas que él porta. Otros piensan que sí, pues la propulsión de un submarino de combate es parte esencial de su sistema defensivo/ofensivo.
[2] Entre el 1 y 3 de diciembre de 2008, cuatro navíos de guerra rusos fueron recibidos con honores por la Armada venezolana. Se trata del crucero de propulsión atómica “Pedro el Grande”, el destructor “almirante Chabanenko”, el tanquero “Ivan Bubnov” y el remolcador “Nikolay Chiker”. La tripulación de esos navíos fue de 1 600 militares. Las maniobras fueron realizadas “en puerto” y en “alta mar” y en ella participaron 700 marineros venezolanos a bordo de tres fragatas, un transporte anfibio y ocho guardacostas. Algunos aviones Sukhoi de Venezuela participaron también en la maniobra.
[3] Entre 2005 y 2007 Venezuela firmó doce contratos de compra de armas con Rusia. Así pudo adquirir 24 cazabombarderos Sukhoi-30, 50 helicópteros MI-17, MI-26, MI-35, y cien mil fusiles Kalashnikov AK-103 y sistemas de defensa antiaéreos.
[4] Durante la visita de Dimitri Medvedev el presidente Chávez habló con él de la posibilidad de comprar un nuevo lote de armas rusas. El jefe del Comando Estratégico Operacional venezolano, mayor general Jesús Gregorio González González, declaró que Caracas compraría a los rusos tanques T-72 M, carros blindados de infantería BMP-3, lanzaderas de misiles de bocas múltiples, sistemas de defensa antiaérea TOR-1, así como un número no determinado de submarinos, aviones patrullas y nuevos helicópteros. En noviembre de 2008, Moscú y Caracas anunciaron que Rusia construirá una planta nuclear en Venezuela.
[5] En diciembre de 2006, el presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, viajó a Quito y asistió a la toma del poder del presidente Rafael Correa. Este estableció relaciones diplomáticas con la República Islámica de Irán. En diciembre de 2008, Rafael Correa reveló que está pidiendo asistencia militar a Irán para proteger la zona fronteriza con Colombia. El citado mandatario espera que Teherán le suministre a Quito, a precios políticos, equipos de comunicaciones, radares, visores nocturnos y medios de transporte.
[6] El 9 de abril de 1948, cuando comenzaban en Bogotá los debates de la Novena Conferencia Panamericana, un atentado mortal contra una figura política colombiana de primer plano, fue seguido de un intento de golpe de Estado contra el gobierno elegido de Mariano Ospina Pérez. Ello estuvo a punto de hacer fracasar la aprobación de la carta fundamental de la OEA. Agentes de la Internacional Comunista, así como un personaje cubano desconocido en esa época, Fidel Castro Ruz, actuaron en esos incidentes que destruyeron el centro histórico de Bogotá.
[7] Las maniobras de los rusos en el Caribe ocurrieron poco después de que el presidente Medvedev realizara una visita oficial a Brasil, Venezuela y Cuba. Al mismo tiempo, el presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad, quien firmó varios ''acuerdos estratégicos'' con Bolivia y Venezuela, se reunía en Teherán con el presidente ecuatoriano Correa.
[8] Ver el artículo de Jean-Michel Caroit, « Réchauffement des relations entre La Havane et Moscou », Le Monde, Paris, 23 de septiembre de 2008.
[9] Ver la entrevista concedida por Nicolas Sarkozy a la revista francesa Politique Internationale, N. 120, verano de 2008, página 15.
[10] En el partido de Jean Marie Le Pen, en Francia, hablan del “gran presidente Putin” y de la “santa” Rusia como el nuevo Norte para el continente europeo. Hay un auge de un cierto neo-estalinismo en sectores de la extrema derecha francesa, alimentado por su violento antiamericanismo.
[11] El ex canciller alemán Gerhard Schröder es el gran impulsor de la idea de una alianza estratégica de la Unión Europea con Rusia. El actual ministro alemán de Relaciones Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, prosigue esa política, a pesar de las reticencias de la canciller Angela Merkel. Lo mismo hace el ministro del Medio Ambiente, Sigmar Gabriel, partidario del abandono de la energía nuclear, lo que acentuaría la dependencia europea de los hidrocarburos rusos.
[12] Sólo el gobierno de Nicaragua, dirigido por Daniel Ortega, ha reconocido la “independencia” de la Ossetia del Sur, como lo desea Moscú.
[13] Ver el artículo de Andrés Oppenheimer en El Nuevo Herald, Miami, del 21 de diciembre de 2008. Sobre la presencia de Irán en Latinoamérica, Shannon le dijo a Oppenheimer: “Podemos lidiar con los chinos y con los rusos. Pero Irán, debido a las sanciones a las que está sometido por sus programas nucleares, debido a lo que Ahmadinejad dice sobre Israel, y debido a la conexión histórica de Irán con el terrorismo en las Américas, especialmente [el atentado de 1994] en Argentina, es algo preocupante''.
[14] Ibid.
[15] Colombia siempre hizo parte de los pilares de la OEA. Dos expresidentes colombianos, Alberto Lleras Camargo y César Gaviria, fueron secretarios generales de ese organismo.

1 comentario:

  1. Diga lo que diga la falsa izquierda de las ONGs derechistas financiadas por el imperio, la realidad imposible de ocultar es que el obispo Fernando Lugo ganó las elecciones del 20 de abril con notorio respaldo de la embajada norteamericana ocupada por James Cason, y con el apoyo de la prensa vinculada a la Secta Moon. Su plataforma política la constituyeron grupos de activistas vinculados a ONGs derechistas relacionadas con el NED, IAF, USAID, etc., neoliberales como el sector de Luis Alberto Castiglioni y los partidarios del desaparecido dictador Alfredo Stroessner, todos ellos disidentes del partido colorado que presentó una candidatura que no era del agrado de estos grupos de extrema derecha.

    Algunos grupos que se autoproclaman izquierdistas alegaron razones de coyuntura para seguir como furgón de cola la candidatura del obispo. La presencia de ellos constituye parte del libreto de la derecha, que los utiliza para fustigar sobre supuesta infiltración marxista en el gabinete del clérigo, aunque en realidad esté constituído en su totalidad por personeros del neoliberalismo y la embajada norteamericana.

    IZQUIERDA GESTADA EN LA EMBAJADA NORTEAMERICANA

    La totalidad los integrantes del gabinete del obispo Fernando Lugo provienen del sector de las ONGs financiadas por la embajada norteamericana. Se cuentan entre ellos a Gloria Rubín (referente en Paraguay del NED y la CIA), Camilo Soares (beneficiario de fondos de IAF y NED, favorecido del gobierno de George W. Bush) Rafael Filizzola (signatario de acuerdos con Alvaro Uribe a instancias de la ex operadora del plan Colombia Liliana Ayalde), Karina Rodríguez (de la Casa de la Juventud, que recibió 127 mil dólares de la Inter American Foundation), Liz Torres (referente de las logias de ONGs dependientes de la embajada norteamericana), Esperanza Martínez (del movimiento Tekojojá, financiado por USAID, hoy envuelto en escándalo por corrupción), Canciller Hamed Franco (del Pmas, un movimiento financiado por James Cason), el Vice-canciller Jorge Lara Castro (recibe dólares de la embajada a través de la ONG fantasma Alter Vida), Ministro de Defensa General Bareiro Spaini (hombre de la embajada norteamericana, educado en las escuelas de golpistas de Estados Unidos) o el ministro de Hacienda Dionisio Borda, antiguo responsable de las finanzas de los gobiernos corruptos y agente de la embajada norteamericana y del FMI.
    Asimismo, Fernando Lugo ha anunciado que se mantendrá la política de sometimiento al imperio nortemericano en Paraguay, y se desconoce lo tratado por Lugo en New York con referentes de la mafia ítalo-norteamericana como John Tonelli, o con el heredero del imperio petrolero que en la década de 1930 llevó a la matanza a cien mil bolivianos y paraguayos, David Rockefeller. Lo único cierto es que ofició de guía turístico en la gran manzana Conrado Pappalardo, un personaje conocido por haber operado para el Plan Cóndor y haber proveído pasaportes para el asesinato en Washington de Orlando Letelier.

    Otros cónclaves nunca aclarados por parte del obispo fueron sus reuniones con James Cason y Roger Noriega, pocos segundos después que Aleida Guevara March, hija del Che Guevara, haya abandonado la misma oficina por la misma puerta por la que entraron estos grandes amigos de Cuba y los hermanos Castro.
    No se sabe el motivo de las visitas de Christopher McMuller, subsecretario norteamericano de Asuntos del Hemisferio Occidental, al viceministro de Relaciones Exteriores paraguayo, Jorge Lara Castro, un viejo favorecido de la embajada norteamericana de Asunción.

    UNA OPERACION ENCUBIERTA DE LA CIA PERFECTA

    Todo el andamiaje de la CIA y sus extensiones y derivados, como USAID, la National Endowment for Democracy y la prensa adicta al imperio, se jugó por el obispo Fernando Lugo el 20 de abril.

    En Paraguay, llamó la atención que las ONGs recibieran fuertes donaciones a partir de la llegada al país del embajador James Cason, un conocido desestabilizador apadrinado por Otto Reich. El objetivo de la operación encubierta era sufragar la alternancia en el poder, ubicando al obispo Fernando Lugo en la presidencia de Paraguay.

    Entre las numerosas organizaciones beneficiarias de estos dólares distribuidos por la administración de George W. Bush que apoyaron a la campaña del obispo, sobresalieron Gestión Local y la Casa de la Juventud, que financiaron con fondos de USAID e IAF a los movimientos Tekojoja y Pmas, como en Nicaragua la NED y otros organismos alternativos de la CIA propiciaron la elección de Violeta Chamorro en 1989.

    Las organizaciones no gubernamentales y voluntarias –lo que hoy conocemos por sociedad civil— son conocidas como una extensión de las políticas neoliberales de EE UU en todo el mundo.

    La CIA y la US Agency for International Development (USAID ó AID) tienen un protagonismo central en el esquema de promover las ideas y hechos políticos favorables al imperio, y a ellas se añadió un nuevo organismo, creado en 1983, bautizado como The National Endowment for Democracy (NED).

    En Paraguay, la NED ejerce un control total sobre la prensa mediática, a la que presenta listas indicando cuáles son los referentes políticos que puede promocionar. Son los principales referentes de la NED los propietarios de ABC color y radio Ñandutí, Aldo Zucolillo y Humberto Rubín, dueños de gran parte de lo que en el país se puede decir. En Brasil, a comienzos de los 60, se utilizaron idénticas operaciones de la CIA junto a las de la sociedad civil opuesta al gobierno, con el resultado de provocar el golpe militar de 1964 contra el presidente Joâo Goulart, que dio comienzo a 20 años de una represión política indescriptiblemente brutal.

    En fechas más recientes coordinaron un golpe mediático contra el gobierno de Raúl Cubas en Paraguay (marzo de 1999) y aceitaron a la sociedad civil de oposición al gobierno venezolano de Hugo Chávez, donde el papel de organismos gubernamentales estadounidenses, la CIA y otros como la AID y la NED detrás del fallido golpe de estado de abril de 2002 fue evidente.

    El embajador norteamericano James Cason, como un flautista de Hamelín dedicado a cantar folklore paraguayo, fue determinante para alinear a todas las ONGs y fundaciones que reciben dólares americanos detrás del clérigo-presidente, sobrino del agente de la CIA Epifanio Méndez (delatado por Agee) y que perpetúa hoy la tradición familiar.

    Entre las organizaciones aparecieron incluso grupos de feministas, que se vieron obligadas a impulsar una candidatura de un obispo católico, a pesar del clásico antagonismo con el Vaticano.

    Entre estas supuestas organizaciones civiles estuvieron las feministas de convicciones subsidiadas por USAID como las Mujeres Políticas en Red, Parlamento Mujer, Red de Mujeres Políticas, Red de Mujeres Munícipes del Paraguay (RMMP), Coordinadora Interpartidaria de Mujeres del Paraguay (CIMPAR),), Mujeres Políticas por la Democracia y el Desarrollo,etc.

    Son sufragadas desde la embajada norteamericana además de las redes de mujeres, Ideco (Roberto Ferreira), el Partido Demócrata Cristiano, Partido Encuentro Nacional, Patria Querida, el grupo de adherentes del Partido Unace que lidera Emma Rolón, la Red de Contralorías ciudadanas del Paraguay, la Contraloría Ciudadana de Ypané, Afosci, CIDSEP, CISNI, Fedem, Transparencia Paraguay, Semillas para la Democracia, radio Los Angeles, Radio Comunitaria de Villa Elisa, Fundación Tierra Nueva y GEAM, todos estos grupos aglutinados en el Grupo impulsor para la Regulación del Financiamiento Político en Paraguay.

    La nómina sigue con Sakã (transparencia, en guaraní), integrada por cinco organizaciones no gubernamentales, Gestión Local, vinculada al Moviendo Tekojoja. Los "proyectistas" son Raúl Monte Domecq y Guillermina Kanonnikoff).

    Otros grupos paraguayos financiados por extensiones de la CIA son Decidamos, Instituto de Geopolítica y Estudios Internacionales (IPEGEI), Radio CARITAS, Mujeres Por la Democracia, Centro Paraguayo de Estudios Sociológicos Fundación Paraguaya para la Cooperación y Desarrollo, Centro de Estudios Democráticos (CED), Centro de Información y Recursos para el Desarrollo, Instituto de derecho y Economía Ambiental, Centro de Estudios y Formación para el Ecodesarrollo, Asociación de Empresarios, Comité Paraguay-Kansas, Asociación Afro Paraguaya Kamba Cua, Centro Interdisciplinario de Derecho Social y Economía Política, Fundación Arlequín Teatro", Casa de la Juventud – Paraguay, cuna del Pmas de Camilo Soares, Cooperativa La Norteña y la Escuela Agrícola de Carumbey, Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales.

    En el marco de la campaña pro-obispo, maletines de George W. Bush ingresaron en forma encubierta en Paraguay, yendo a parar a los bolsillos de los partidarios del obispo de los pobres y teólogo de la liberación, el marxista clérigo-presidente Fernando Lugo.

    Por ejemplo, los 45,226.96 dólares que en nombre del Plan Umbral recibió recientemente la guevarista Casa de la Juventud (ONG que recauda para el PMas) de mano de organismos imperialistas bajo control de George W. Bush, supuestamente para enseñar a estudiantes secundarios algo fundamental: "identificar la corrupción" en Paraguay. Se suma el dinero a los 127.000 con que anteriormente les benefició la IAF. Se añaden en el mismo contexto las fuertes sumas que recibe Gestión Local, ONG cuyos responsables son a la vez financistas de Tekojoja, o los 132.700 dólares que en el 2006 recibió la Fundación Arlequín Tetro (refugio de organizadores de manifestaciones contra la actual administración municipal) para objetivos tan relacionados con el arte escénico como "ayudar a adolescentes de centros educativos a identificar, estudiar, discutir y atender las prioridades de la comunidad". Debemos agregar los 116.300 dólares de George W. Bush recibidos en el 2006 por el CIDSEP, los 95.000 dólares recibidos por la Fundación paraguaya para la Cooperación y Desarrollo del ex intendente Martín Burt, los 94.000 depositados a nombre de la ADEC, los 27.500 donados a la CPES de Domingo Rivarola, los 164.404 aportados a la CED, o las importantes donaciones que reciben el CIRD de Agustín Carrizosa para "apoyar a las organizaciones de la sociedad civil", la IDEA de Patricia Abed, o los sensibles ecologistas de Alter Vida como Jorge Lara Castro.

    Como puede advertirse, la lista es bastante extensa y garantiza un amplio control sobre la "sociedad civil" paraguaya. No es la victoria electoral del Obispo Fernando Lugo la primera operación exitosa de la NED, USAID y la CIA en Paraguay, que ya actuó en Paraguay con eficacia varias veces. Por ejemplo, cuando en 1989 se derrumbaba la Unión Soviética, y con ella la propaganda con que el dictador Alfredo Stroessner justificaba sus abusos, se aseguró de promover un cambio a la medida de los intereses imperialistas, limpiando expedientes y ubicando en la presidencia a un célebre narcotraficante.

    El mismo año el gobierno norteamericano invirtió mil millones de dólares en el triunfo de Violeta Chamorro en Nicaragua, imponiendo así una jefa de estado con los billetes provenientes de la National Endowment for Democracy, un inofensivo organismo llamado a tomar la posta de la CIA desde 1983.

    Considerando inminente el fin de Stroessner, el imperio norteamericano se movilizó en ese entonces para impedir que sus adversarios tomen las riendas a su caída, para lo cual se apresuró a ganar para su causa a los disidentes con una muy buena remuneración.

    El encargado de distribuír los dólares para "el cambio" fue el Dr. Carl Gershman, presidente de la NED. La Freedom House funcionó como un embudo por donde pasaron los fondos que concedía la NED, y gran parte de ellos fueron a parar a los bolsillos de los comunicadores destacados.

    Radio Ñandutí, a través de la Casa de la Libertad, recibió importantes sumas de dinero de la National Endowment for Democracy (NED). Leonard Sussman, agente de la CIA y Director Ejecutivo de la Casa de la Libertad, realizó una visita a Paraguay a fines de 1987, guiado por Humberto Rubín, estableciendo contactos con varias organizaciones que luego recibirían fondos de la NED. El objetivo era "madurar" la idea del cambio.

    A partir de entonces, estos organismos promovieron la estructuración de un andamiaje que hoy controla todo lo que en Paraguay se puede decir, paradójicamente con la coartada de que defienden la libertad de expresión.
    Un organismo es la Cámara de Anunciantes del Paraguay (CAP), a la que acompaña Cerneco. Reciben con frecuencia los auspicios de USAID. Por ejemplo, el "Foro por la libertad de expresión", organizado por la Cámara de Anunciantes del Paraguay (CAP) y CERNECO en noviembre de 2004, fue auspiciada por la USAID (Agencia Internacional de desarrollo de los Estados Unidos). A este "Foro" asistió el señor Kevin Goldberg, "experto norteamericano en Libertad de Expresión y Derecho a la Información". Otro apéndice de la embajada norteamericana es el Centro de Regulación, Normas y Estudios de la Comunicación (CERNECO), fundado en 1990. Humberto Rubin, vinculado con la Nacional Endowment for Democracy (NED), fue presidente de CERNECO entre 1992-2002.
    CERNECO proclama que "Surgió como un medio para canalizar inquietudes, ideales y el espíritu de servicio y progreso de un grupo de personas vinculadas al campo de la comunicación masiva".
    Se formó una línea de acción que enfocaba el tema del Código de Ética, que regulaba la conducta de los propios medios de comunicación, de las empresas anunciantes y de las agencias de publicidad. Integraron la comisión pro-Código de Ética: Carlos Jorge Biedermann, Rufo Medina e Ilde Silvero. Rufo Medina e Ilde Silvero son empleados de Aldo Zuccolillo, dueño del diario ABC Color. En cuanto a Carlos Jorge Biedermann, basta con señalar que es yerno del general de la "Operación Cóndor", Guillermo Federico Clebsch, egresado de la Escuela de las Américas, detalle que alcanza para conocer cuál es la tendencia de su "ética"
    Otra organización vinculada a este grupo es CONAR: Consejo de Autorregulación Publicitaria de CERNECO, un ente privado cuyo objetivo es la autorregulación de la publicidad, proponiendo a través de sus recomendaciones, que los mensajes publicitarios se encuadren dentro de los principios de la legalidad, honestidad, decencia y veracidad".

    Toda esa estructura estuvo al servicio del Obispo Fernando Lugo, en una operación magistralmente coordinada por el desestabilizador estrella de George W. Bush, James Cason, y presentada ante la prensa mediática y los incautos como "un gran triunfo de la izquierda". Lo que se dice una perfecta operación encubierta de la CIA en Paraguay.

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